Zaragoza.- "Lo primero, tras perder así en casa, es pedir perdón a la afición". Cuando un entrenador empieza así su comparecencia no es más que un reflejo claro de que el equipo, en este caso Tecnyconta Zaragoza, ha rozado el ridículo más absoluto en un partido. Era nada más y nada menos lo que ocurría este domingo ante Gran Canaria, perdiendo por la friolera de 45 puntos en un encuentro señalado por todos como fundamental.
Luis Guil, en la rueda de prensa posterior al dantesco 57-102 encajado, admitía que "lo mínimo que se pide es competir los partidos" y que el equipo "no puede permitirse no competir y menos ya desde el final del primer cuarto". El andaluz insistía en que "la clave del partido es que este equipo no juega como entrena durante la semana", apelando a "resolverlo entre jugadores y cuerpo técnico".
Visiblemente enfadado, el entrenador explicaba que "hay que jugar con la cabeza alta", entendiendo que son momentos "de mirarse a los ojos y exigirse responsabilidades porque esto hay que sacarlo adelante entre todos y cada uno haciendo bien su trabajo". Al respecto, valoraba que "lo que no se puede hacer es competir con la cabeza hacia abajo, es algo que Basket Zaragoza no se puede permitir".
La derrota, dolorosa a todos los niveles, ha empujado al conjunto maño hasta la decimoquinta posición. Es decir, la que marca la línea de la permanencia con el descenso. Esta jornada han sido superados los rojillos por Joventut, que ganaba en la pista del Betis, y el Tecnyconta no ha sido capaz de abrir brecha con Obradoiro aprovechando la fecha de descanso de los gallegos. Es decir, se avecina, salvo cambio drástico, un auténtico drama.
