Opinión

Nuevos Planes a comienzos de año

¿Por qué hacemos planes a comienzos de año? Por una parte, los seres humanos queremos ser felices y la mayor satisfacción la encontramos cuando conseguimos algo por lo que hemos estado luchando un tiempo. Y, por otra, los seres humanos estamos dotados de un cerebro que puede imaginar que consigue todo lo que quiere; por ello, nos encanta hacer planes para conseguir alcanzar las metas que deseamos.

¿Por qué hacemos planes a comienzos de año? Por una parte, los seres humanos queremos ser felices y la mayor satisfacción la encontramos cuando conseguimos algo por lo que hemos estado luchando un tiempo. Y, por otra, los seres humanos estamos dotados de un cerebro que puede imaginar que consigue todo lo que quiere; por ello, nos encanta hacer planes para conseguir alcanzar las metas que deseamos.

Ahora bien, las personas tenemos unas circunstancias materiales que nos restan tiempo para llevar a cabo los planes que queremos y que hacen que no podamos cumplirlos. Por eso, las personas al final de una etapa, como pueda ser el año natural, (esto pasa también en septiembre) hacemos balance y comprobamos cómo aquellos proyectos trazados no se han cumplido, generándonos la consiguiente insatisfacción.  Y para transformar esa insatisfacción en satisfacción, a final del año, analizamos por qué no los hemos cumplido y pensamos cómo modificar las circunstancias que lo han impedido.  

Este es el motivo por el que, a comienzos de año, hacemos nuevos propósitos que muchas veces se repiten año a año: aprender inglés, ir al gimnasio, dejar de fumar, comer sano, etc. Sin embargo, no podemos alcanzar los proyectos no alcanzados si no cambiamos nuestros hábitos de vida. Si hacemos siempre lo mismo, las cosas seguirán igual. Para alcanzar esos proyectos necesitamos tiempo, y el tiempo, desgraciadamente, sólo se puede sacar de aquello que nos gusta, de lo que nos apetece.

En consecuencia, si queremos cumplir nuevos planes propongo hacer las cosas siguientes. Primero, saber qué es lo que realmente queremos; solo una cosa, pues el tiempo, veremos, no da para más. Y para ello, tenemos que hacernos la pregunta: ¿A qué estamos dispuestos a renunciar? Porque si no renunciamos al tiempo que dedicamos a cosas que nos gustan, es inútil que hagamos nuevos planes, que nos metamos en nuevos proyectos; pues de lo contrario, fracasaremos en ellos una vez más.

Segundo, tendremos que hacer un plan realista de actividades de carácter semanal, dejando siempre un tiempo, como una hora, a imprevistos. Los imprevistos, por su propia definición, no se pueden prever, pero no nos gusta contar con ellos. Tercero, ponernos a la acción y no desfallecer; seguir haciendo lo que nos habíamos propuesto a pesar de que el grado de cumplimiento sea muy inferior al que habíamos planteado. Y cuarto, reforzarnos cuando hayamos cumplido el esfuerzo que nos habíamos propuesto; reforzarse es darse alguna satisfacción como pueda ser ver a qué programa de TV que nos gusta, tomar una porción de chocolate, o cualquier otra cosa. Y muy importante, contarlo a los demás, a los cercanos de palabra y a los lejanos, ¿por qué no? Por Facebook, Twitter o cualquiera otra de las redes sociales.

Estoy convencido de que este año lo vamos a conseguir. ¡Ah! Y sin agobios, pues he declarado formalmente 2017 un año "agobios free".