Una veintena de personas duerme a diario en las calles oscenses

Las calles oscenses son el hogar de unas 20 personas que, a diario ,duermen al raso y sin pasar por el Albergue Municipal. Así lo ha destacado Cáritas Huesca que atiende anualmente a unas 1.000 personas sin hogar que participan, además, en sus talleres ocupacionales. El perfil corresponde a una población masculina mucho más multicultural.

Huesca.- Con la llegada del frío y la bajada de temperaturas se extreman las medidas de control por parte de las entidades sociales y el Albergue Municipal de Huesca ya que, según Cáritas Huesca, una veintena de personas, de media, duerme al raso cada día en la capital. Una situación que se produce de manera paralela a la reducción de los usos del Albergue Municipal y que puede ir aparejada con el envejecimiento de los usuarios, su posibilidad de acceder a nuevas ayudas o las posibles enfermedades generadas por su vida en la calle.

El portavoz de Cáritas, Jaime Esparrach, ha remarcado que el descenso en el número de usos del Albergue Municipal se viene observando desde 2012. “Actualmente nosotros atendemos a unas 960 personas sin hogar en la Diócesis de Huesca”, ha explicado Esparrach, que destaca que esta reducción puede deberse al envejecimiento de los usuarios, su acceso a otro tipo de servicios y ayudas y también a la realidad de la infravivienda, que no está contabilizada.

“El perfil del usuario ha cambiado. Ahora hay un 60% de ciudadanos españoles y el resto son inmigrantes. En el caso de los nacionales, suelen ser mayores de 35 años y hasta los 50”, ha explicado Esparrach, que también ha incidido en la nueva dinámica que implica a inmigrantes generalmente mucho más jóvenes.

La población que normalmente usa el servicio del Albergue Municipal es masculina. “Sólo un 6% son mujeres”, ha indicado el portavoz de Cáritas, que también ha constatado que desde la organización se ofrece una ayuda económica de diez euros diarios a los que participen en sus talleres de restauración de muebles a lo largo de su estancia en el albergue, que no puede superar las tres noches. “Son pequeñas cantidades para que tengan algo, para un billete, para algo de comida”, ha remarcado Esparrach.

Cáritas también tiene su hogar del que pueden disfrutar todos los transeúntes que lo necesiten y donde pueden tomar un café o ver la televisión con el fin de que no pasen frío y estén en un lugar “recogido” .