Julio Sorjús: "Rotary Internacional tiene la misión de hacer el bien en el mundo"

Julio Sorjús lleva 33 años en Rotary Club, organización que tiene por objetivo "hacer el bien en el mundo". Para lograrlo, esta entidad trabaja en distintos programas a lo largo del planeta en los que lucha contra la polio o la falta de recursos como el agua. Para este abogado barcelonés, los programas de movilidad son clave de futuro.

Zaragoza.- La Fundación Rotaria, el área filantrópica de Rotary International, celebra durante este curso 2016/2017 el centenario de su creación. Todo ello dentro de una organización con una marcada vocación solidaria.

Su misión, "hacer el bien en el mundo", se desarrolla a través de distintos programas, tanto los que se realizan a nivel global desde la matriz, como entre sus clubes a lo largo de todo el planeta.

Con motivo de esta efeméride, Rotary Club Zaragoza organizó una charla con el abogado barcelonés Julio Sorjús, que a lo largo de sus 33 años dentro de la organización acumula una gran experiencia y ha adquirido una marcada relevancia: es el único español que ha logrado ser fiduciario de la Fundación.

Sorjús valora los programas de movilidad para jóvenes de Rotary como una de las herramientas más importantes para favorecer la madurez de sus participantes.

Pregunta.- Para alguien que no lo conoce, ¿qué es Rotary Internacional?
Respuesta.- Rotary Internacional tiene la misión de hacer el bien en el mundo a través de su Fundación. La organización se puede considerar como una ONG, que fue fundada un 23 de febrero de 1905 por el abogado Paul Harris en Chicago y que, poco a poco, ha ido desarrollándose y creando otros clubes por distintas partes del mundo. A España llega en 1920 con el nacimiento del Club de Madrid, que fue el primero de la Europa continental. Con la Guerra Civil cesó la actividad hasta el regreso de la democracia.

Actualmente hay unos 200 clubes distribuidos en tres distritos y cada distrito está dirigido por un gobernador. Al frente de estos clubes hay un presidente que cambia cada año, hay una junta directiva y los que han sido presidentes durante siete años pueden acceder a ser gobernadores por elección. Existe así una continuidad en los programas y actuaciones.

P.- ¿Qué labor se desarrolla desde la Fundación Rotaria?
R.- La Fundación actúa con los clubes y a través de ella se les ayuda para poner iniciativas en marcha. Esta rama nació por Arch Klumph que animó a crear un fondo de dotación para hacer el bien en el mundo. Éste empezó con 26 dólares y desde allí se fueron desarrollando actividades y empezaron a fluir fondos para enviar a jóvenes a estudiar a universidades, lo que se llamó embajadores de buena voluntad, y que fue el primer programa. Luego se creó el programa 3H (Salud, Nutrición y desarrollo humano) y tras éste el de la polio.

Antonio Peleato y Julio Sorjús, antes de la charla para celebrar el centenario de la Fundación Rotaria
Antonio Peleato y Julio Sorjús, antes de la charla para celebrar el centenario de la Fundación Rotaria

Hay más de 35.000 clubes en el mundo rotario y todos pueden decidir hacer un proyecto, cuyo carácter variará según si lo hace esa entidad en solitario o participa con otras. En todo caso se necesita que participen de forma personal e incluso monetariamente, incluido el club de la zona beneficiaria. Es el caso de la escuela de comadronas y el hospital para atender partos y pospartos que estamos desarrollando en Addis Abeba, junto con Matres Mundi y el club local, con el que pretendemos salvar a 1.000 niños y unas 200 madres al año.

P.- Esa ayuda a las madres es una de las líneas de actuación de la fundación…
R.- Es una de las seis áreas de interés. Además de nuestra defensa de la salud materno-infantil, también trabajamos en el fomento de la paz, la prevención y tratamiento de enfermedades, el suministro de agua potable, la promoción de la educación y el desarrollo de las economías locales.

Por ejemplo, en la India se ha hecho una campaña de cuidado de la higiene en las escuelas. Se han adoptado a 30 centros escolares y se han reformado los servicios y se ha hecho hincapié en el lavado de las manos, entre otros aspectos.

P.- Además del programa de la polio a nivel global…
R.- En 1983, cuando empezamos, había dudas en la Organización Mundial de la Salud porque quisimos que nos ayudaran y creían que íbamos a estar más que un año. Pero Carlos Canseco, destacado rotario de México, impulsó el programa PolioPlus y consiguió convencer a la OMS. Había 350.000 casos censados y actualmente quedan 27. En estos momentos el problema está en los cuatro casos de Nigeria por Boko Haram y en los casos de Pakistán y Afganistán, donde los talibanes han asesinado a las vacunadoras, la mayoría mujeres por razones culturales. En este caso, Rotary ha ayudado a sus familias por haber prestado un servicio inestimable.

P.- ¿Han pensado en qué vendrá después del programa de la polio?
R.- El proyecto de la polio es corporativo, el único. No tendremos otro proyecto corporativo hasta que concluyamos con la polio, en un plazo de tres años habrá podido desaparecer. Queremos cumplir la promesa que le hicimos a los niños del mundo: liberarnos de esta enfermedad. Ahora casi no se conoce, pero yo he tenido compañeros que sobrevivieron, era un flagelo y en todo el mundo.

Por otra parte, como la misión de Rotary también es conseguir la paz y la comprensión mundial, están las universidades pro Paz, un programa en el que se beca a unos 200 estudiantes para estudiar la resolución de conflictos en el mundo. Éste es uno de los programas que tendrá una buena visión.

El siguiente proyecto corporativo puede ser el agua, puede ser la educación…Pero eso lo decidirá un Consejo de Legislación una vez que se acabe con la polio.

P.- ¿Cómo desarrollan sus actividades?
R.- Rotary está yendo cada vez más hacia una implicación mayor y quiere la participación de los rotarios. No se trata de dar el dinero y ya está, hay que participar. En la India en un fin de semana se pueden vacunar a 147 millones de personas, lo que supone un gran esfuerzo logístico de rotarios y autoridades. Yo he participado en días de vacunación y es una experiencia única ver las caras de madres e hijos.

Sorjús valora las posibilidades que ofrecen los programas de movilidad para jóvenes
Sorjús valora las posibilidades que ofrecen los programas de movilidad para jóvenes

Trayectoria personal

P.- ¿Por qué decidió unirse?
R.- En contra de mi opinión, hubo un amigo mío que me decía que acababa de organizarse un club rotario en Barcelona y que tendría que formar parte de él y yo le decía que me dejara, que estaba muy ocupado… Pero, generalmente, los ocupados son los que hacen los trabajos (ríe). Y al final me convenció.

Al cabo de seis meses me invitó a crear otro club en Barcelona y ahora hay catorce. Empecé a captar socios hasta alcanzar el mínimo de 25 integrantes que hacen falta.

P.- En sus 33 años dentro de la organización, ¿cuál ha sido el momento más especial para usted?
R.- El momento que, junto con mi esposa, hacíamos uno de los programas de Rotary: los intercambios de juventud. En ocho años enviamos a muchos chicos y chicas a distintos países del mundo, hicimos más de 200 intercambios, y la mayoría son chicas. Los destinos son fundamentalmente Estados Unidos, Sudáfrica o Japón, pero hay muchos más.

Hicimos muchos y la verdad es que todos cuando volvían lo hacían mucho más maduros, y al mismo tiempo les dimos muchas oportunidades de trabajo. Hay una chica que debido al dominio del inglés y del japonés ha trabajo en las Naciones Unidas, ha trabajado en Kabul y ha logrado dominar el urdu. Otra chica, discapacitada, fue a un campamento rotario en Noruega, que a mí me gusta mucho, y nos dijo que había aprendido dos cosas: a ver cómo, a las cuatro de la mañana, los arces bajan a beber agua y a bailar. Ahora trabaja en el Instituto Guttmann.

El mundo, para los que viajan, se convierte en pequeño, Y ese choque de salir fuera ha sido fundamental para muchos de los participantes.