Opinión

Primavera cultural

La llegada de la primavera no sólo supone un renacer de la naturaleza, una mejora de las condiciones climáticas o una prolongación de las horas de luz natural. El inicio de esta estación, que tanto ha inspirado a los escritores y artistas, viene asociado en Zaragoza y en otras localidades aragonesas a una serie de actividades culturales que se multiplican día a día y que se celebran incluso en recintos hasta ahora inéditos e insospechados.

La llegada de la primavera no sólo supone un renacer de la naturaleza, una mejora de las condiciones climáticas o una prolongación de las horas de luz natural.  El inicio de esta estación, que tanto ha inspirado a los escritores y artistas, viene asociado en Zaragoza y en otras localidades aragonesas a una serie de actividades culturales que se multiplican día a día y que se celebran incluso en recintos hasta ahora inéditos e insospechados.

Uno de los puntos de partida de esta efervescencia cultural es, sin duda alguna, la celebración en el día 23 de abril tanto de la fiesta de San Jorge, patrón de Aragón, como del aniversario del fallecimiento de Miguel de Cervantes. Este segundo evento se convierte en motivo para mover los libros de las librerías y acercarlos al ciudadano en las calles, plazas o paseos. Es, sin duda alguna, una manera de fomentar el hábito por la lectura gracias al contacto directo con los autores y autoras y al asesoramiento de los críticos y editores. Esta actividad anual, tan arraigada en Aragón y en Cataluña, se verá complementada a finales de mayo con la Feria del Libro.

Hay que reconocer, de todos modos, que esta inquietud cultural relacionada con la Literatura no sería la misma sin las numerosas actividades complementarias que se llevan a cabo día a día como las presentaciones de libros, la visita de autores de renombre nacional o internacional a los centros culturales o instituciones académicas, las exposiciones y los itinerarios o rutas culturales por lugares que conservan la huella de grandes escritores, artistas o directores de cine. Porque la cultura es y tiene que ser algo vivo, algo que esté presente en el día a día, algo que se adquiera desde los primeros años de escolarización. Y esta creo que es una de las asignaturas pendientes de las últimas leyes educativas, en especial de la reciente LOMCE. 

De nada sirve la inquietud cultural de nuestros representantes políticos, el esfuerzo de editores o los programas tan útiles como “Leer juntos”, si en los nuevos currículos se margina cada vez más la Literatura y se concede menos importancia a la rama de Humanidades. La noticia más reciente es que se elimina la asignatura Literatura Universal del currículum de bachillerato. Casi nadie entiende esta medida que empobrecerá más el nivel cultural y literario de nuestros alumnos. Ya ocurrió recientemente con la Música y con la Filosofía. Y es que, al parecer, sigue predominando desde hace varias décadas un criterio utilitarista que tiende a favorecer a las disciplinas relacionadas con la Ciencia y la Tecnología y deja cada vez más de lado a las que materias de Humanidades.

Se habla mucho de educación integral cuando se intenta promocionar un centro para atraer más alumnado, pero esta no es la realidad. Y está claro que las instituciones culturales sólo pueden complementar la base cultural que los niños y adolescentes deberían adquirir durante sus años de escolarización obligatoria o posteriormente en el bachillerato. Todo lo demás son parches artificiales. Eso sí, bienvenida sea, de todos modos, esta "Primavera cultural".