Limpiar el Ebro con respeto al caudal

Las máquinas han comenzado a trabajar en el río. Las grandes avenidas han quedado atrás y el caudal del Ebro a su paso por Zaragoza vuelve a estar en niveles muy bajos. Hablar de dragado cuando sólo se van a desplazar 300 metros cúbicos de grava es algo exagerado, y más teniendo en cuenta que se van a mover estos materiales para crear un pasillo de seguridad.

Las máquinas han comenzado a trabajar en el río. Las grandes avenidas han quedado atrás y el caudal del Ebro a su paso por Zaragoza vuelve a estar en niveles muy bajos. Hablar de dragado cuando sólo se van a desplazar 300 metros cúbicos de grava es algo exagerado, y más teniendo en cuenta que se van a mover estos materiales para crear un pasillo de seguridad.

Es cierto que este movimiento de tierra permitirá que vuelvan a surcar las aguas los barcos turísticos, pero también permitirá que cientos de deportistas retomen la actividad con la llegada de la época estival. Y lo que es más importante, las patrullas de salvamento se aseguran que el calado de sus embarcaciones no será un impedimento para navegar por el Ebro con normalidad si tuvieran que atender una emergencia.

El Ayuntamiento de Zaragoza ha invertido mucho dinero en remodelar las riberas para sacarle partido a esta zona de la ciudad. También ha habido una fuerte apuesta por parte de los inversores privados, que han aportado 7,2 millones de euros y han creado un total de 112 puestos de trabajo. Sin embargo, si se quiere explotar el río, uno de los grandes atractivos turísticos de la capital aragonesa, y crear en torno a él una red de servicios que beneficien a la ciudad, hay que garantizar su navegabilidad.

Eso no quita para que se respete un caudal ecológico y no se ponga en peligro el medio ambiente y la fauna del Ebro. El Consistorio está siendo cauto a la hora de actuar, ya que ha realizado trabajos que son consecuencia de la subida del lecho del río, producida por las últimas riadas. También tiene que garantizar la seguridad de los ciudadanos y permitir, siempre con control, que se ponga en valor el Ebro como uno de los puntos fuertes de la economía y el turismo zaragozano.