Otro año de suspenso blanquillo

El Real Zaragoza finaliza un año 2016 en el que el objetivo del ascenso ha vuelto a resultar inalcanzable. Para el recuerdo negativo del club quedará por siempre la debacle en Palamós ante el Llagostera, que dejaba a los maños sin disputar los playoffs. El regreso de Cani y Zapater han devuelto la ilusión de cara al 2017.

Zaragoza.- No pasará a la historia 2016 por nada positivo en el Real Zaragoza. El conjunto blanquillo ha vuelto a sellar un año para el olvido, donde ni siquiera ha estado cerca en los momentos clave de lograr el objetivo real, imprescindible e innegociable del club, que no es otro que ascender a Primera División. Palabras que han sonado prácticamente a ciencia ficción y que tampoco, finalizados los doce meses, están tan al alcance de la mano como se desearía.

llegado de la mano de Narciso Juliá. Para quien no lo recuerde, el estreno del catalán se producía en un empate en el Estadio Municipal de La Romareda ante la Sociedad Deportiva Huesca, logrado in extremis por los altoaragoneses a tres tantos.

Por delante quedaba un mercado invernal de fichajes donde la entidad dejó salir a Ortuño y se reforzó con Campins, Guitián, Dongou, Javi Ros, Manu Lanzarote y Juan Culio. Sí, Culio.

Hasta febrero hubo que esperar para que los maños arrancaran en la tabla clasificatoria y llegaran los resultados positivos. De hecho, entre el segundo y tercer mes del año se cosecharon triunfos ante Leganés, Córdoba, Lugo y Albacete, además de empates frente a Osasuna, Alavés y Tenerife. Sólo el Girona puso la nota negativa imponiéndose por 0-3 en La Romareda.

Pero reaccionarían los de Carreras, que llegarían a Soria con posibilidad de igualar la puntuación de los equipos presentes en la zona de ascenso directo. Incluso se adelantarían con un tempranero 0-2. Y ahí se acabó el Real Zaragoza. Decisiones arbitrales de López Amaya y una segunda parte para el olvido supusieron el principio del fin de las aspiraciones aragonesas. Se lograría enderezar la situación ante el Oviedo, venciendo por 1-0 y dejando encarrilado el pase a los playoffs. Pero apareció Palamós.

Carreras se despedía del club tras la derrota en Palamós
Carreras se despedía del club tras la derrota en Palamós

La debacle de Palamós 

Si los libros de Historia están repletos de batallas y acontecimientos que marcaron un antes y un después, no puede ser menos con lo ocurrido al Real Zaragoza frente a un Llagostera descendido en su destierro de Palamós. Un empate le valía a los blanquillos para disputar la pelea por el ascenso, vía playoff, y, sin embargo, se firmó probablemente el capítulo más vergonzoso de sus más de 80 años de vida.

Los goles caían del bando local como cuchillos y subían al marcador hasta alcanzar seis dianas que se recordarán por siempre. Un 6-2, con cuatro tantos de Querol, que marcaría no sólo el fracaso estrepitoso de la temporada, sino también el futuro a corto, medio y largo plazo de la entidad. De hecho, minutos después ya

Los análisis también llegaban desde la dirección deportiva encabezada por Juliá, días después de lo ocurrido en Palamós. "Le he dado muchas vueltas y no tengo explicación", lamentaba, añadiendo que "veía el partido y pensaba que era una pesadilla, pero lo jodido es que estaba despierto". Aquel día, en el arranque de junio, ya comenzó a atisbarse lo que vendría en el mercado veraniego. Porque el catalán advertía de una "regeneración" en el vestuario. Y se produjo.

Cani y Zapater devuelven la ilusión

Para ello, y enlazándolo con la necesidad de remover el vestuario y llenarlo de referentes, se produjeron a buen seguro los dos momentos que más ilusión han despertado en el zaragocismo en todo el 2016: las respectivas llegadas de Alberto Zapater y Rubén Gracia Cani. La Romareda acogió a miles de personas para darles la bienvenida y agradecerles el haber asumido la responsabilidad de intentar reflotar el peor Real Zaragoza de la historia.

Zapater era recibido por 5.000 personas en La Romareda
Zapater era recibido por 5.000 personas en La Romareda

Primero fue el ejeano, quien dejaba otra de sus frases para el recuerdo: "Cada día que me ponga la camiseta del Real Zaragoza es un regalo que me da la vida y lo voy a intentar hacer como creo que hay que hacerlo: con dignidad y con orgullo". Días después, y con el capitán intermediando para su llegada,

La operación salida se llevó por delante, unos por méritos propios y otros por necesidad, a Manu Herrera, Rico, Vallejo, Dorca, Hinestroza, Pedro, Bono, Diamanka, Guitián, Alcolea, Abraham, Jorge Díaz, Bertrán, Rubén, Sergio Gil (culebrón de por medio), Campins, Jaime Romero o Tarsi. Casi nada. Por el contrario, han llegado a la plantilla zaragocista desde verano Irureta, Fran, José Enrique, Marcelo Silva, Casado, Juan Muñoz, Barrera, Xumetra, Edu García, Bagnack y Popa, además de los citados Zapater y Cani o el ascenso a la primera plantilla de Álvaro Ratón.

Lo cierto es que las cosas comenzaron francamente bien con Milla en el banquillo, venciendo por 3-1 y aupándose al liderato en la primera jornada ante el UCAM Murcia y después aguantando el pulso al Levante durante varias fechas en lo más alto. Pero de nuevo Soria se cruzó en el camino zaragocista y fue, como meses atrás, el principio del fin del Real Zaragoza.

Adiós Milla, bienvenido Agné

Desde la pírrica derrota en Los Pajaritos, el Real Zaragoza entró en barrena y comenzó a caer en picado en cuanto a juego y resultados. De hecho, Milla acudía a Valladolid prácticamente sentenciado y ni siquiera el empate a cero, con una lamentable imagen del equipo, le sirvió para salvar su puesto.

Finalizaba así su etapa tras once jornadas y

Siete puntos de nueve fue el primer balance de Agné al frente del banquillo, con victorias ante Almería y Mirandés, exhibición de Cani incluida en esta última, y un empate valioso en Mallorca con Juan Muñoz emulando a Nayim en el gol del año. Pero si algo ha lastrado al Real Zaragoza durante toda la temporada ha sido su ineficacia como visitante y, además y muy ligado a ello, la extremada debilidad defensiva del equipo. Especialmente agravada con la ausencia por lesión de Marcelo Silva durante varias semanas.

La primera crisis con el mequinenzano al frente arrancaría en Getafe, Y el colmo de los males se produjo en Cádiz con un doloroso 3-0 que destapó todas las vergüenzas habidas y por haber de un plantel que amenazaba con desmoronarse salvo reacción inmediata.

Vuelve el optimismo y la necesidad de refuerzos

Los nervios llegaron al seno zaragocista, aunque la confianza se mantuvo intacta en Agné. Y cuando la zona baja comenzaba a acercarse de manera peligrosa, el Real Zaragoza lograba quitarse de encima, al menos de manera parcial, los males y volver a gritar a los cuatro vientos que, al menos, quieren ser un candidato al ascenso en el año 2017.

Pero quedaba quitarse de encima un lastre para poder marcharse de vacaciones con la conciencia más tranquila: ganar de una vez por todas lejos de La Romareda.

Lo lograría el Real Zaragoza en Vallecas, dándole emoción hasta el último instante, en un partido más práctico que brillante. Como, por otra parte, se necesita en una inmensa mayoría de ocasiones en la Segunda División española. Una pifia de Gazzaniga y Ángel desde los once metros decantaron la balanza del lado aragonés y permiten afrontar ahora cada salida con la certeza de que, lejos de la ciudad del Ebro, también se puede triunfar.

ALos blanquillos lograban su primera victoria de la temporada fuera de casa en el último partido del año
Los blanquillos lograban su primera victoria de la temporada fuera de casa en el último partido del año

El 2016 ha terminado con el Real Zaragoza octavo con 27 puntos, los mismos que una Sociedad Deportiva Huesca que cierra la zona de playoff y a seis del ascenso directo, marcado por el Girona. Precisamente los catalanes serán el primer rival del 2017 y, en la mano blanquilla, existe la posibilidad de dar un golpe encima de la mesa y de empezar a meter miedo a los que hasta ahora han sido más regulares que ellos en la competición.

Pero enero también volverá a estar marcado por los cambios en la plantilla. El propio presidente de la entidad,

Así ha transcurrido un año 2016 para el Real Zaragoza insuficiente a todas luces en lo deportivo, aunque sí se ha vuelto a cumplir de sobra en lo económico. De hecho, el club sigue rebajando la deuda y las previsiones marcan que en la próxima Junta de Accionistas se pueda anunciar que el lastre ya es inferior a 70 millones de euros, más de un 30% menos de lo que era con la anterior propiedad.

El objetivo para el 2017, como así se encargó de recordar Lapetra en el brindis navideño, no es otro que lograr de una vez por todas el ascenso a la máxima categoría tras cuatro temporadas en los avernos de la Liga Adelante. Lo cierto es que hasta el momento pensarlo es complicado, una quimera para algunos, pero de ilusión también se vive y "sólo" falta reflejar en el verde los buenos propósitos que vienen con las primeras luces del año nuevo.