Zaragoza.- Si no es un estreno soñado el de Láinez, se asemeja mucho. Triunfo importantísimo, vital, de un Real Zaragoza que se imponía por 0-3 al Elche en el Martínez Valero tras una primera mitad para el recuerdo dentro de esta aciaga temporada. Ahí es donde se cimentaron tres triunfos que permiten respirar a un equipo que, eso sí, bajó y mucho su rendimiento en la segunda parte.
Muchas fueron las novedades en el primer once de César Láinez. Ratón regresaba a la titularidad en la portería, al igual que Isaac en el lateral derecho. Además, José Enrique y Cabrera permutaban su posición en la zaga, mientras que Edu Bedia y Jorge Pombo daban el salto al protagonismo en detrimento de Dongou y Edu García. Por si fuera poco, a dos puntos del descenso comenzaban los avispas el partido. Ingredientes más que suficientes como para prestar atención al Martínez Valero.
Con la apuesta por el 4-1-4-1, los maños abandonaron el caos para abrazarse al orden, con Pombo buscando aparecer en zonas más centradas para conectar con Lanzarote o Ángel. Una auténtica metamorfosis que desembocaba en los mejores 45 minutos de la temporada. Atrás no se sufría, excepto con Hervías en jugadas aisladas, y en ataque prácticamente todo lo que se intentó acabó dentro de la meta defendida por Juan Carlos.
Comenzando por el minuto 14, en el que Isaac Carcelén se inventó una jugada personal para, pase al hueco mediante, dejar a Ángel Rodríguez mano a mano con el arquero local, definiendo éste a la perfección. Un gol que dio alas y calma al Real Zaragoza, que tocaba y tocaba con paciencia, creciendo en el choque con la pelota. Ros, excepcional, se sacaba también un zurdazo desde la frontal que sí se estrellaba esta vez con la firme mano de Juan Carlos para salvar el 0-2.
Tras otro aviso de Ángel y Pombo, llegaría el segundo. El canterano, tremendamente activo, probaba desde lejísimos. Pero dicen que quien no prueba no gana. Y tras tocar en la espalda de un defensor, el esférico dibujaba una parábola imposible que se colaba en la portería ilicitana en el 33. Tan solo siete minutos después, la locura. Pase maestro de Ros al espacio para que, quién si no Ángel, definiera con la zurda ante la media salida de Juan Carlos.
Segunda parte
El peor enemigo del Real Zaragoza en la segunda parte sólo podría ser el propio Real Zaragoza y su capacidad de relajación. Como era previsible, el Elche adelantaría líneas, colocándose con dos puntas y llevando la presión más arriba. Pronto tendría que retirarse Manu Lanzarote, con problemas en su tobillo derecho, siendo sustituido por Edu García en el 50. Al menos sobre el papel, los de Láinez se confundían si el plan era acercarse a proteger demasiado el área de Ratón.
De hecho, Borja Valle amenazaba seriamente en el 57, estrellando su disparo en la cepa del poste izquierdo defendido por el gallego. También perdonaría Nino, de manera incomprensible, tras ganarle la partida a un dormido Cabrera en el segundo palo. El conjunto maño perdía por completo el centro del campo y Láinez, consciente de las molestias físicas de Zapater, le daba descanso incluyendo a Valentín con una defensa de cinco.
Los aragoneses por entonces ya habían dejado claro su renuncia completa al balón, ofreciendo una imagen en este sentido antagónica a la de la primera mitad. Isaac, reventado físicamente, dejaría su sitio en el césped a Barrera, pasando Edu García al carril diestro. Por entonces, el Elche comenzaría a desesperarse tras intentar todo para recortar distancias y no encontrar la eficacia que sí habían tenido los de Láinez en la primera mitad.
La mala noticia la dejó Ángel, quien veía la quinta tarjeta de su ciclo y no podrá estar frente al Valladolid. Pero ya habrá tiempo para lamentos y buscar sustitutos, aunque será muy complicado en el caso del nueve. Porque el Real Zaragoza vuelve a degustar el sabor de la victoria y más como visitante donde no han abundado precisamente. Y porque César Láinez no pudo estrenarse con mejor pie, 0-3, en el banquillo del equipo de su corazón.
