Regeneración obligada

El Real Zaragoza se ha visto forzado a renovar de nuevo su plantilla prácticamente por completo en este mercado veraniego. El dantesco final de temporada, ridículo incluido frente al Llagostera, ha obligado a Juliá a una regeneración que incluye más de una decena de fichajes, entre los que destacan los regresos de Cani y Zapater.

Zaragoza.- No es ninguna novedad que las plantillas del Real Zaragoza no se parezcan en prácticamente nada de una temporada a otra. El conjunto maño acostumbra a una metamorfosis obligada, primero por la no consecución de los objetivos marcados y, segundo, también por una situación económica que es de todo menos brillante. El verano de la 16/17 no ha sido ni mucho menos una excepción y el plantel ofrece un aspecto muy cambiado.

Aunque, en esta ocasión, se ha tratado de una regeneración tan democrática como necesaria. Ya lo advertía el director deportivo de la entidad, Narciso Juliá, días después del desastre más desastroso de la historia de los desastres. El que protagonizó el Real Zaragoza en Palamós frente al Llagostera en la que fue, probablemente, la noche más negra de la historia blanquilla. Al menos de la reciente, encajando un lamentable 6-2 que le dejaba fuera de los playoff de ascenso.

De hecho, Juliá era rotundo al respecto: "Veía el partido y penaba que era una pesadilla, pero lo jodido es que estaba despierto". Sueño roto el del ascenso por tercera temporada consecutiva y la necesidad, teñida de obligación, de levantarse y volver a conformar un plantel competitivo que pelee por todo. Si se ha conseguido o no lo dirá el tiempo, pero nadie podrá dudar de que el catalán ha removido todo lo posible para cambiar las tornas. Trece entradas y más de 15 salidas. En el primer caso, alguna ha supuesto un soplo de ilusión. El cierzo trajo de vuelta la esperanza.

Zapater, Cani y los demás

¿Qué futbolistas podían volver a reenganchar a una afición harta de tantos desplantes deportivos? Juliá lo tuvo claro desde el primer día y puso las miras en dos ídolos del zaragocismo que hicieron las maletas para regresar a su casa. El verano del 2016 quedará para siempre como el del regreso de Alberto Zapater y Rubén Gracia Cani. Si surgía alguna duda en que contarían ambos con el beneplácito de la afición quedó disuelta como un azucarillo con la presencia de más de 5.000 espectadores en sus respectivas presentaciones.

Luis Milla se hacía cargo del banquillo en detrimento de Carreras
Luis Milla se hacía cargo del banquillo en detrimento de Carreras

Sobre ellos se sustenta la realidad deportiva actual y también el peso de un vestuario que necesitaba de líderes y referentes. "Cada vez que me pongo la camiseta del Real Zaragoza es un regalo que me da la vida", aseguraba Alberto Zapater ante los medios de comunicación, visiblemente emocionado. Nada comparado con lo que sintió el ejeano cuando, a su salida al césped, los muchísimos presentes entonaron el "Zapater, te quiero" que cada encuentro en La Romareda se escucha desde el graderío.

Días después, un caluroso y tormentoso 7 de julio, llegaba Cani. El mago de Torrero despertaba grandes dosis de optimismo, desechando ofertas superiores en lo económico y deportivo para recalar en el Real Zaragoza. Momento también para el humor, reconociendo que Zapater le había enviado "millones de mensajes" para convencerle de enrolarse en el proyecto aragonés.

Sobre ellos, con Luis Milla desde el banquillo, recae gran parte del peso de la plantilla zaragocista esta campaña. Pero todavía faltarían por llegar once fichajes más en uno de los veranos más movidos que se recuerda. Portería, defensa, centro del campo, delantera…todas las líneas exigían refuerzos tan meditados como urgente.

En portería, una cara nueva y otra seminueva. Aterrizaba en la escuadra blanquilla Xabi Irureta, mientras que Álvaro Ratón ascendía desde el Deportivo Aragón para hacer las veces de segundo guardameta. Variaciones también importantes en defensa, con las llegadas de Fran, Casado, Marcelo Silva, Bagnack y Popa. De hecho, sólo han mantenido su sitio Leandro Cabrera e Isaac Carcelén respecto a la plantilla de la campaña pasada.

No sin esfuerzo logró retener Juliá a Ros y Lanzarote, sumándose a Wilk y Erik Morán como jugadores reconocidos de un año para otro. Más allá de Zapater y Cani, la dirección deportiva incorporaba a las órdenes de Luis Milla a Edu García procedente del Ebro tras una gran temporada en Segunda "B", al veloz extremo Xumetra y, por último, a Álex Barrera que no contaba en el Sporting de Gijón.

Juan Muñoz fue el delantero elegido para acompañar a Ángel y Dongou
Juan Muñoz fue el delantero elegido para acompañar a Ángel y Dongou

Más controversia ha generado la delantera. Desde los primeros días de pretemporada el Real Zaragoza comenzó a buscar un punta diferente que complementara a Ángel y Dongou. Un tanque, un nueve referente. Finalmente, casi en las postrimerías del mercado, llegaría Juan Muñoz con un perfil distinto al buscado pero que convencía a Milla. "Es un pepinazo dentro del área", le definía.

Pero la sorpresa terminaba por llegar el miércoles 7 de septiembre. Ya anunciaba Juliá que estarían pendientes del mercado de jugadores parados y, en él, aparecía una oportunidad irrechazable. José Enrique, ex de Villarreal, Newcastle o Liverpool entre otros, firmaba para dos temporadas y terminaba por completar así una plantilla compensada. El valenciano explicaba uno de los motivos fundamentales de su llegada: "Cani y Zapater me han vendido el club muy bien y ha sido un punto clave".

Un mar de salidas

Para que tantos futbolistas hayan sido capaces de recalar en el Real Zaragoza, la labor de la dirección deportiva también ha tenido que ir encaminada a la salida de varios miembros de la plantilla que claudicó en Palamós. Por ejemplo, de la portería no queda nadie con la marcha de Manu Herrera, Bono y Pablo Alcolea, además de la de Óscar Whalley camino del Sporting de Gijón.

La más sonada fue la de Diego Rico, por cerca de un millón de euros con el Leganés como destino. Tampoco se podría retener a Jesús Vallejo, ahora en Frankfurt, ni a Guitián que prefería irse al Valladolid. Junto a ellos, Dorca, Hinestroza o Pedro causaban baja de los habituales titulares.

Tampoco ha sido un verano fácil si se toma como protagonista a Sergio Gil. Faltas de entendimiento contractuales hicieron que el canterano ni siquiera se presentara a entrenar en el arranque de pretemporada y hubo que aguardar hasta el último instante del 31 de agosto para que se sellase su salida al Lugo.

Muchos, muchísimos cambios por tanto en un Real Zaragoza que mantiene su objetivo de ascender a Primera División. Eso sí, un reto que exige paciencia a todos los niveles, sobre todo teniendo en cuenta que se ha tenido que construir un bloque prácticamente nuevo. Y, como dijo Juliá, Cani y Zapater necesitan ayuda para sostener la bandera. Pero con ellos todo será mucho más fácil.