Zaragoza.- Aunque el otoño comenzó ya el pasado 21 de septiembre, muchos se resisten a dar la bienvenida a la nueva estación hasta pasadas las Fiestas del Pilar de Zaragoza, con la vuelta a la rutina y ya con un marcado descenso de las temperaturas, que trae consigo un cambio en el fondo de armario.
Para otros muchos, el otoño no llega hasta que el municipio oscense de Biescas no celebra su tradicional Feria de Otoño, cuando las faldas del Valle de Tena se visten de un manto dorado y las primeras lluvias de la nueva estación empiezan a caer.
Cada año, miles de personas acuden a esta localidad pirenaica a disfrutar de un fin de semana donde la gastronomía, la artesanía y la ganadería son las protagonistas. La primera Feria de Otoño tal y como se concibe hoy en día se celebró en el año 1993. Sin embargo, sus orígenes se remontan a 100 años atrás, cuando los vecinos de Biescas y del valle se reunían en un cascajar con parte de su ganado para hacer sus negocios y ventas de animales.
Con el tiempo, cuentan los mayores del pueblo, a esas reuniones acudía también algún vendedor de miel, queso o mermelada, que aprovechaba el encuentro de los ganaderos para vender sus productos. Fue ya en los años 90 cuando se empieza a trabajar en un nuevo formato de feria para oficializar la feria. De este modo, en 1993 se celebraba la primera Feria de Otoño, con una exposición de ganado y otra de productores y artesanos en el polideportivo del municipio.
Desde entonces, la feria, que normalmente se celebra el siguiente fin de semana después de las Fiestas del Pilar, se ha ido consolidando hasta convertirse en todo un referente turístico y económico para la localidad que cada año recibe a más de 10.000 personas.
También ha ido evolucionando. En sus primeras ediciones era una feria principalmente ganadera y con el paso de los años se ha ido diversificando para dar entrada a muchos otros sectores y prestar especial atención a todo lo relacionado con la alimentación.
La actual directora de la feria, Maica Arguas, comenta que ésta consta de dos líneas: la comercial y la lúdica. Dentro de la comercial está la exposición de ganado vacuno y ovino, principalmente, y en la que se celebra, el último día de feria subastas nacionales y autonómicas.
También entra dentro de esta línea la Feria Agroalimentaria y de Artesanía, a donde acuden más de 100 expositores de diferentes rincones de Aragón, España y Francia. El queso y el paté son los principales protagonistas desde hace unos años.
Precisamente, el concurso de quesos, que se celebra desde hace 13 años, se ha llegado a convertir en uno de los principales alicientes de la Feria de Otoño, que ha vendido en torno a los 5.000 kilos de quesos en cada edición. Un jurado selecciona cada año los cuatro mejores quesos presentados al concurso y, durante la feria, el público puede degustar estos cuatros quesos, acompañados de vino o agua, y votar por su favorito. El que más votos obtiene es el ganador del concurso.
La Feria de Otoño de Biescas también tiene su lado lúdico. Durante todo el fin de semana tienen lugar diferentes actividades como las actuaciones de los Titiriteros de Binéfar o la Ronda de Boltaña, juegos tradicionales aragoneses, degustaciones, el concurso de fotografía o exposiciones.
En la edición de este año, que tiene lugar este fin de semana, 22 y 23 de octubre, habrá como novedad una fondue de queso que, seguro, hará las delicias de todos los visitantes, tal y como señala la directora de la Feria de Otoño. A esta degustación se sumará la de setas, con tres recetas diferentes con este alimento como ingrediente principal, la de carne de potro y ternera al espedo.
En cuanto a la exposición, este año versará sobre la indumentaria y los oficios tradicionales, habrá encajeras de bolillos y se homenajeará a los pastores altoaragoneses, protagonistas del cartel anunciador de la feria de esta edición
Cada año, desde la organización se intenta innovar con nuevos apartados e ir trabajando en los ya consolidados, algo que, ha reconocido Maica Arguas, "no es una tarea fácil". Sin embargo, a lo largo de estos años han ido acertando tal y como lo atestiguan las cifras de visitantes que recibe la Feria de Otoño.
Una cita familiar para disfrutar del ambiente pirenaico y adentrarse en el mundo de la ganadería, la artesanía y la gastronomía.