José Carlos Fuertes Rocañín: "Se está psiquiatrizando excesivamente la vida"

"Ponga un psiquiatra en su vida. Manual para mejorar la salud mental en tiempos de crisis" es el nuevo trabajo del renombrado psiquiatra José Carlos Fuertes Rocañín. Las claves de cómo abordar algunos trastornos mentales de una forma factible se dan en esta obra amena a la lectura donde la ironía y el humor son los protagonistas.

Zaragoza.- El psiquiatra con una amplia experiencia José Carlos Fuertes Rocañín regresa al mundo editorial con un nuevo libro, que se aleja de los tecnicismos, acerca de los trastornos y enfermedades mentales. “Ponga un psiquiatra en su vida. Manual para mejorar la salud mental en tiempos de crisis” ya está a disposición de los lectores interesados en mejorar su salud y calidad de vida atendiendo a simples comportamientos cotidianos que ayudarán a conseguir ese objetivo.

José Carlos Fuertes Rocañín suma esta obra a más de una treintena. Este nuevo libro narra de una forma inteligible para cualquier ciudadano temas varios como el suicidio, la depresión, el consumo de drogas o el maltrato. Son 237 páginas, divididas en tres partes diferenciadas, en las que analiza las enfermedades, se dan recetas prácticas y se amplían conocimientos acerca de las alteraciones de la salud mental con un toque de humor e ironía.

Un trabajo que le ha llevado nueve meses elaborarlo, pero que supone un trabajo que se basa en la experiencia, en los conocimientos que ha ido adquiriendo a lo largo de su carrera profesional. Este domingo 21 de diciembre, el autor estará en la Fnac de la capital aragonesa para presentar el manual al público y, más tarde, lo hará en Madrid además de en otras ciudades del territorio nacional.

Pregunta.- ¿Cómo es el perfil del lector al que se dirige?
Respuesta- A todo ciudadano y ciudadana que esté interesado en la salud mental. El libro está hecho para intentar, que es muy difícil, desestigmatizar la salud mental y también los prejuicios. Es una gota más en este gran océano de los prejuicios. Pretende que se conozcan mejor las enfermedades mentales, por lo que he intentado utilizar un lenguaje comprensible, hablar de temas que nos preocupan a todos y con unos títulos no técnicos, sino con la terminología cotidiana de cualquier ciudadano.

P.- “Ponga un psiquiatra en su vida” divulga algunos de los trastornos mentales que podemos sufrir cualquier persona. ¿Cuál es la óptica que adopta para describir el problema de la enfermedad mental?
R.- Intento ver cómo, por un lado, los técnicos creamos muchos síndromes, y he intentado quitar síndromes. O sea, el síndrome postvacacional es uno de los capítulos. Y justo lo que hago es criticarlo. No hay un síndrome postvacacional, lo que tendríamos que hacer si hablamos de síndromes sería hablar de uno prevacacional, uno vacacional… ¡Entonces todo es síndrome! Lo abordo desde esa óptica, un poco crítica y algo humorística.

José Carlos F. Rocañín es colaborador en el programa Espejo Público, de Antena 3
José Carlos F. Rocañín es colaborador en el programa Espejo Público, de Antena 3

Por ejemplo, hay capítulos totalmente de cachondeo, dedicados a cómo la gente llamamos ahora en inglés o pseudoinglés conceptos que toda la vida se han llamado en castellano de otra manera. ¿Estamos todos enfermos? ¿Está la sociedad un poco loca? Pues sí. Ese es el punto de vista. Cómo se gestionan las emociones, la educación, que no es un tema psiquiátrico pero si no se educa a los niños luego hay que castigar a los hombres. Y si se castiga luego se padece la enfermedad, y si no se educa empezamos con los malos tratos, con las drogas… por eso es un poco diferente.

P.- Se puede afirmar entonces que tenemos el síndrome de crear síndromes.
R.- La culpa es nuestra. Se está psiquiatrizando excesivamente la vida. Queremos buscar explicación a todo porque algo que nos llame la atención o que sea anormal, que no quiere decir enfermo, le buscamos un síndrome para quedarnos más tranquilos.

P.- Se centra en enfermedades mentales y en conductas peculiares provocadas por los trastornos. ¿Cómo se pueden tratar temas tan importantes y serios con humor?
R.- Los trastornos y las enfermedades no se pueden tratar con humor. Pero los psiquiatras estamos viendo muchas alteraciones o anomalías que no son enfermedades y a los que sí es conveniente aplicarles una chispa de humor. Más que humor sería relativizar la vida, no darles tanta importancia a cosas banales, no dramatizar. Y una forma de no dramatizar es ver el lado irónico, a veces sarcástico. No podemos estar todo el día enfadadazos. Una persona que está todo el día enfadada acaba destrozada porque pierde energía. El humor es una excelente medicina. La sonrisa, incluso la no natural. Uno empieza riéndose a la fuerza y eso produce una modificación en los trasmisores que hace que las personas acaben con un tono más placentero. Produce bienestar, por lo tanto hay que reírse, reírse mucho.

P.- Analiza algunos de los problemas que podemos padecer por el estilo de vida que llevamos. ¿Hay remedios para todos?
R.- Para casi todos. Salvo las enfermedades graves, que hay que medicalizarse mucho. La mayor parte de las veces no es que no haya solución, es que no tendría que haber problemas. Somos nosotros los que generamos, con nuestra actitud ante la vida, los problemas, el dolor y el sufrimiento. Si por la mañana me levanto pensando que va a ser un mal día, un terrible día, es muy probable que lo consiga. Porque hay una máxima en la psicoterapia que dice “crees, creas”, lo que uno cree lo crea. Las cosas no son como son, sino como somos. Si eres una persona propensa a marear la perdiz, a darle vueltas a todo, a sacar lo negativo, a ver sólo lo triste… creas una realidad triste. Por tanto, soluciones hay. Lo que no las habrá para esquizofrenia o para trastornos delirantes en las demencias, pero esas personas son las menos, las que no tienen una solución fácil.

El domingo 21 presentará su nuevo libro en Fnac de la plaza España, en Zaragoza
El domingo 21 presentará su nuevo libro en Fnac de la plaza España, en Zaragoza

P.- ¿Destacaría algún problema en concreto que impere en nuestra sociedad?
R.- Está claro que la depresión y la ansiedad, que son enfermedades muy frecuentes que producen mucho gasto directo e indirecto, que se diagnostican mal y se tratan peor, porque se confunden. La depresión la confundimos con los problemas de la vida y eso es una laguna importante.

Lo que estamos viendo también es una inmadurez general. La inmadurez es intolerancia ante la frustración, y la sufrimos casi todos los que vivimos en la llamada sociedad de bienestar. Lo tenemos todo tan bien, tan fácil en algunos sentidos, tan cómodo, aunque se esté pasando mal, que no nos damos cuenta. Tenemos intolerancia a que las cosas nos vayan mal que cualquier cosa que no sale como yo quiero ya tenemos un disgusto, un problema, consumo de drogas, alcohol… me suicido. No. O esto cambia o lo tenemos muy mal porque esa capacidad de aguantar, de decir hay que salir adelante, hay que luchar, se ha perdido.

P.- La última parte de su libro la dedica a aportar algunas soluciones posibles. ¿Qué tiene que hacer una persona que padece este tipo de problemas para alcanzarlas?
R.- El capítulo 27 se llama: "De la teoría a la práctica: pautas para la supervivencia diaria". Ahí voy dando grageas o cápsulas básicas. Si tú no te quieres no te pueden querer. Si no estás a gusto contigo mismo difícilmente vas a trasmitir a los demás una sensación de bienestar, y, por tanto, es necesario ser egoísta, pero inteligentemente egoísta. Es decir, confundimos egoísmo con egocentrismo. Egoísta es una persona que busca su bienestar sin fastidiar a los demás. Por ejemplo, la vida está hecha de tiempo, aprovecha el tiempo. ¡Cantidad de tiempo que perdemos que luego nos lamentamos…! Podrás comprar hasta la salud, incluso hasta el amor, entre comillas, pero el tiempo no. Voy dando una serie de reflexiones básicas que se nos olvidan. Todos los días tenemos que hacer una higiene mental para vivir un poco mejor. Y eso es muy sencillo si uno lo entrena.

En la actualidad compagina su consulta privada y la labor asistencial en el Hospital General de la Defensa
En la actualidad compagina su consulta privada y la labor asistencial en el Hospital General de la Defensa

P.- Supongo que todas las alteraciones de la salud mental hacen mella en la autoestima.
R.- A veces es causa y a veces efecto. A veces el que uno tenga una depresión acaba viendo que no tiene capacidad y se siente muy poquita cosa. Pero a veces es al revés: como no tengo buena autoestima de entrada, pues acabo deprimido. La autoestima es un concepto básico que se desarrolla en la infancia, que es donde se va a gestar, y que depende también de ciertos parámetros genéticos. No todo el mundo que quiera va a tener una buena autoestima, es un error pensar eso. Esto de querer es poder es mentira. Querer es poder si uno está bien, si estás medianamente sano.

P.- El subtítulo de su obra es “Manual para mejorar la salud mental en tiempos de crisis”. En estos tiempos que corren, ¿es cuando más se necesita la ayuda de un especialista como usted?
R.- Los que estaban entre Pinto y Valdemoro está claro que claudican. No es que estos tipos de crisis produzcan más problemas psiquiátricos. Lo que hacen es que desencadenan los que están latentes. Hay gente que cuando llega a una situación como la actual, los que estaban al borde, dan el salto.

La crisis no es de entrada un problema de salud mental. Es un problema para las personas vulnerables, que se angustian, se deprimen, empiezan a tener rituales obsesivos, aparecen las paranoias… Pero porque estaban ahí. Y todo esto que llamamos tensión ambiental, situación crítica, les da muchos problemas a este tipo de personas.

P.- ¿Cómo está la psiquiatría en estos momentos?
R.- Hay que invertir más en psiquiatría, en salud mental. Las administraciones no se gastan mucho dinero en ello, por lo que sigue siendo la hermana pobre de la medicina. A pesar de los datos estadísticos, que son contundentes, el esfuerzo por mejorar las unidades asistenciales, los hospitales de larga estancia, no es el adecuado.

Tenemos que pensar que de cada cien personas que van a un médico de cabecea, 40 tiene un problema de salud mental. Y esto es un problema gordo. No estoy hablando de problemas de la vida de que me ha dejado el novio y estoy triste, no. Sino de gente con esquizofrenia, anorexia, adicciones a sustancias, paranoias… Estamos hablando de patología. Es un tema que de cada cien personas que anda por la calle, 20 tienen un trastorno de personalidad, que de cada cien camas que hay en un hospital general aproximadamente 30 están por problemas derivados por alcohol… Tenemos unos datos que el coste directo es muy alto y el indirecto también, que lleva al absentismo laboral, problemas de malos tratos, accidentes de tráfico… Entonces ¿qué pasa? Que cuando queremos atajar los problemas hay que hacerlo con estudios, no con leyes. Y esto supone costes. Los psiquiatras seguimos estando un poco para el lujo. Es la distinción que hacemos, que es más grave cuando vemos que los colegas médicos siguen haciendo la misma distinción, siguen viendo la psiquiatría una especialidad rara. Y eso hace 50 años vale, pero ahora no.