Opinión

¿Gobernador del Banco de España?

Vaya por delante que no soy simpatizante de Podemos, pero creo que la democracia consiste en que las instituciones del Estado sepan tratar equitativamente a las gentes y a los grupos. El señor Linde, gobernador del Banco de España, ha pronunciado (en una comparecencia) unas palabras en las que dice que votar a un partido sería una catástrofe para los españoles. Visto lo visto hasta ahora en el panorama político, creo que tiene razón, para eso no quitar para que cada cargo público (y más aún el suyo) debe saber perfectamente cuál es su territorio. Cuáles son sus competencias, vamos.

Vaya por delante que no soy simpatizante de Podemos, pero creo que la democracia consiste en que las instituciones del Estado sepan tratar equitativamente a las gentes y a los grupos. El señor Linde, gobernador del Banco de España, ha pronunciado (en una comparecencia) unas palabras en las que dice que votar a un partido sería una catástrofe para los españoles. Visto lo visto hasta ahora en el panorama político, creo que tiene razón, para eso no quitar para que cada cargo público (y más aún el suyo) debe saber perfectamente cuál es su territorio. Cuáles son sus competencias, vamos.

En estos últimos tiempos se ven unas cosas tan kafkianas que ya no nos extrañamos de nada. Pero todo el mundo dice lo que piensa y lo que no piensa. Da igual. Los mandamases de España son la cosa más aberrante que  se puede encontrar. Conforme han ido pasando los tiempos ha descendido el nivel. Ya no saben ni mentir bien. Hoy dicen una cosa y mañana otra. Luego se quejan de la inestabilidad de los mercados, y son ellos los que la propician. Cada uno va a lo suyo. Y cuando van como borregos, lo único que cuenta es ser un clon igualito que el jefe. De repente les sale de la boca algo de sentido común, y antes de veinticuatro horas han rectificado después de la colleja del señor partido. Ese que manda para ganar elecciones y no hacer nada.

Es que la degeneración de la vida política española (y de la vida social en general) es tal que todo lo encontramos normal. Ha desaparecido el pudor, la privacidad, el sentido común. Al actual –a la hora de escribir estas líneas- edil de Madrid, Pedro Miguel Carmona, le han hecho representar en unos pocos días el rol de candidato, concejal, portavoz del grupo socialista en el consistorio de Madrid, futuro senador y hasta alcalde. Él no se ha movido, pero lo han hecho desde todas las trincheras. Los partidos forman coaliciones con unos o con otros  -aunque estén en las antípodas- con tal de alcanzar el poder. La recuperación económica es un hecho. ¿Para quiénes? Y se dice como si fuera un dogma de fe. A los contertulios se les pone al lado derecho o izquierdo del presentador para que todos tengamos claro a quien representan. Y, ¡ay!, del que tenga fisuras en el manual de instrucciones de cada partido.

Todo el mundo se considera con conocimientos y derechos para hablar de todo. Solo les cae el “mobbing” a los pringaos de las sectas políticas. Continuamente doble vara de medir. A unos se les consiente todo y a otros nada. Antes se decía que los políticos manejaban la economía. Ahora resulta que la máxima  autoridad económica de España hace política. ¿O es que es un político? ¿Dónde ha ido a parar la división de poderes de Montesquieu? Decididamente, Alfonso Guerra, el hacedor (en gran medida) de la España que tenemos hoy, tenía razón y sabía lo que decía. Efectivamente, “a España no la conocerá…”.