Optimismo

La DGA ha presentado el Informe sobre la Situación Económico-Financiera de la Comunidad Autónoma de Aragón elaborado por la Intervención General. Este informe anticipa que el agujero económico de la Comunidad alcanza los 920 millones de euros. Esta cantidad se corresponde con los ingresos sobredimensionados, los gastos sin consignación y otras insuficiencias que no figuran ni en el presupuesto, ni en la contabilidad. En términos de caja, que es como contabiliza la Unión Europea las cuentas, los millones aumentarían hasta los 957.

La DGA ha presentado el Informe sobre la Situación Económico-Financiera de la Comunidad Autónoma de Aragón elaborado por la Intervención General. Este informe anticipa que el agujero económico de la Comunidad alcanza los 920 millones de euros. Esta cantidad se corresponde con los ingresos sobredimensionados, los gastos sin consignación y otras insuficiencias que no figuran ni en el presupuesto, ni en la contabilidad. En términos de caja, que es como contabiliza la Unión Europea las cuentas, los millones aumentarían hasta los 957.

El encargado de presentar los datos ha sido un optimista Fernando Gimeno. El consejero de Hacienda y Administraciones Públicas ha lanzado un tranquilizador mensaje en el que ha augurado que la estabilidad llegará a Aragón a partir del curso que viene.  Dentro de sus previsiones está, y lo ha dicho creyendo firmemente en ello, el cumplimiento del déficit marcado por el Estado, que en estos momentos triplica el 0,7% permitido y que pretende cumplir cuando se exija un exiguo 0,3%.

El informe, encargado en su día en atención a uno de los acuerdos de investidura con Podemos, muestra una realidad contra la que Gimeno va a tener que luchar fuertemente para conseguir sus alegres pronósticos. Y es que, la piedra más grande a la que se tiene que enfrentar y que tendrá que saber sortear es el agujero en Sanidad, que alcanza los 470 millones de euros.

El problema es que aunque se llegasen a cumplir las optimistas previsiones del consejero, cuya intención es generar 300 millones de euros en ingresos limpios, esta cifra no sería suficiente ni de lejos para saldar las obligaciones que el Ejecutivo mantiene.  Si el primer paso ha sido refinanciar la deuda, el segundo será pagar las facturas. A partir del tercero será cuando entonces Gimeno tenga que apretar más para conseguir que sus palabras no se queden en el aire y se transformen en hechos que cambien, de manera definitiva y estable, el rumbo de la gestión de las cuentas aragonesas.