Zaragoza.- El diputado de Podemos en las Cortes de Aragón Andoni Corrales ha pasado de apagar fuegos en el monte aragonés a negociar los presupuestos de la Comunidad Autónoma con el Ejecutivo autonómico. También podríamos decir que antes lideraba la lucha sindical del colectivo de bomberos forestales y ahora ha conseguido un aumento de 3,6 millones de euros para el operativo de lucha contra los incendios en el acuerdo PSOE-Podemos presupuestario de 2017. Y esto no es todo, porque Podemos pretende conseguir más mejoras para este colectivo en el periodo de enmiendas.
No solo por lo alejada que estaba su anterior labor a la de político, Corrales es uno de los diputados más peculiares de esta IX Legislatura. Luce orgulloso sus camisas de cuadros estilo leñador y sus aros en las orejas, algo a lo que no estaban acostumbrados en el Parlamento. Sin embargo, tardó poco tiempo en demostrar su carácter afable y dialogante, hasta con aquellos que van de punta en blanco.
Aunque él mismo reconoce que no es un gran orador, no ha dudado en llamar la atención del hemiciclo a la hora de hacer visible la situación que viven sus antiguos colegas, atreviéndose a dar un discurso ante el hemiciclo con un batefuegos en la mano. Eso sí, reconoce haber cambiado su forma de pensar y ser consciente de que su labor no solo se centra en ayudar a sus antiguos compañeros, sino que es diputado de todos los aragoneses.
Pregunta.- ¿Puede avanzar algo de ese acuerdo al que ha llegado Podemos durante la negociación de los presupuestos de 2017 con el Gobierno de Aragón respecto a Sarga?
Respuesta.- Ha sido un acuerdo bastante luchado en el que hemos conseguido 3’6 millones de euros más. Era muy importante que estuviera en el acuerdo porque son casi mil trabajadores ubicados en el mundo rural, y todos sabemos los problemas de despoblación que tiene Aragón. Esta empresa se creó también para eso. Es importante porque sabemos cómo están los montes últimamente. Antiguamente con el ganado estaban más limpio, además de que hay estudios que aseguran que los incendios van a ser mucho más virulentos de aquí en adelante. Por eso creemos importante este incremento para el operativo de incendios y, concretamente, al tiempo de contratación de su gente. De todos modos, no creemos que sea suficiente porque hay una Ley de Montes que dice que tienen que trabajar todo el año y nuestro cálculo es que hacen falta 10 millones de euros más para montes y 800 mil para los espacios protegidos. Eso sí, es un primer paso para acabar con esta precarización de los trabajadores de Sarga.
P.- Entonces, ¿puedo darle la enhorabuena, o no termina de fiarse de que el Gobierno lo lleve a cabo?
R.- Estoy un poco feliz. Solo un poco, visto lo que pasó el año pasado después de aprobar los presupuestos para 2016. En el caso de Sarga hubo dos enmiendas. Una fue de CHA e IU, de 1,8 millones, para aumentar el tiempo de contratación de las cuadrillas forestales, pero no fue destinado para eso. La que presentó Podemos era de cuatro millones y ni siquiera la contemplaron. Este año tenemos claro que hemos llegado a un acuerdo, pero lo vamos a estar mirando con lupa para que se cumpla 100% y no nos vuelva a pasar lo mismo que el año pasado.
P.- Usted ha sido bombero forestal muchos años. Cuéntenos su historia en la empresa pública Sarga y su experiencia.
R.- Entre allá por el año 2006 en la antigua Sodemasa. Siempre me ha gustado mucho el monte y el cuidado del medio ambiente y creía que apagar incendios suponía aportar mi granito de arena. Estando allí descubrí que la empresa funcionaba de una manera completamente clientelar, a unos niveles que no me podía imaginar. Vengo de una familia muy activa a nivel sindical en el ámbito del medio ambiente y eso lo llevo en la sangre. Al ver que los sindicatos de la empresa eran mis jefes, empezamos a movernos los trabajadores creando una candidatura independiente y ganamos con mayoría absoluta. Ahí empezó la lucha dentro de Sarga y de lo que creíamos era lo justo porque estábamos en una precariedad laboral absoluta. Trabajábamos seis meses y cotizábamos como mucho el 80% de la labor que realizábamos, algunos incluso el 20%. Todo ello teniendo en cuenta que Sarga es la mayor empresa pública de Aragón y creíamos que tenía que ser ejemplo de buen funcionamiento.
P.- Usted ha sido muy crítico con el PAR en sus intervenciones relacionadas con la gestión de Sarga ¿Ha matizado su forma de pensar en algún aspecto al tratar directamente con sus diputados?
R.- Pienso lo mismo. No se puede cambiar la ideología de un partido que durante muchos años ha llevado el Departamento de Medio Ambiente y me ha tocado sufrir a mí. No voy a cambiar mi pensamiento hacia el PAR porque todos sabemos lo que ha hecho. Con decir PAR no hay mucho más que decir.
P.- Supongo que tanto para usted como para sus compañeros del gremio fue un momento glorioso cuando consiguió su escaño.
R.- Ahora lo veo como un sueño, pero todavía me acuerdo. Todo el proceso fue muy rápido y yo nunca me planteé seriamente que podía ser diputado. Recuerdo que ese momento fue muy ilusionante. Respecto a mis compañeros de profesión, entré con lo que traía detrás, pero cuando llega te das cuenta de que el problema de Sarga es un granito de arena comparado con los que tienen todos los aragoneses. Ahora, Sarga es un problema más y yo soy diputado de todos los aragoneses. De eso te das cuenta enseguida cuando te vas reuniendo con la gente.
P.- ¿Sigue viendo las mismas posibilidades de cambiar cosas que cuando desembarcó en el legislativo?
R.- Sí. Soy optimista. Cuando entras lo haces con muchas ganas y piensas que las cosas las vas a arreglar en cuatro días, pero la actividad parlamentaria es lenta porque para hacer una ley hace falta mucho trabajo, y más de los que no somos juristas. Tienes que empezar a reciclarte, pero día a día hemos aprendido bastante y creo que estamos solucionando los problemas bastante bien. Además, cuando estás dentro te das cuenta de la responsabilidad que tienes. Lo quieres hacer bien y te quieres documentar muy bien. De todo no sabes y tienes que aprenderlo. Tenemos suerte de que en Podemos tenemos muchos expertos en el territorio. Nosotros somos la cara visible de la sociedad en el Parlamento y tenemos que tirar de esa gente.
P.- Una vez ya asentado en el Parlamento, ¿cuáles cree que son sus virtudes y sus defectos?
R.- Destacaría positivamente la capacidad de trabajo que me ha proporcionado el Parlamento porque me gusta hacer equipo y ser compañero de mis compañeros. Lo que peor llevo son las intervenciones de cara al público en los plenos. Los nervios son algo a lo que cuesta mucho acostumbrarse, pero día a día te vas consiguiendo. De todos modos, en Podemos siempre decimos que no somos políticos, sino gente normal. No queremos ser oradores perfectos, sino expresar lo que la gente quiere ahí dentro.
P.- Usted ha llegado a hacer una intervención ante el Pleno sosteniendo una pala para apagar fuego que medía más de dos metros ¿Por qué lo hizo?
R.- Fue durante la defensa de una iniciativa sobre la categoría de bombero forestal y quería escenificar lo que es ser un bombero forestal porque se juegan la vida en cada incendio. Un bombero forestal es un gran atleta que está en el monte ayudando a la sociedad y cada centímetro que no se quema es un triunfo y un centímetro que sufres. Es una profesión vocacional. Por eso salí con el casco y un batefuegos para explicarlo. Sé que a gente de otros partidos no les gustó, pero yo lo intenté escenificar para que vieran que también hay un bombero forestal en el Parlamento y que esa era mi antigua herramienta, mientras que la de un político es un boli.
