REAL ZARAGOZA

Ridículo en Cádiz (3-0)

El Real Zaragoza caía derrotado por un contundente y justo 3-0 en Cádiz, en un partido en el que los hombres de Agné fueron incapaces de dar la cara. Una imagen la de los maños de indolencia e impotencia a partes iguales, sin prácticamente contar con opciones de puntuar en ningún momento en tierras gaditanas. El equipo no reacciona.

Zaragoza.- Ni paños calientes, ni vendas, ni historias semejantes. El Real Zaragoza se rebozó en el ridículo más absoluto en Cádiz, cosechando una dura derrota por 3-0 que deja a las claras que ni el juego ni la actitud fueron las que merece el club. Y que, desde luego, hablar del ascenso como objetivo es cuanto menos una quimera si se repite la imagen ofrecida en el estadio gaditano.

 En el once titular, Agné apostaba por Bagnack en el centro de la zaga, devolviendo a José Enrique al lateral y reforzando la medular con Barrera en el sector zurdo y Morán junto a Zapater. Y le sirvió para dominar los primeros compases del encuentro, con el fútbol pasando por las botas de Morán, a falta de encontrar la profundidad necesaria para generar peligro. Todo lo contrario al Cádiz, que hizo daño en cuanto tuvo la primera.

 Se escapaba Álvaro García por velocidad de la marca de Fran Rodríguez y su pase de la muerte era aprovechado por Sánchez para batir a Ratón y hacer el 1-0 en el minuto 8. No cambió el tanto ni mucho menos el panorama del encuentro, con el equipo gaditano bien plantado atrás y esperando cualquier imprecisión maña para salir rápido a la contra.

 Hubo que esperar al 26 para la primera clara zaragocista. Cani dibujó una jugada individual para el recuerdo, pero en el momento de definir se encontró con la última de las piernas gaditanas evitando el 1-0, mientras que el rechace de Lanzarote también fue despejado in extremis por Aridane en la línea de gol. El central se mostraba inexpugnable en el juego aéreo, abortando varios centros desde las bandas.

 Con mucho centrocampismo y poco juego en las áreas finalizaba una primera mitad tremendamente igualada, entre dos equipos con estilos antagónicos y en el que se imponía por el momento la velocidad de los andaluces frente ala posesión zaragocista. Eso sí, con el corto resultado de 1-0.

 Segunda parte

 Como si no fuera la fiesta con ellos saldría el Real Zaragoza al terreno de juego en la segunda mitad. Una actitud endeble, imperdonable, que desembocaría en el 2-0 nada más arrancar. De nuevo por la banda de Fran, incapaz de cerrar su espacio, llegaría un centro que Abdullah remataría en boca de gol a las mallas. Si ya estaba cuesta arriba el choque, se pondría por entonces en arameo. Y Agné reaccionaría al instante con la entrada de Muñoz en detrimento del cada día más insulso Barrera.

 Sentó tremendamente mal el gol al conjunto maño, a merced de su rival desde entonces y sin ofrecer ningún atisbo de esperanza ante una hipotética remontada. Sí se salvaría de la quema Xiscu, aportando al menos ilusión e intensidad dentro del encefalograma plano del equipo entero. Pero por entonces ya nada podría hacer el canterano y menos cuando Ortuño, en medio de un mar de facilidades, mandaba a la escuadra el doloroso 3-0 con un cuarto de hora todavía por delante.

 Tiempo en el que no pasó nada salvo la confirmación de que el Real Zaragoza continúa siendo incapaz de derribar varias barreras: ganar fuera de casa, algo que no se ha conseguido cuando se está cerca de cumplir la primera vuelta, y por consiguiente dar el salto a una zona alta de la tabla que le queda muy grande a los pupilos de Agné.