Un plan integral ante las riadas del Ebro

El Gobierno de Aragón contará con un plan de gestión integral de inundaciones en la cuenca del Ebro antes de que termine el año, según avanza la directora del Instituto Aragonés del Agua. La filosofía del plan es ampliar al ámbito de actuación y coordinar la respuesta de las diferentes administraciones implicadas.

Zaragoza.- Dar una respuesta coordinada a los problemas surgidos por las crecidas del Ebro es el propósito del plan de acción territorial y gestión de inundaciones en Aragón. Este documento es la extensión del plan estatal que el Gobierno aprobó a comienzos de 2016, en cumplimiento de las directivas europeas.

Para su realización, el Instituto Aragonés del Agua (IAA), entidad encargada de dirigir la elaboración del plan de acción frente a las riadas, ha abierto un proceso de participación en dos vertientes. Una de ellas pretende someter a audiencia pública el plan integral del Ebro, con dos sesiones de información a las que acudieron cerca del "80% de los agentes convocados", indica la directora del IAA, Inés Torralba, que también valora las aportaciones realizadas a través de la plataforma digital Aragón Participa.

Por otro lado, el IAA también está al frente de la ponencia encargada por la Comisión del Agua, que se ha reunido en tres ocasiones para abordar la realización de este plan de acción junto con instituciones y colectivos variados, desde ecologistas y comunidades de regantes hasta sindicatos agrarios y patronal.

En la última reunión de la ponencia, a mediados de enero, la directora del IAA ya avanzó que la intención es anticiparse a la fecha límite de la Comisión del Agua para presentar el plan de gestión de inundaciones, que es el verano de 2018. Según Torralba, el plan puede estar listo ya a finales de este año, aunque todavía no puede indicar cuál va a ser la naturaleza jurídica y cómo se va a aplicar.

"Amplio abanico de medidas"

La filosofía del plan que se está impulsando desde el IAA es ampliar el ámbito de actuación para estos fenómenos naturales. "No basa con actuar en el cauce, hay que pensar en la gestión del espacio colindante", considera la directora del IAA, que hace hincapié en "la concienciación y la educación de la población ribereña". En este sentido, "hemos tenido la percepción de que estas poblaciones tienen una falsa sensación de seguridad al pensar que pueden evitar un riesgo que es inevitable".

La última reunión de la Ponencia para la elaboración del plan integral se celebró a mediados de enero
La última reunión de la Ponencia para la elaboración del plan integral se celebró a mediados de enero

Para Torralba, este plan también permitirá clarificar las responsabilidades de cada administración a la hora de actuar en la gestión de inundaciones. "Va a permitir que puedan presupuestar en función de su competencia", indica. No obstante, "lo que no pueden garantizar los poderes públicos es que el fenómeno de la inundación no sobrevenga", añade, para recordar que "la incertidumbre es algo esencial en este fenómeno".

Desde la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), organismo implicado en este plan de actuación territorial, destacan que este proceso supone el "colofón" del Plan de Gestión del Riesgo de Inundaciones del Ebro, aprobado por el Gobierno central a raíz de la directiva europea de inundaciones. La jefa del área de Hidrología y Cauces de la CHE, María Luisa Moreno, detalla que, durante los últimos años, se ha trabajado en la elaboración de zonas inundables con más de 3.200 kilómetros.

Elaboración durante 2017

El objetivo del IAA es confeccionar el plan de gestión integral de inundaciones "a lo largo de 2017", con la exposición al público de la propuesta inicial, un proceso que precede a la sesión de trabajo para recibir aportaciones y que concluye con la sesión de retorno.

Por ahora, el primer paso del Ejecutivo autonómico es la constitución de un grupo de trabajo interdepartamental entre las áreas de Presidencia, Vertebración del Territorio y Desarrollo Rural, que estudie cómo aunar integrar medidas de urbanismo, protección civil, agroambientales, de la Red Natura y agricultura, en un único documento.

El caudal del Ebro rozó los 1.800 metros cúbicos a su paso por Zaragoza en la riada de 2015
El caudal del Ebro rozó los 1.800 metros cúbicos a su paso por Zaragoza en la riada de 2015

Además, el plan también va a incidir sobre la minoración de los perjuicios en la actividad económica que ocasionan las riadas, apunta la directora del Instituto Aragonés del Agua. Estas afecciones en cultivos y explotaciones ganaderas, sin exceptuar los daños en las viviendas, representan la "espada de Damocles" que ha de afrontar el Ejecutivo autonómico, añade Torralba.

Sobre este asunto, una de las indicaciones que "está en la agenda", cuentan desde el IAA, es la delimitación del Dominio Público Hidráulico, para marcar las zonas inundables en la cuenca del Ebro, a su paso por la Comunidad.

Los afectados piden actuar en el cauce

En la elaboración del plan de gestión del riesgo de inundaciones también hay asociaciones de afectados como Asafre. Su presidente, Alfonso Barreras, cree un "éxito" la apertura de la administración en este sentido, pese a llegar "20 años tarde".

Entre tanto,

Asimismo, piden mantener los "diques" en buenas condiciones hasta la aprobación del plan de gestión de inundaciones, junto con "cursos de evacuación y protocolos de emergencia". Estas últimas actuaciones ya están previstas en el avance del documento.

Como advertencia, el presidente de Asafre ha avisado de las consecuencias de "echar un pulso a la naturaleza". Según Barreras, si se produce otra catástrofe sin haber actuado será una "muerte anunciada".

Riada de 2015

La UME instala un puente en la carretera que se rompió para evitar afecciones en el núcleo urbano de Boquiñeni durante la riada de 2015
La UME instala un puente en la carretera que se rompió para evitar afecciones en el núcleo urbano de Boquiñeni durante la riada de 2015

La última riada del Ebro, en 2015, inundó en Aragón 45.000 hectáreas y dejó 10.000 cabezas de ganado perdidas.

Desde las asociaciones de afectados, las pérdidas económicas se estimaron en 300 millones de euros sin contar las afecciones en las actividades relacionadas con la horticultura, el cereal de invierno y la industria del chopo.

Además, la crecida obligó a romper parte del trazado de la carretera de Boquiñeni para evitar afecciones al núcleo urbano, y causó un desplome en la autopista autonómica ARA-A-1.