Opinión

Zaragoza funciona y protege

La propaganda oficial nos deleita, a través de paneles electrónicos y otros artilugios, de las maravillas de nuestra ciudad de Zaragoza; destacando con insistencia que nuestro municipio protege y funciona. Quizá los ediles municipales – sobre todo los que gobiernan – no se han percatado de la caótica circulación de las bicicletas, con los accidentes que se están produciendo.

La propaganda oficial nos deleita, a través de paneles electrónicos y otros artilugios, de las maravillas de nuestra ciudad de Zaragoza; destacando con insistencia que nuestro municipio protege y funciona.

Quizá los ediles municipales – sobre todo los que gobiernan – no se han percatado de la caótica circulación de las bicicletas, con los accidentes que se están produciendo. Hasta la fecha me he librado de milagro; pero he tenido que discutir con uno de los muchos ciclistas que circulan en la actualidad por las rutas establecidas y por las aceras, porque, según él, yo era el culpable de andar por la acera. Alucinaba. Sé que no todos somos iguales, afortunadamente.

¿Habrá que implementar en la escuela una asignatura obligatoria qué enseñe a circular a los ciudadanos cuando vayan en bicicleta? ¿Tendremos que hacer unos mayores esfuerzos, todos, para que el respeto sea norma de convivencia? ¿Los ediles tendrán que aprender a reflexionar antes de tomar decisiones? ¿Con la crisis económica, financiera, social… se disparan todas las alarmas a todos los niveles?

El otro día un amigo me decía, cuando caminábamos por la calle que por qué miraba tanto al suelo. Le dije: “¿No ves cómo están las baldosas de las aceras? Algunas están movidas y rotas y puedo tropezar y romperme los morros”. ¿Quién paga luego? No es solo quién paga sino cómo queda el accidentado: sus consecuencias y posibles secuelas.

En el barrio de La Almozara, como en otros barrios, hay baches en la calzada, baldosas rotas, árboles que se cortan sin reponer… ¿queremos acceder a ser ciudad verde?

En nuestra niñez y juventud, nadie tenía que explicarnos que las plantas y los árboles debían respetarse y si en algún momento o época del año cogíamos un fruto, a nadie se nos ocurría estropear el árbol o la planta.

Quiero una ciudad que funcione y proteja y que los servicios esenciales sean buenos y de calidad. Muchos trabajamos día a día para respetar y para que nos respeten.

Una ciudad de bicicletas que tenga su espacio parece estupendo, pero que los peatones tengamos el nuestro.

No todos, pero algunos ciclistas que transitan por las rutas establecidas y las aceras parecen camicaces… STOP.