Los investigadores del CITA recibirán parte de los beneficios de sus descubrimientos

Los investigadores del CITA se igualan al resto y recibirán parte de los beneficios de lo que descubran. Se elimina así la desventaja que tenían respecto a los de otros organismos, fomentando la utilidad de los trabajos y para motivar. El objetivo actual es hacer semillas que se adapten al cambio climático y resistan enfermedades.

Zaragoza.- El personal investigador del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) tendrá a partir de ahora una parte del rendimiento de sus invenciones. Se ha copiado la reglamentación de los organismos nacionales como el CSIC o el INIA y se igualan en derechos a los demás investigadores del resto de instituciones.

Cuando finalice el año, el dinero ingresado por los descubrimientos habrá de repartirse entre los investigadores, aunque ya estén jubilados, el grupo y el centro. Esa recaudación dependerá de lo utilizado que sea por los viveristas, agricultores o ganaderos lo que estos inventen. También tienen que perseguir a los “piratas”, algo que está vigilado por compañías contratadas, para que paguen los derechos de autor correspondientes.

Los beneficios obtenidos por el CITA por la explotación de una invención se distribuirán en un terco para el centro, otro tercio para autor o autores del descubrimiento y otro tercio para los gastos de investigación del grupo que haya participado. No obstante, los costes de mantenimiento de la protección de lo que se invente se deducirán.

Es una forma de incentivar que las obtenciones vegetales y patentes sean de utilidad para el sector, “porque si son usadas, se generarán réditos”, asegura la directora de investigación, Clara Marín. El sector paga por las patentes utilizadas, tanto los viveristas por semillas como los agricultores que ponen en el campo obtenciones vegetales del CITA.

“Una manera de motivar a los investigadores agroalimentarios en cuanto a los frutos de su investigación, que ya no tienen sólo un motivo académico de hacer publicaciones, sino que revierte indirectamente en interés propio de poder llenar sus bolsillos cuando el sector lo utiliza”, añade Marín.

El CITA tiene unas colecciones vegetales y animales muy importantes. El banco de germoplasma de hortícolas tiene más de 17.000 entradas vegetales, ya que desde hace 30 años se recogen semillas (hay más de 8.000 tipos de pimientos o más de 400 árboles en los que se pueden buscar genes de resistencia a determinadas enfermedades o salinidad del suelo, dependiendo de lo que el sector demande).

Ejemplos de invenciones son las obtenciones de almendras obtenidas por mejora genética de frutales que son de floración tardía para evitar que las flores se hielen. Estos son muy valorados por el sector, que ha implantado esta variedad en sus campos. Asimismo, han descubierto unos patrones que se adaptan a las condiciones del valle medio del Ebro para melocotonero.

Por otro lado, la mayor parte de las patentes que hacen son nacionales. Y es que las europeas e internacionales cuestan de media 30.000 euros. Hasta ahora el registro de obtenciones las paga el CITA y tiene que haber un estudio de que realmente será útil explotarla. Por lo que depende del resultado del proyecto el hacer o no patentes y el interés del sector.

Un ejemplo de lo contrario fue la obtención de la variedad de borraja de Movera, algo que se donó al sector para que la utilizara dado que no se encallaba y endurecía. Esa semilla está protegida por los viveristas y se mantiene un cultivo puro.

El banco de germoplasma de hortícolas tiene más de 17.000 entradas vegetales
El banco de germoplasma de hortícolas tiene más de 17.000 entradas vegetales

Ahora, lo último que se investiga es hacer semillas que se adapten mejor a las condiciones del cambio climático y sobre todo resistentes a enfermedades. Eso en cuanto a obtenciones vegetales, porque en cuanto a patentes o modelos de utilidad de sistemas de producciones ganaderos, se intenta alargar la vida útil de los productos por la sobreproducción de agroalimentación que tiene Aragón para tener mayor cadena de distribución. Por ejemplo, hace unos años se hizo una patente que determinaba la vitamina E de la carne, se potencia la raza que más tenga y evita así su oxidación en los mostradores de los supermercados. Entre esas razas están la Pardina o Pirenaica.

También tienen patentado un gen que fomenta la prolificidad en el ovino para seleccionar la raza aragonesa. Y hacen modelos de utilidad, por ejemplo, consejos al agricultor y ganadero de un sistema de producción o manejo sanitario o de selección de óvulos de frutales. “El saber hacer es una cosa que también tiene valor y puede ser pagado”, indica la directora de Investigación, y explica que lo último, el mes pasado, fue inventar un modelo para recoger semen de ovino… un puro diseño industrial. “Una forma de fomentar la transferencia al sector productivo”, concluye Marín.

El CITA nunca trabaja con organismos manipulados genéticamente. Todo lo que obtienen son descubrimientos de algo que ya está ahí y que ponen en valor o una variedad que había pasado desapercibida. Averiguan posibilidades de lo que ya existía y lo aplican.

Otras novedades

La titularidad de las invenciones realizadas por el personal procedentes del desempeño de las funciones realizadas allí son del centro y los investigadores están obligados a notificar cualquier descubrimiento inmediatamente a la Dirección. En el plazo de tres meses, la Dirección tiene que evaluarlo y comunicarle si se compromete a mantener los derechos sobre ésta. En el caso de que el centro se comprometa, estará obligado a presentar la solicitud de la patente en el plazo máximo de un mes.

No podrá publicarse el resultado de una investigación susceptible de ser patentada durante el plazo de tres meses hasta que se haya presentado la solicitud de patente. Eso sí, cuando el CITA opte por no mantener los derechos sobre la invención, el autor o autores podrán presentar la solicitud de patente, pero en todo caso el CITA tendrá derecho a una licencia no exclusiva, intransferible y gratuita de explotación. Asimismo, cuando se obtengan beneficios de la explotación de los derechos, le corresponderá un 20%.