La Nochevieja se celebra el 31 de diciembre por la guerra entre Roma y Segeda

¿Por qué la Nochevieja se celebra el 31 de diciembre? La respuesta se encuentra en el yacimiento romano de Segeda, en la localidad zaragozana de Mara, y se remonta hasta el año 153 antes de Cristo, cuando Roma declara la guerra a Segeda. Además, en torno a esta fecha hay muchas tradiciones casi desaparecidas en el Alto Aragón.

Zaragoza.- El motivo de que cambiemos de año el 31 de diciembre se remonta hasta el año 153 antes de Cristo y en la decisión juega un papel importante el yacimiento romano de Segeda, que se encuentra en la localidad zaragozana de Mara.

Tal y como aparece en fuentes escritas grecolatinas, la declaración de guerra que Roma hizo a Segeda es la consecuencia de que la elección de los cónsules, que marcaba el inicio del año, cambiara de fecha. “En concreto se desplazó desde los idus de marzo, que eran el 15 de marzo; hasta las calendas de enero. Es decir, el 1 de enero”, ha detallado el director del yacimiento, Francisco Burillo. 

“Roma declaró la guerra a Segeda como consecuencia de la expansión y la importancia de esta ciudad. Un enfrentamiento en el que participaron 30.000 romanos y 25.000 celtíberos y que acabó con la victoria de los segundos. Pero, ¿por qué Roma trasladó el inicio del año? Pues para que la guerra no fuese durante el invierno”, ha añadido Burillo. 

Según el profesor y director del yacimiento, “Roma conocía muy bien todo el interior de la Península y, por lo tanto, el frío que podía llegar a hacer y lo que podría dificultar ese frío la batalla. Gracias al cambio en la elección de los cónsules, el enfrentamiento tuvo lugar el 23 de agosto”. “Esta noticia tan importante es la más antigua que tenemos en el territorio de Aragón”, ha añadido Burillo.

Tradiciones 

Alrededor de la Nochevieja existían tradiciones, sobre todo en el Alto Aragón, que han ido desapareciendo con el paso de los años. Sin embargo, en localidades como Sariñena se ha recuperado el "Cabo dAño". 

El profesor y escritor José Antonio Adell ha detallado que en el Sobrarbe “los niños salían el día 1 de enero a buscar el Cabo d’Año, que era turrón, pasas, higos... Una especie de aguinaldo que a veces también tenía alguna moneda y que sobre todo daban las madrinas de los niños”. En La Litera, ha continuado Adell, “se hacían rondas y los niños recogían en cestas de mimbre golosinas, almendras garrapiñadas, turrones de guirlache o peladillas”. 

Y para pedir el Cabo d’Año había diferentes fórmulas. Por ejemplo, en Sariñena se decía: “Señora María, ¿nos da Cabo d’Año?”. Y la respuesta solía ser: “Pasa, pasa, que te cortaré un dedo y te lo pondré na paño”. 

Pero no es la única tradición de Nochevieja, porque también existía la del hombre de las narices: “Se decía a los niños que tenían que ir a buscar al hombre que tenía tantas narices como días del año, y los más pequeños buscaban a un hombre con 365 narices. El truco era que sólo hay un día del año. En algunas poblaciones hacían hasta muñecos a los que pegaban muchas narices”, ha señalado Adell.

Y otra tradición perdida de la provincia de Huesca era la de los Casamientos de Cabo d’Año, en los que se emparejaba por sorteo a los solteros, mozos y viudos de la localidad con las solteras, mozas y viudas. “Parejas que no solían llegar a buen puerto y que en muchas ocasiones eran bastante inverosímiles porque podía salir un mozo de 15 años con una viuda de 80”, ha recordado Adell.