Juzgan en Zaragoza a cinco intermediarios de un entramado de phishing bancario

La Audiencia de Zaragoza ha juzgado este lunes a cinco personas acusadas de un delito de estafa por ejercer supuestamente de intermediarios en un entramado de phishing bancario. Dos de ellos se han conformado con un año de cárcel y 900 euros de multa, a otro la fiscal le pide seis años de cárcel y a los dos restantes, cuatro años.

Zaragoza.- Cinco presuntos intermediarios de un entramado de phising bancario se han sentado este lunes en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza acusados de un delito de estafa. Dos de ellos, Antonio G. L. y Alexandra R. H., ya fueron juzgados por la Audiencia Nacional "por los mismos hechos", según han planteado sus respectivos abogados, Alejandro Bas y Carmelo Irazola, al comienzo del juicio.

La fiscal y la acusación particular, ejercida por el letrado José Antonio Jiménez en nombre del Banco Español de Crédito, no lo entienden así, lo que ha llevado a los magistrados de la Sección Sexta del tribunal provincial a remitirse a la sentencia para resolver esta cuestión. 

Dos de los acusados, Guacimara S. D. y Cristian M. M., han aceptado un año de prisión y una multa de 900 euros. No ha sido el caso de Antonio G., para quien la fiscal pide cuatro años de prisión, ni el de Fernando B. H., para el el que la acusación pública solicita hasta seis años de cárcel. A la quinta procesada, Alexandra R. H., solo la acusa el banco.

Junto a ellos deberían haberse sentado en el banquillo Mª Teresa M. S., Mikel M. R. y Sergio S. G., condenado en dos ocasiones por estafa y actualmente en situación de rebeldía.

La fiscal considera que los acusados, a quienes unen lazos familiares, "puestos de acuerdo para enriquecerse económicamente" utilizaron métodos de rastreo mediante programas especializados para obtener datos confidenciales en la red. Suplantando a entidades bancarias (método phishing) llegaron a obtener datos con los que configuraron "numerosos archivos" con cuentas bancarias y documentos de identidad escaneados de personas de diversas nacionalidades, datos confidenciales de cuentas bancarias, números de acceso, etc. Una vez que tenían esos datos, utilizaron las tarjetas tanto para realizar compras online como para apostar en juegos online y ordenar traspasos de saldos a tarjetas virtuales en unos casos y mediante giros a través de la web de correos. 

El acusado Antonio G. recibió 78 giros de 300 euros que su sobrino Sergio S. -en situación de rebeldía- le mandó cobrar. "Me dijo que eran de gente que le debía dinero", ha declarado a los magistrados. "Mi sobrino necesitaba cuentas, yo se las abrí y le di las claves", ha añadido y ha explicado que el único beneficio que obtuvo fue algún viaje que éste le pagó. Al ser preguntado por la fiscal si era un eslabón en la cadena de reparto de dinero, el procesado ha respondido "por desgracia, sí". 

También tenía relación con Sergio S. el acusado Fernando B. H., en este caso de amistad. "Nos conocimos en una discoteca de Alicante y me invitó una noche a un hotel", ha explicado este procesado, que fue detenido junto a Sergio el 3 de marzo de 2008 en la habitación de un hotel.

Supuestamente, habían reservado habitación en dos hoteles utilizando una tarje que el hotel no aceptó por figurar como sustraída. Al registrar las habitaciones, la Policía encontró un USB y un ordenador portátil propiedad de Sergio S. con "gran cantidad de información bancaria" como números secretos de acceso, cuentas corrientes, imágenes de tarjetas personales, etc.

De hecho, uno de los agentes que han declarado por videoconferencia en el juicio ha apuntado que durante las 72 horas que emplearon en configurar el atestado no les dio tiempo a localizar la "infinidad de denuncias que había" sobre los números de cuenta que se hallaron en el portátil.

Poco ha aportado la declaración de Alexandra R. H., quien, a preguntas del letrado de la acusación particular, ha asegurado que no conoce al resto de procesados. 

Guacimara S. D. y Cristian M. M. han explicado que tenían una cuenta en la que recibían dinero de Sergio C. "Yo no he tocado nada", ha apuntado ella. También lo ha negado él, quien además ha explicado que Antonio G., que era "pareja de mi madre", les pidió la cuenta "para juegos en Internet". "Yo confié en él", ha añadido.