Isabel Oliván: "Los cementerios de los barrios rurales de Zaragoza están cuidados y tienen muchas obras de interés"

La "Historia de los cementerios de Barrios de Zaragoza" recoge el primer estudio sobre los recintos funerarios ubicados en los barrios rurales. Su autora, Isabel Oliván, directora de Patrimonio Urbanístico, defiende que tienen un gran valor artístico. Además, pide más recursos para mejorar los edificios municipales vacíos de la ciudad.

Zaragoza.- La escritora e investigadora Isabel Oliván relata la historia de los cementerios de los barrios rurales de Zaragoza. En su publicación cuenta que la mayor parte de los que ahora quedan, y que fueron sustituyendo a los más antiguos, se levantaron entre 1880 y 1900, albergando muchas obras de interés en sus recintos.

Gran defensora del patrimonio de la capital aragonesa, Oliván cree que podría haberse hecho más para conservar la factoría Averly. Además, pide que se mejoren los recursos para edificios municipales vacíos y sin uso como el palacio de Fuenclara y la Imprenta Blasco.

Empezó a colaborar con el Ayuntamiento de Zaragoza en el año 1981. Allí se le encargó montar las primeras visitas turísticas a la ciudad, que se desarrollaban en el Centro Histórico. A partir de 1983, una nueva reforma del organigrama municipal le llevó a Urbanismo, donde actualmente ocupa el cargo de directora de Patrimonio Urbanístico.

Pregunta.- ¿Qué puede encontrar el lector en "Historia de los cementerios de Barrios de Zaragoza"?
Respuesta.- Puede encontrar la historia los cementerios de los barrios rurales, que se incluyen en la ordenanza que regula los cementerios de Zaragoza desde el año 2010. Son nueve cementerios, que corresponden a Alfocea, Casetas, Juslibol, Montañana, Monzalbarba, Movera, Peñaflor, San Juan de Mozarrifar y Torrecilla de Valmadrid.

P.- Torrero es la joya de los cementerios de la ciudad, pero ¿qué se puede encontrar en los de los barrios?
R.- En general son pequeños, pero hay variaciones. No es lo mismo una localidad como Torrecilla de Valmadrid, que tiene 27 habitantes censados, a otra como Casetas, que tiene 7.600. He pretendido hacer la historia de cada uno de ellos, de los que no se conocía prácticamente nada. El único elemento de referencia accesible era Madoz en su "Diccionario geográfico", de 1845. A partir de ahí nadie se había preocupado de los cementerios de estos barrios con una excepción: Movera.

P.- ¿Qué pasa con el de Movera?
R.- Allí hay un estudioso que se ha dedicado a investigar toda la historia del barrio y ha recogido las referencias funerarias de esta localidad y las ha publicado en Internet.

El estudio recoge la historia de nueve cementerios de Zaragoza
El estudio recoge la historia de nueve cementerios de Zaragoza

P.- ¿Ha sido difícil conseguir fuentes para la investigación?
R.- Fundamentalmente, las fuentes más importantes han sido los archivos municipales y también los archivos de la iglesia. Todas estas localidades se incorporan a Zaragoza en los setenta y ochenta del siglo XIX y el mayor aporte documental aparece en los archivos del Consistorio. 

P.- Alguno como el de Alfocea está declarado Bien de Interés.
R.- Es el único que tiene una protección patrimonial. Está situado en un cerro, junto al barranco de Los Lecheros. No es de los más grandes, pero su zona norte está cerrada por lo que fue la fortaleza musulmana del siglo X. No queda más que un paño sostenido por cinco contrafuertes de yeso y tapial. Esto motivó que el Gobierno de Aragón lo declarase Bien de Interés Cultural en 2006. 

P.- ¿Participaron grandes artistas en estos camposantos del extrarradio?
R.- En todos ellos participó el vecindario económicamente de manera admirable. Y en ellos ves proyectos municipales estupendos de ilustres como Ricardo Magdalena, que es del que más tenemos porque son los años ochenta del siglo XIX y es el quien estaba de arquitecto municipal en aquella época.

P.- ¿En qué estado se encuentran?
R.- Están cuidados y son sitios agradables. Generalmente son pequeños cementerios de núcleos rurales, aunque algunos tienen aspecto urbano como el de Montañana, sobre todo, en la ejecución de zonas de nichos. El referente de todos suele ser Torrero. Otros recuerdan pequeños cementerios rurales con su encanto. Algunos tienen obras de interés. En ninguno suele haber panteones, aunque en época más actual hay capillas. Se puede ver toda variedad de materiales, formas, tipologías y en algún caso concreto reproducen un enterramiento que es una copia exacta de uno de Torrero.

P.- Usted es historiadora y una de las artífices de la Ruta de Arte Funerario de Torrero y del catálogo, ¿cómo ha funcionado?
R.- No hace falta ser un experto, sino tener un poco de sensibilidad para ver que en Torrero hay una cantidad de obras de mucha importancia. Faltaba un elemento de protección que es el catálogo. Allí se delimita el cementerio antiguo, que llega hasta Costa, y protege 145 elementos, que son obras escultóricas y arquitectónicas. Entre sus autores destacan Carlos Palao, Ricardo Magdalena y Dionisio Lasuen. 

P.- ¿Ha tratado bien Zaragoza a su patrimonio a lo largo de la historia?
R.- Lo podría haber tratado mejor. Desgraciadamente hemos tenido fases malas que han dejado su secuela como Los Sitios. En el período posterior hubiera sido el momento de poder recuperar cosas, pero por falta de medios no se pudieron recuperar, ya que la ciudad estaba exhausta. La gran catástrofe para el patrimonio de Zaragoza fueron Los Sitios. 

P.- ¿Ha habido más épocas nefastas?
R.- También los años 60 fueron muy desgraciados porque se tiraron muchas iglesias, muchas de ellas eran maravillosas y hubiera sido estupendo conservarlas. 

El referente de todos suele ser el cementerio de Torrero
El referente de todos suele ser el cementerio de Torrero

P.- Vaya panorama.
R.- No todo es malo. En Zaragoza se puede hacer un recorrido completo de toda su trayectoria histórico-artística. Podría ser mejor, pero uno puede consolarse con ello.

P.- Averly es uno de los edificios que más polémica ha levantado en los últimos años. ¿Habría que haber hecho más para protegerlo íntegramente?
R.- Casi no he intervenido, mi responsabilidad en tema de patrimonio ha sido reciente. Allí la cosa debe ser complicada. Tiene un valor muy importante porque casi no tenemos demasiada arquitectura industrial, pero a la hora de valorar las actuaciones hay que tener en cuenta la disponibilidad económica del momento. La conservación del patrimonio siempre supone dinero y ojalá pudiéramos tener suficientes medios para poder llegar a todo. Habría que haber intentado hacer algo más para salvarlo. 

P.- Zaragoza tiene un gran número de edificios municipales de gran valor patrimonial y están vacíos, ¿cuáles son los más importantes?
R.- Aquí hay que repartir las posibilidades y los esfuerzos. Me viene a la cabeza el Palacio de Fuenclara. Es un edificio espléndido, que está ahí y que es de esperar que algún día se le dé salida. Úrsula Heredia rehabilitó fachadas y cubiertas, hizo alguna cosa en el interior, pero está pendiente de que se haga casi todo. Me gustaría que se restaurara, pero lo importante es encontrar un uso. De hecho, lo ideal es que tenga un uso cuanto antes, porque mientras no tenga uso, así se quedará.

P.- ¿Y la imprenta Blasco?
R.- Se va a abordar. No es muy oficial, pero está en perspectiva y en ejecución. Se está trabajando en este campo, pero no me gustaría dar esta información porque se están encargando de ello otras personas y habrá noticias de forma inminente. Parece que se destinará a viviendas.