Un agujero económico de más de la mitad del presupuesto

La Cámara de Cuentas ha detectado 211 anomalías en contratos del Ayuntamiento de Zaragoza y ha confirmado un agujero de 344 millones de euros. Tras meses de espera, el informe definitivo de este órgano fiscalizador ha llegado y ha desbaratado todas las esperanzas puestas por el vicealcalde de Zaragoza, Fernando Gimeno, en que la cifra sería sensiblemente menor. De dicho informe se extrae que la contabilidad de 2011 no refleja la realidad económica y patrimonial del Consistorio y asesta un duro golpe a la credibilidad económica de la institución.

La Cámara de Cuentas ha detectado 211 anomalías en contratos del Ayuntamiento de Zaragoza y ha confirmado un agujero de 344 millones de euros. Tras meses de espera, el informe definitivo de este órgano fiscalizador ha llegado y ha desbaratado todas las esperanzas puestas por el vicealcalde de Zaragoza, Fernando Gimeno, en que la cifra sería sensiblemente menor. De dicho informe se extrae que la contabilidad de 2011 no refleja la realidad económica y patrimonial del Consistorio y asesta un duro golpe a la credibilidad económica de la institución.

El documento aprecia irregularidades contables, en contratación, en materia de subvenciones y refleja también facturas millonarias en los cajones. Una situación sonrojante para una Casa Consistorial que presume de ser de las más transparentes de España. Frente a estas escandalosas cifras, Gimeno se escuda en la crisis económica y reconoce que en ese ejercicio hubo problemas con 200 millones que se solventaron mediante el Plan de Ajuste y el Plan de Pago de a Proveedores.

Sin embargo, los datos demoledores han hecho que PP, CHA e IU se hayan unido para pedir responsabilidades políticas por las consecuencias que puedan derivarse del informe. El desajuste contable es muy grave y  han solicitado que el texto se someta a debate en nuevos plenos y en comisiones extraordinarias de todas las áreas municipales.

Gimeno justifica este desajuste en lo que denomina “discrepancias contables” entre los funcionarios del Consistorio y los miembros de la Cámara de Cuentas. Para evitar situaciones tan ridículas y dispares, los técnicos de ambas instituciones tendrían que unificar la metodología. Utilizar los mismos criterios para regular las cuentas públicas aportará claridad y evitará que se utilicen como un instrumento político según convenga.

A falta de conocer el desenlace que tendrá para los sucesivos presupuestos y cómo ha incidido en las últimas subidas de impuestos, lo que ya es notorio es el enorme daño que el informe definitivo ha ocasionado a la imagen del Consistorio. Las administraciones públicas no pueden permitirse perder más la confianza de los ciudadanos. El equipo de gobierno tendrá que esforzarse mucho en el futuro y aclarar hasta el último detalle. En caso contrario, el alcalde de Zaragoza deberá depurar responsabilidades políticas.