Opinión

Voy a dejarme la piel, como no podía ser de otra manera

Muchos de ustedes estarán de acuerdo conmigo en que hay ciertas frases que los políticos españoles del presente, sean del color que sean, repiten y manosean con demasiada frecuencia. Dos de ellas taladran mis oídos cada vez que las oigo. También ustedes están sometidos a ese bombardeo verbal y, lamentablemente, seguirán oyendo su incesante repiqueteo en el inmediato futuro. La primera de ellas es: "Voy a dejarme la piel".

Muchos de ustedes estarán de acuerdo conmigo en que hay ciertas frases que los políticos españoles del presente, sean del color que sean, repiten y manosean con demasiada frecuencia. Dos de ellas taladran mis oídos cada vez que las oigo. También ustedes están sometidos a ese bombardeo verbal y, lamentablemente, seguirán oyendo su incesante repiqueteo en el inmediato futuro. La primera de ellas es: "Voy a dejarme la piel".

Vaya por delante que, si todos aquellos que han afirmado que van dejarse la piel por una causa, lo hubieran hecho, España, que dicen que es la piel de toro, ya se habría convertido en la piel de políticos. Sin embargo, hasta la fecha, no he visto tiras de piel en ningún despacho, ni mucho menos por las calles.

Dejarse la piel es una expresión utilizada ─y con acierto, desde mi punto de vista─ por deportistas de aquellas disciplinas en las que las condiciones físicas influyen decisivamente en el éxito de la empresa, por ejemplo, escaladores, montañeros, ciclistas, velocistas, corredores de maratón, boxeadores… pero ¿por políticos? ¡¡¡Venga ya!!!

La frasecita ha servido para redactar vibrantes titulares, pero confío en que su excesiva utilización sea identificada por los periodistas de raza y ya no caigan en la trampa. He recopilado sólo algunos ejemplos del uso y abuso de la susodicha frase. Aquí van:

“Voy a dejarme la piel para que Patricia Hernández sea la primera y próxima presidenta del Gobierno canario” (Pedro Sánchez, secretario general del PSOE”, 24 de enero de 2015); “Mi compromiso es dejarme la piel por un Madrid mejor” (Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid, 26 de marzo de 2015); “Voy a dejarme la piel porque quiero para esta tierra lo mismo que para mis hijos” (Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, 5 de julio de 2015); “Me voy a dejar la piel para que Pedro Sánchez sea presidente del gobierno” (Susana Díaz, presidenta de Andalucía, 20 de septiembre de 2015).

Algunos ejemplos adicionales: “Me voy a dejar la piel por alcanzar un acuerdo con Pedro Sánchez” (Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, 15 de febrero de 2016); “Primero, la gente, ese va a ser mi empeño y voy a dejarme la piel para que así sea” (Violeta Barba, presidenta de las Cortes de Aragón, 15 de septiembre de 2016); “Vengo a dejarme la piel por España” (Juan Ignacio Zoido, ministro del Interior, 5 de noviembre de 2016); “La gente nos está pidiendo unidad y me voy a dejar la piel” (Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, 14 de enero de 2017)

Insisto, lo anterior son sólo unos pocos, poquísimos ejemplos, del abuso que la clase política española hace de la referida expresión. En resumen, y como diría un viejo profesor que tuve en mi juventud: “Menos dejarse la piel y más trabajar”.

La segunda manoseada expresión es… como no podía ser de otra manera, que nuestros alcaldes, concejales, diputados, directores generales, consejeros, ministros y toda la panoplia cargos de las distintas administraciones del estado repiten una vez sí y otra también, y que de tanto repetirla va calando en el uso cotidiano. La suelen usar para agradecer su nombramiento para ejercer importantes cargos. Es decir, dan las gracias y lo refrendan con la citada frase, que no aporta nada nuevo, pero logra que el discurso se prolongue un par de segundos más.

También se emplea para anunciar iniciativas políticas, la futura realización de infraestructuras y un sinfín de cosas más que, al afirmar que se van a llevar a cabo como no podía ser de otra forma ─su variante B─ parece que haya una voluntad acérrima en ello por parte de nuestro interlocutor. En definitiva ¿Cómo qué no podía ser de otra manera? ¡¡¡Siempre hay distintas opciones para hacer o agradecer!!!

No he visto a ningún político o cargo español de nuestros días que, tras afirmar que se iba a dejar la piel, lo haya hecho. Es más, dudo que a los familiares de los que fueron asesinados por la banda terrorista ETA les haga ninguna gracia escuchar una frase tan vacía y tan ajena a la realidad. Y que las cosas no se puedan hacer de distintos modos, es tan equivocado que no merece ni una palabra más.

Por todo lo anterior, cuando escuchen o lean en boca de un político aragonés, catalán, madrileño, andaluz, etc. cualquiera de las dos afirmaciones de las que hemos tratado, les ruego que, además de llegar a la conclusión de la falta de rigor del personaje, inmediatamente les venga el viejo pareado de ¡¡¡otro que tal, don Pascual!!!