Mordisco del león (3-1)

El Real Zaragoza era capaz de remontar en su estadio un marcador adverso ante Las Palmas, llevándose un merecido 3-1 a tierras insulares para la vuelta de la final del playoff. Rico, Pedro y Willian José llevaban el delirio a una Romareda ante la que faltan palabras para describirla. La afición emocionó a todos con su apoyo incondicional.

Zaragoza.- Llamarlo fiesta del fútbol es poco. Si la cita entre Real Zaragoza y Las Palmas llevaba consigo un contexto brutal, mágico y blanquillo, el partido entre dos históricos de España estaba a la altura de las circunstancias. Y lo más importante, lo conseguía vencer y remontar el Real Zaragoza con un 3-1 que maravilló a la mejor Romareda desde hace muchos años, que vibró con los goles de Rico, Pedro y Willian José.

El once de Popovic no presentaba ninguna sorpresa, con los mismos once héroes que completaban la gesta en Montilivi. Y, además, con bazas como Jaime, Borja o Basha en el banquillo. La grada lucía como nunca, con el himno sonando de cada garganta y un apoyo unánime y atronador. Pero lo cierto es que, quizás contra pronóstico por el escenario, era Las Palmas el que comenzaba mejor. Al Real Zaragoza le tocaba sufrir tanto por el centro como por la banda, viéndose ciertamente desarbolado. Y, en ataque, le sobraban nervios en unas piernas agarrotadas. 

La primera vez que se desperezó fue en el minuto 12, cuando Willian José peinaba una pelota mansa de Cabrera y Eldin enganchaba un zurdazo sensiblemente alto. Eso sí, el centro del campo era completamente de los visitantes, que dominaban sin complejo y con superioridad. Y cuando la trató de sacar jugada por primera vez el cuadro de Popovic la pifió. Era Cabrera el que se veía presionado por David Simón y no sabía qué hacer con el balón, perdiéndola en zona peligrosa y propiciando una mini-contra ejecutada por Viera. 0-1 y de nuevo eliminatoria para remar, ya en el minuto 19. 

Viera y Araujo andaban desatados y rondaban el peligro siempre. Ante el desacierto de Cabrera, Popovic sorprendía con la entrada en el campo en el minuto 26 de Jaime por el uruguayo, que se marchaba resignado. El Real Zaragoza se quedaba con cuatro atrás y metía un puñal por la banda, aunque el verdadero problema residía en la incapacidad de generar fútbol. Pero a oleadas podía empatar el cuadro local, por ejemplo tras una buena pared entre Pedro y Willian que terminaba con disparo del primero despejado con problemas por Raúl. 

Pedro que estaba siendo el mejor y de nuevo decisivo en el tanto del empate. La locura se desataba en el 40 cuando el alicantino recogía un rechace de un córner y ponía un balón medido a la cabeza de Diego Rico que remachaba abajo. Le sentó muy bien el gol al Real Zaragoza que por fin se creyó que era capaz de batir a Las Palmas. De hecho, pudo llegar el segundo con un gran servicio de Jaime que la defensa cortó in extremis cuando Willian se preparaba para empalar. Pero no se movería y el 1-1 se paralizó en el electrónico. 

Segunda parte

Poco hubo que esperar en la segunda parte para que La Romareda se viniera abajo. Tras un momento de incertidumbre en defensa, el Real Zaragoza montaba el contraataque. Como siempre por la banda de Jaime, que mandaba un centro con el exterior que ponía en apuros a la zaga y al guardameta, regalando el balón a un Willian que cedía atrás para que Pedro fusilara el 2-1 a las redes. Pero Las Palmas ni mucho menos había dicho su última palabra

De hecho pronto se hicieron de nuevo con el mando del choque y podía empatar por medio de Araujo, pero Bono salvaba bien su intento de vaselina. Mismos protagonistas un minuto después, con el marroquí salvando con cierta fortuna el intento del argentino. Sufría mucho por entonces el Real Zaragoza, que de nuevo se salvaba en un mano a mano de Roque Mesa que mandaba alto. La alternativa de los maños eran las contras, como probaba Dorca sin acierto en el pase final. 

Viendo que se le escapaba el oxígeno en el medio, Popovic quemaba la baza de Basha y retiraba a Ruiz de Galarreta. Sin embargo, el equipo ya sabía que le tocaría mucho sufrir si quería mantener el marcador a favor. Además, Herrera introducía a Valerón con su ya tradicional aplauso en La Romareda. Y el serbio agotaba cambios con la aparición de Álamo en detrimento del mago Eldin Hadzic. No le pudo salir mejor. 

Porque poco después el canario se sacaba de la manga una carrera increíble, sorteando un penalti claro y prefiriendo ser deportivo, continuar y centrar para que Willian, tras un mal rechace de Raúl, hiciera el 3-1 en el 74. Por entonces el himno comenzaba a sonar en una Romareda emocionante, que daba a los suyos las fuerzas que ya flaqueaban. 

Y aunque Las Palmas lo intentaría hasta el final y también el Real Zaragoza amenazó con la posibilidad de una contra para el cuarto, el marcador ya no se movería en una auténtica fiesta de zaragocismo. La Romareda vibraba y agradecía a los suyos el enorme esfuerzo que había supuesto vencer 3-1 y marcharse con una renta, ni mucho menos definitiva, pero sí importante para la vuelta de la final. El león vuelve a rugir. Y vaya si lo hace.