Eduardo Casas: "Nos falta mucha cultura digital y nos creemos bulos absurdos publicados en Facebook"

El policía zaragozano Eduardo Casas acaba de publicar "La Red Oscura", un libro en el que analiza las sombras de Internet y aborda la persecución de los delitos tecnológicos. Casas, que ejerce su actividad en Madrid, considera que al público, en general, le falta "mucha cultura digital" y se cree "bulos absurdos publicados en Facebook" .

Zaragoza.- Negocios ilegales, tráfico de armas y de productos, muertes retransmitidas, pornografía infantil… conforman el lado negativo de Internet. Un pozo sin fondo que se abre al otro lado de la pantalla y del que da cuenta el policía zaragozano Eduardo Casas en su último libro, "La Red Oscura" (Editorial Esfera de Libros).

Eduardo Casas es técnico superior en Informática y miembro del Cuerpo Nacional de Policía desde 2004 en la Unidad de Investigación Tecnológica. Desarrolla su trabajo en Madrid y está especializado en la lucha contra la explotación sexual de menores.

Es consciente de que el delito "siempre va por delante por una sencilla razón: hasta que no existe un método para delinquir no se puede luchar contra él". Por ello, la Policía "se debe esforzar para ir tan solo un paso por detrás y no dos".

Considera asimismo que el público en general no tiene cuidado a la hora de revelar su identidad en la red. "Nos falta mucha cultura digital", asegura, y eso lleva al usuario "a creerse bulos absurdos que alguien publica en Facebook", por ejemplo.

Pregunta.- En su libro, el lector encuentra un amplio repaso de los delitos más habituales en la red relatados de forma amena, basado en hechos reales, ¿no es así?
Respuesta.- Sí, absolutamente. Todo lo que aparece en este libro está documentado y es cierto. Hay una pequeña salvedad, al principio de cada capítulo hay una novelización de lo que sería un caso. A veces está contado desde el punto de vista del delincuente o de alguna víctima. Hecha esa puntualización, que es para entrar en materia y aun así está basada en hechos reales, todo lo que se cuenta está documentado con trabajo policial.

P.- ¿Por qué decidió escribir este libro?
R.- Yo veía que había un vacío para personas preocupadas por conocer la delincuencia que hay en Internet, pero que no tienen la formación suficiente. Está pensado para gente que no sabe cómo funciona Internet, pero tiene deseo de aprenderlo.

P.- Un libro para todos los públicos.
R.- Lo puede leer cualquier persona que tenga ganas de saber lo que hay en Internet, no hace falta conocimientos previos, ni siquiera saber cómo se comunican los ordenadores porque lo explicamos en la medida en que hace falta. Lo único que necesita el lector es tener ganas y saber que se va a encontrar cosas duras.

Casas apunta que los delitos económicos son los más frecuentes en la red
Casas apunta que los delitos económicos son los más frecuentes en la red

P.- Internet es sin duda una fuente de respuestas, pero el usuario también puede encontrarse con numerosos ciberdelincuentes, ¿están proliferando en los últimos años?
R.- El delito es inherente al ser humano, lo que cambia es el modo de actuación. Hoy y cada día más la sociedad se mueve en Internet como parte complementaria o como parte integrante de su actividad diaria, entonces cuanta más gente hay en Internet, más susceptible es para los delitos y los delincuentes. A los delincuentes les sale muy bien Internet porque es incluso menos arriesgado si les pillan.

P.- ¿Cuáles son los delitos más habituales con los que se están enfrentando?
R.- Los más habituales son los delitos económicos, que nos intenten robar dinero de muchas formas diferentes.

P.- ¿Es fácil acabar con este tipo de delincuencia?
R.- Como gran parte de la delincuencia económica, está organizada. Son mafias y es bastante difícil acabar con ellas porque estas se aprovechan de la transnacionalidad. Por ejemplo, el jefe está en Ucrania, quienes mueven la parte inicial están en España, el dinero se mueve a través de Holanda y pasa por manos africanas para acabar en un banco chino. Hay demasiados países para que la persecución sea sencilla. No obstante, los países están trabajando de forma conjunta.

P.- ¿Qué casos, por ejemplo, puede encontrar el lector?
R.- En el sentido económico en España tenemos, por ejemplo, el virus de la Policía, que nos bloqueaba el ordenador, nos cifraba el contenido y nos exigía un pago a través de una plataforma a la que alguien tenía que ir, pagar 100 euros y enviárselos a un testaferro que el delincuente había puesto. Se aprovechaban de la vulnerabilidad que tenían los navegadores hace cuatro o cinco años. De una forma muy difícil se consiguió atrapar a toda la banda, estaba dirigida por un ruso que trabajaba desde España y que, actualmente, está condenado a seis años de prisión por estos hechos. Solo seis años de prisión pueden parecer pocos teniendo en cuenta que blanqueaba más de un millón de euros al año. Llegó un acuerdo con la Fiscalía para evitar el juicio a cambio de esta pena.


El libro aborda el tema de los negocios ilegales, el tráfico de armas y de productos, las muertes retransmitidas y la pornografía infantil, entre otros
El libro aborda el tema de los negocios ilegales, el tráfico de armas y de productos, las muertes retransmitidas y la pornografía infantil, entre otros

P.- Usted está especializado en la lucha contra la explotación sexual de menores, ¿cómo influye "la red oscura" en estos delitos?
R.- En la red oscura el delincuente tiene una mayor sensación de anonimato que a veces no es real. Se cree con más libertad, lo que tiene una parte mala y otra “buena”. El aspecto negativo es que está dispuesto a abusar sexualmente de niños y grabarlo. La parte “buena” es que cuelga esos vídeos y fotos y eso nos da elementos muy importantes para investigar y detenerlo. Nos dice que el delito es real, que hay un niño que está sufriendo y nos lleva a analizar las imágenes y a través de otros medios de investigación dar con él y detenerlo.

Como se cuenta en el libro, durante 2014, 21 policías de nueve países estuvimos en La Haya, en la sede de Europol, analizando una gran cantidad de imágenes que habíamos obtenido. En ese momento ya conseguimos rescatar a dos niños más otros que se rescataron posteriormente. En la parte de menores, el trabajo colectivo de diferentes países funciona y da muy buenos resultados.

P.- ¿Qué le parece la capacidad que tienen buscadores como Google para rastrear al usuario y conocer sus gustos, aficiones... y ofrecer publicidad al respecto? ¿Habría que ponerle límite?
R.- El problema en Internet, y en la vida real, es que cuando no nos cobran por algo es porque nosotros somos el producto. Opino que la publicidad puede ser de dos maneras: dedicada a lo que queremos tener o genérica. De cada uno dependerá cómo sea ésta. Hay formas de evitar que, hasta cierto punto, nos rastreen. Por ejemplo, utilizando la propia red TOR de la que hablo en el libro podemos evitar que sepan quiénes somos, también el hecho de no aceptar las cookies va a evitar que nos venga más publicidad. El problema es que vamos a tener una experiencia de navegación mucho más pobre. Cada uno tendrá que decidir si desea más anonimato o unos contenidos más dirigidos a lo que busca ¿Se puede cortar esto de alguna manera? En cierta medida sí, utilizando sistemas que nos anonimicen la conexión y, por supuesto, que no nos identifiquemos en ella.

P.- ¿Cree que el público, en general, es cuidadoso a la hora de revelar su identidad en Internet?
R.- No, el público en general no tiene ningún cuidado, nos falta muchísima educación digital. Es habitual entrar en perfiles de Facebook que están completamente abiertos en los que hay fotos de niños y en los que una madre dice incluso a qué colegio van y a qué hora los lleva y los recoge. O, por ejemplo, nos vamos de vacaciones y lo ponemos en las redes. Estamos diciendo que no va a haber nadie en casa e indirectamente estamos invitando a robar.

Nos falta mucha cultura digital y nos creemos bulos absurdos simplemente porque alguien lo ha puesto en Facebook. Cualquiera que se moleste en investigar un poquito las supuestas noticias que está compartiendo se dará cuenta de su falsedad. La Policía siempre da un consejo: comprobar primero, compartir después. Nunca hay que dar nada por supuesto y se debe confiar siempre en fuentes de información válidas.

P.- Los niños son un colectivo más vulnerable a los ciberdelincuentes y cada vez acceden antes a las nuevas tecnologías, ¿qué deberían hacer sus padres o tutores al respecto?
R.- Un menor, un preadolescente no debería navegar nunca solo. Por supuesto que tiene que tener contacto con Internet, saber qué es y cómo funciona e incluso cada vez más tienen contacto con los amigos a través de mensajería instantánea y redes sociales, a las que por cierto no deberían poder acceder legalmente hasta los 14 años, aunque todos lo hagan. Todo eso debería ser supervisado por un adulto mientras sean niños porque en la red se pueden encontrar con sustos grandes: niños acosados sexualmente, niños engañados, otros que cogen la tarjeta de sus padres y les hacen un roto muy grande...

Eduardo Casas considera que un menor y un preadolescente no deberían navegar nunca solos
Eduardo Casas considera que un menor y un preadolescente no deberían navegar nunca solos

Sin embargo, cuando llega la adolescencia todos queremos una mayor privacidad. No podemos estar supervisándolos continuamente, tienen que aprender a ser adultos, pero sí hay que explicarles que hace falta una confianza. Los padres, simplemente por la edad que tienen, van a tener una mayor experiencia vital y sabrán cómo actuar ante determinados hechos. El comportamiento humano es igual en la red y fuera de ella porque tenemos un rango de actuaciones limitadas. El adulto va a poder ayudar al menor cuando ocurra el problema mientras que el menor por sí mismo, intentando salir de algo para lo que no tiene experiencia, se puede meter en jardines muy problemáticos y cuando quiera pedir ayuda quizá el problema sea ya muy grande.

P.- ¿A qué nuevos tipos de ciberdelincuencia se están enfrentando?
R.- Se pueden dar prácticamente todos los tipos de delitos. Están, por ejemplo, las muertes por encargo. Aunque parte son mitos sí tienen un poso de realidad y de hecho descubrimos el caso de que se torturaba y asesinaba a niños en Filipinas por encargo. También están las amenazas electrónicas y los famosos virus que cada día tienen un mayor propósito económico. También se están dando casos de ciberterrorismo y ciberguerra donde ciertos grupos usan la red para cometer determinados actos delictivos como denegar el acceso a una página durante un tiempo.

P.- ¿Qué consejos debe tener en cuenta el usuario para navegar de un modo seguro?
R.- Todo ordenador y móvil debe tener su antivirus y cortafuego, hay que tener una desconfianza racional, no creerse las cosas porque sí, sin comprobarlas, y hay que tener una mínima formación en conceptos de seguridad sobre cuándo podemos dar nuestros datos y cuándo no. Por último, tenemos que valorar si queremos tener una mayor privacidad o una experiencia de navegación más rica.