Opinión

Los chicos del poder

La verdad es que la llegada al Elíseo de Emmanuele Macron ha sido todo un bálsamo para la atribulada y poco despierta pléyade de dignatarios mundiales. En general, claro está, que hay de todo como en botica. En realidad, un pueblo se merece los políticos que tiene. Malos vientos corren por el mundo con unos líderes como los que tenemos. La verdad es que Rajoy no es de los peores. Además tiene suerte. Y se ha quitado de en medio a casi todos los de antes, rodeándose de mujeres jóvenes muy listas y guapas, y que, por eso mismo, no son nada peligrosas para su supervivencia. Dan menos mal.

La verdad es que la llegada al Elíseo de Emmanuele Macron ha sido todo un bálsamo para la atribulada y poco despierta pléyade de dignatarios mundiales. En general, claro está, que hay de todo como en botica. En realidad, un pueblo se   merece los políticos que tiene. Malos vientos corren por el mundo con unos líderes como los que tenemos. La verdad es que Rajoy no es de los peores. Además tiene suerte. Y se ha quitado de en medio a casi todos los de antes, rodeándose de mujeres jóvenes muy listas y guapas, y que, por eso mismo, no son nada peligrosas para su supervivencia. Dan menos mal.

Pero entre Putin, Trump, Kim Jong-un (el coreano), no sé si la británica Theresa May, su partido torie o sus votantes, la recua de brasileños, amén de las reliquias del pasado (el venezolano Maduro, el cubano Raúl Castro, el boliviano aymará Evo Morales aunque este último tenga menor repercusión fuera de sus fronteras), y otros muchos extravagantes dignatarios, estamos apañados.

A ver si Macron marca la senda a seguir –transmite buena voluntad, aunque nunca se sabe-, que buena falta hace. El sentido común. Por lo menos, en la formación de su ejecutiva ha dado muestras de equilibrio y sentido pragmático, moderación y sencillez. Eso es mucho para un presidente de la “grandeur”, que siempre hasta ahora han tenido nostalgia del pasado.

Es interesante ver las diferencias entre Ángela Merkel  y Theresa May, primeras ministras de países que se deberían mirar más. Pero Ángela Merkel demuestra (por lo menos lo parece) ser persona de bien. ¡Y mira que es difícil siendo canciller! En cambio, la cursi inquilina de Downing Street se sumó bien pronto con el “brexit” al club del egoísmo. O sea, que haber hay de todo. Pero, más abundantemente, vaya colección de personas con inteligencia limitada dominan el planeta. Los tontos del poder. Infantiles. Demasiados.