Después de toda la semana diciendo el entrenador Agné que la culpa es de todos, que no quería cargar sólo sobre un determinado jugador y que el principal y único responsable es él, además de estar toda la plantilla arropando al camerunés, parece que a última hora lo pensó mejor y quiso tratar de evitar al joven central la carga de presión adicional que podría haber supuesto darle la titularidad en La Romareda.
El sábado nos visitaba el Reus, un recién ascendido de Segunda B, pero que está siendo uno de los equipos revelación de la temporada. El segundo mejor equipo en los desplazamientos, con sólo diez goles recibidos en quince partidos (sin contar esta última jornada), e instaurado en la zona de promoción de ascenso.
Un equipo este, bien armado, muy ordenado y trabajado que con su trivote en el centro del campo, y especialmente con el trabajo y goles de su centrocampista Folch, anuló completamente a un Zaragoza siempre previsible en todas sus líneas, y especialmente en el centro del campo. Ni Zapater ni Javi Ros fueron capaces de sacar el balón y crear juego de ataque, más de lo mismo que vimos también en el anterior partido en casa ante el Mirandés.
Parece que ya se va apagando el efecto Agné; llevamos ocho puntos de quince con este entrenador, con Milla trece de treinta y tres. Con estos guarismos, ni con uno ni con otro conseguiremos el ansiado ascenso a Primera División. Creo que ya es hora de llamar a las cosas por su nombre y reconocer que ninguno de los entrenadores tiene la culpa de esto, no se ha hecho una buena planificación de la plantilla, no está equilibrada, la responsabilidad debería de ser de la Dirección Deportiva, Presidencia, o Junta Directiva. Por más que con buena voluntad quiera Agné alargar la plantilla con los Edu García, Pombo etc., es que no tiene más de dónde sacar. Desde luego con los fichajes de Bagnack, Popa y algún otro sería preferible tirar de la cantera.
Pudimos apreciar que el poner a José Enrique de central con Cabrera no fue la solución, a pesar de que José Enrique es de lo mejor del equipo -aunque a veces su exceso de confianza nos ponga los pelos de punta-. La entrada en el lateral izquierdo de Casado fue calamitosa, era un pasillo increíble por el que vinieron los dos goles del Reus.
Yo me resisto a resignarme a pasar otro año más en Segunda División, pero me temo que, o cambian muchísimo las cosas en enero, o estaremos abocados otro año más a la categoría de plata. Como zaragocista que soy, me gustaría equivocarme.
