El rendimiento de la evidencia científica

Hace año y medio, el gerente del sector III de Zaragoza del Salud, José Antonio Gil Lahorra, y el doctor Roncales, visitaron al consejero de Sanidad, Ricardo Oliván, en su despacho para sugerirle crear una unidad de prevención cardiovascular y rehabilitación cardiaca. Hoy es una realidad en el Hospital Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza.

Hace año y medio, el gerente del sector III de Zaragoza del Salud, José Antonio Gil Lahorra, y el doctor Roncales, visitaron al consejero de Sanidad, Ricardo Oliván, en su despacho para sugerirle crear una unidad de prevención cardiovascular y rehabilitación cardiaca. Hoy es una realidad en el Hospital Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza.

Un equipo multidisciplinar hará que los enfermos recuperen su estado antes de sufrir del corazón, detectarán los factores de riesgo y les enseñarán a controlar su afección. Los pacientes con patologías cardiacas se implicarán en el proceso y aprenderán a corregir sus malos hábitos y optar por una vida sana que les evite tener que volver al hospital.

Un proyecto que merecía la pena acometer y que hace que el Provincial deje de ser el “patito feo” de los hospitales aragoneses. La inversión no ha sido de gran importancia, unos 150.000 euros en equipamientos además de ocho personas a contratar, pero el rendimiento que se le saca a los recursos ya existentes es enorme, ya que ahorrará 5.000 euros por paciente y año al Salud. Si se tiene en cuenta que atenderá a entre 70 y 80 enfermos cada dos meses, cuando esté a pleno rendimiento, esto significará una reducción de los costes sanitarios de 2,25 millones de euros.

Aragón se sitúa así entre los mejores hospitales nacionales para prevenir y rehabilitar con esta unidad. Los pacientes con problemas cardiacos recibirán una atención envidiable a nivel nacional, dado que a esta unidad se une el plan “Código Infarto”, que permite, cuando hay sospecha de infarto de miocardio, que se coordine todo un sistema sanitario para abrir las arterias obstruidas del paciente en un tiempo mínimo, reduciendo hasta un 5% la mortalidad y las consecuencias y secuelas.

Queda demostrado que la experiencia es un grado. Escuchar a los técnicos o especialistas es condición indispensable para una buena gestión de los recursos públicos con el fin de optimizarlos y dar a los aragoneses una mejor calidad de vida.