Opinión

Trump y los trompetistas

En estos últimos días se están transmitiendo dos conceptos: el renacimiento de la UE y el acabose de Trump. Ambos deben ser analizados, aunque sea de forma resumida en este artículo, y en unos momentos en los que casi todo el mundo parece tener clara su opinión acerca del asunto, pues así se lo han contado.

En estos últimos días se están transmitiendo dos conceptos: el renacimiento de la UE y el acabose de Trump. Ambos deben ser analizados, aunque sea de forma resumida en este artículo, y en unos momentos en los que casi todo el mundo parece tener clara su opinión acerca del asunto, pues así se lo han contado.

Evidentemente ganó Macron en Francia; hombre joven, con experiencia política, carisma, pro UE aunque con reformas, pero sin un verdadero grupo político como tal que le sustente. Su gobierno En Marche! ha tenido que ser llenado de figuras políticas reclutadas entre las diversas formaciones existentes, buscando la moderación y el centrismo, así como colocando a unos liberales en el mundo económico y de Hacienda, y a un progresista en el de Exteriores, todo ello aderezado con representación paritaria y el resto de retoques normalizados. El bloque de gobierno perfecto para hacer frente a los “populismos” del país y ejemplo para el resto de países de la UE que puedan sufrirlos, dentro de las orientaciones de Bruselas.

Inmediatamente se apresuró  a entrevistarse con la canciller Merkel en aras de reactivar la UE y sobre todo el eje franco-alemán, el que ha sostenido el modelo comunitario durante años, pero que ahora necesita reactivarse ante una Europa donde cada día se parece más al mapa de la Europa de los Pueblos que décadas atrás se dio a conocer. Si con el paso de los años, las fronteras de muchos Estados-nación se transforman en otras, el eje franco-alemán querrá tener la preeminencia.

Pero no se trata sólo de esto, aunque está entre los objetivos más importantes, sino en qué UE queremos o podemos mantener ante la nueva globalización que se está gestando desde China, y de la cual su nueva “ruta de la seda” es un ejemplo, plagada de gigantescas inversiones y de extensión cultural. China, a pesar de sus tremendas bolsas de pobreza es uno de los motores mundiales a reacción.

Como si fuera de otro contexto, se ofrece la visión del presidente Trump acosado, colérico y errante, desorientado en la megalópolis norteamericana. Evidentemente, Trump llegó al poder porque una extensa parte de la sociedad estadounidense lo votó, y él refleja la polaridad del país, lo que EEUU es ahora y podrá ser en el futuro, al margen de las élites que gobiernan los estados de la Unión y allende los mares. ¿Podrían modificarse en un futuro también sus fronteras?

El episodio de un presidente Trump, compartiendo información secreta con representantes del gobierno ruso y denunciado en determinados periódicos, nos refresca la memoria de otros muchos episodios pasados, y no sólo en anteriores décadas sino en anteriores siglos.

“Expertos” locales y del entorno, deberían leer más a verdaderos expertos estadounidenses, que además viven allí desde siempre, y entender sus análisis profundos de todo lo que está pasando y podrá suceder, antes que opinar lo que toca ahora.

A Trump no se lo podrán quitar de encima tan rápido como habían previsto con un impeachment; sus últimas actuaciones no ponen en peligro el statu norteamericano de superpotencia, según geoanalistas mundiales de prestigio; y además la preocupación pasa por cerrar filas con Rusia, al que se le debe el arrinconar a ISIS, pues si no aún tendríamos Estado Islámico para años, y aproximarse al control de la nueva globalización china que antes se apuntaba.

Un matiz, el mundo occidental está mucho más endeudado que Rusia y que China; el euro, como moneda fiduciaria podría tener problemas de supervivencia, según muchos economistas.

Se puede tratar de un caso de narcisismo malignolo de Trump, podría ser, pero los trompetistas deben saber que el sonido que derriba las murallas, puede destapar una realidad difícil de atajar para Occidente.