El juez archiva la causa sobre el preso que murió en la comisaría del Actur al no apreciar delito

El juez ha decretado el sobreseimiento provisional y archivo de la causa abierta tras la muerte del preso Miguel Ángel Fernández en el calabozo del Actur. El magistrado valora el informe de los forenses que descarta que las lesiones en su cabeza fueran causadas por terceras personas. Por ello, el juez no ve delito.

Zaragoza.- El titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Zaragoza, José Ignacio Martínez, no ve delito en el fallecimiento del preso Miguel Ángel Fernández, el 6 de abril de 2016, en el calabozo de la Policía Nacional en el Actur. Por ello, ha decretado el sobreseimiento provisional y archivo de las actuaciones abiertas.

Miguel Ángel Fernández fue detenido el 4 de abril de 2016 por la Policía Nacional como posible autor de dos delitos de robo con fuerza. Ese mismo día fue atendido en el Hospital Provincial donde le apreciaron un hematoma subcutáneo en la cabeza. Hematoma que ya no se apreció en las sucesivas asistencias médicas realizadas durante su detención. Dos días después se producía el fallecimiento del detenido.

El titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Zaragoza dictó un auto el 29 de septiembre de 2016 en el que acordó el sobreseimiento provisional de las actuaciones. El 25 de noviembre la Audiencia Provincial de Zaragoza confirmó el auto respecto al sobreseimiento de la causa de la muerte, pero solicitó al juzgado que continuara la instrucción para que determinara, con mayor precisión, la causa de las lesiones padecidas.

El instructor, tras visionar las grabaciones de las cámaras de seguridad, tomar declaración al compañero de celda y estudiar una ampliación de los informes médicos que había solicitado, ha decretado el sobreseimiento provisional y el archivo de las actuaciones sobre los hematomas que presentaba en la cabeza al no apreciar indicios de delito.

El juez alude en su auto a que los médicos forenses descartan, en su informe ampliatorio, que la lesión fuera provocada por terceras personas y, aunque señalan que no es posible determinar su origen concreto, no descartan la autolesión.

Tanto las grabaciones aportadas por la Policía como la declaración del compañero de celda, Joaquín C. G., coinciden en que Miguel Ángel F. F. "estaba alterado y los agentes entraron en la celda para intentar reducirlo y mantener el orden y la seguridad de los calabozos". En ningún caso, argumenta el juzgador, se aprecia en las grabaciones una agresión directa del compañero de celda, ni de los agentes que custodiaban a los detenidos.