BALONCESTO

Así se desciende (57-102)

El Tecnyconta Zaragoza caía humillado ante Gran Canaria, en un más que doloroso 57-102 que evidencia la diferencia de nivel, dinámica y actitud de ambas escuadras a día de hoy. Los de Guil siguen pecando de falta de intensidad defensiva. La palabra descenso ya no es ningún tabú teniendo en cuenta la imagen del equipo.

Zaragoza.- Se jugaba la vida el Tecnyconta Zaragoza, o al menos así lo aseguraban sus protagonistas, pero en el parqué del Príncipe Felipe sólo hubo un equipo: Herbalife Gran Canaria. Derrota contundente de los de Luis Guil, que caían por 57-102 ante una escuadra mucho más poderosa, acertada e intensa que la aragonesa. Lo peor de todo, más allá del resultado, la endeble imagen de una escuadra abocada a sufrir de aquí a final de temporada.

Poco tardaría Tecnyconta Zaragoza en desdibujarse por completo, en borrarse de la pista del Pabellón Príncipe Felipe. Tras un inicio prometedor en lo ofensivo, especialmente por el acierto de Stevan Jelovac y de Adas Juskevicius que aguantaban a duras penas a los suyos en el partido, los de Luis Guil pronto cayeron en un agujero negro del que no sabrían salir. De hecho, un duro parcial al finalizar el primer cuarto provocó que los visitantes se marcharan con una renta de diez a la conclusión del mismo, 19-29.

Claro que si ya se habían hecho cosas mal en el arranque, lo del segundo acto fue para, directamente, marcharse del Pabellón Príncipe Felipe y tirar la toalla. Un equipo anodino, incapaz de frenar a los Planinic, McCalebb, Kuric y compañía, y que tampoco se decidía a dar un paso adelante en ataque. Prueba de ello es que, ciclón canario y exhibición de triples mediante, al descanso se llegaría con un dolorosísimo 26-53, después de que los visitantes endosaran un parcial de 7-24 durante los diez minutos.

Segunda parte

El partido estaba ya claramente perdido y sólo restaba por conocer si el Tecnyconta, al menos, sacaría orgullo y tesón para frenar una sangría que había ido demasiado lejos. La respuesta en el tercer cuarto fue clara: no. Ni siquiera sirvieron los últimos 20 minutos de encuentro para mejorar situaciones defensivas de cara a batallas venideras, ni tampoco para probar nuevas cosas que pudieran despertar el optimismo.

Gran Canaria campaba a sus anchas por la pista zaragozana, rozando siempre distancias favorables cercanas a los 30 puntos. Incluso superándolas en el último y definitivo cuarto, ante la incredulidad de una afición que no entendía varias de las actitudes de los jugadores en la cancha.

La única "emoción" del choque residía en saber si los de Casimiro iban a ser también capaces de endosar cien puntos a los aragoneses, algo que se está convirtiendo en demasiado habitual. Y volvió a ocurrir, con un 57-102 que evidencia que la palabra descenso ya no es ningún tabú.