María Jesús Extremiana: "Es un clamor que personas mayores aragonesas, que han cotizado toda su vida, no reciban ayuda"

La Fundación Tau San Eugenio cumple 40 años este 2014. María Jesús Extremiana es presidenta de la entidad. La entidad tiene en Torrero el primer psicogeriátrico en la Comunidad. A su juicio, es un “clamor” que personas mayores aragonesas, que han trabajado y cotizado en la Comunidad toda su vida, no reciban ninguna ayuda.

Zaragoza.- La Fundación Tau San Eugenio celebra este 2014 su 40 aniversario. La entidad, nacida en 1974, está ubicada en el barrio zaragozano de Torrero y es gestionada por la Comunidad de Religiosas Franciscanas del Espíritu Santo (Montpellier). María Jesús Extremiana es la presidenta de la Fundación y lleva en este proyecto desde sus inicios. Actualmente la Fundación cuenta con el único centro en Aragón denominado “psicogeriátrico”, el primer centro integral para atención de personas mayores con demencias y alzheimer. Además, cuenta con residencia, centro de día y cuatro pisos tutelados.

Pregunta.- La Fundación celebra este año su 40 aniversario y usted forma parte de ella desde el inicio, ¿cómo los resumiría?
Respuesta.- Han sido 40 años muy bonitos. Como todas las trayectorias humanas, han sido 40 años llenos de acontecimientos con unos momentos muy bonitos, muy positivos, aunque también ha habido dificultades, problemas y momentos malos. Pero cuando las cosas se hacen con ilusión y se tiene muy claro lo que se quiere llevar a cabo, por qué, para quién y a quién va dedicado, hay un impulso con el que resulta fácil superar los momentos difíciles.

Han sido 40 años de progreso ya que se empezó con una pobreza radical y esto ha ido mejorando con las aportaciones de los usuarios. Ha sido un aprendizaje constante, la necesidad del anciano nos la ha enseñado la gente.

Otro logro para nuestro querer hacer y nuestro querer dar servicio fue el tema de pisos tutelados. Había personas mayores que estaban en el barrio pero que estaban bien físicamente, activas, pero que por ejemplo, igual subir un tercero sin ascensor les era costoso o había quien tenía la casa muy deteriorada y no podía vivir en ella, ni hacer frente a una restauración. Entonces nos pareció interesante poder proporcionarles a esas personas una vivienda al margen de la residencia, ya que no eran personas para estar institucionalizadas, pero ofreciéndoles unos servicios de apoyo.

P.- ¿Cómo arranca la fundación?
R.- El centro era un cine parroquial. En el año 1955 y los dos siguientes se construyeron con el esfuerzo de muchos voluntarios las parroquias, el cine parroquial, los locales para escuelas y los locales para diversión y expansión de la gente, algo tipo a un bar pero que no era exactamente eso... Se llevó a cabo todo ello y dio un buen servicio al barrio pero fueron surgiendo necesidades nuevas con los primeros ancianos que vivían solos y no podían permanecer en sus domicilios.

Una fisioterapeuta trabaja con algunos ancianos
Una fisioterapeuta trabaja con algunos ancianos

Fue entonces, cuando desde la parroquia San Eugenio se pensó en transformar el cine, aquellos cines blancos, en residencia. Además, la gente ya tenía otros medios de diversión, ya había más líneas de autobús y el barrio se podía comunicar con el centro, con lo cual la gente podía ir al cine o al teatro.

P.- Tienen el primer y único centro psicogeriátrico en Aragón.
R.- Sí. Es el primer centro en la Comunidad de Aragón que se hizo y se construyó ya específico para demencias de alzheimer, para personas con procesos de deterioro cognitivo como son estos enfermos y entonces toda la construcción fue adaptada para este tipo de personas mayores o no tan mayores pero con estas patologías.

P.- ¿Cuáles son las características y necesidades propias de este centro?
R.- Primero es la estructura del centro, tiene que estar muy bien pensada porque es gente muy deteriorada que tiene grandes dificultades para desplazarse y grandes facilidades para escaparse, o sea, para encontrar una puerta abierta, no saber dónde van y salir. Todo esto había que controlarlo mucho, había que facilitarles el acceso porque están desorientados y el entorno debe ser siempre muy adecuado para que ellos se orienten. Debe haber mucha luz y mucha claridad, que haya espacios de sol como son los jardines.

Después, está todo el tema de la infraestructura que son todos los medios que hacen falta como grúas, camas adecuadas… Todo el material tiene que ser muy adecuado y específico para estas personas y por supuesto, el personal es importantísimo. Además de tener una buena capacitación como profesionales, tienen que tener una vocación específica, ese saber cuidar como arte. La gente que trabaja en el centro está muy unida al anciano, muy sensibilizada con su situación, y aunque se les trata con mucha profesionalidad también se hace con muchísima ternura y cariño. Este trato en estos ancianos es importantísimo porque el anciano con alzheimer no sabe ya ni quién es, pero el que se les trate así lo captan y esa gran sonrisa como respuesta es nuestro gran logro.

P.- Pero su campo de actuación va más allá, también desarrollan su labor en una residencia de características convencionales, un centro de día y pisos tutelados, ¿cuáles son las labores que se desarrollan en ellos?
R.- Tanto dentro del psicogeriátrico, como de la otra residencia son muy importantes los talleres ocupacionales. Todas estas actividades que tienen que ir llenando el día, no solo para evitar que estén dormitando en un sillón, sino porque hay terapias que son muy importantes para estos enfermos.

Ahora se habla mucho de terapias o tratamientos a los ancianos con alzheimer no farmacológicos y estoy totalmente de acuerdo con ellos. Pienso que todos los talleres de estimulación son importantísimos para que ellos no estén en inactivos, para que estén en esa actividad que es tan importante para ellos. Con la musicoterapia hay una reminiscencia a canciones antiguas. Por ejemplo, nosotros tenemos eucaristía los sábados, hay gente que habitualmente ni habla y es sorprendente ver como en la eucaristía rezan y cantan.

En el centro se trabaja con terapias no farmacológicas
En el centro se trabaja con terapias no farmacológicas

P.- ¿Cómo está la situación en referencia a ayudas y subvenciones?
R.- A día de hoy pésimamente mal. Así de claro y de triste. Ya que se ve que a todo el mundo le ha afectado muchísimo la crisis, aunque parezca que a los servicios sociales no tendría que llegar este momento ni esta crisis, han llegado.

Ha habido durante muchos años convocatorias de subvenciones para proyectos sociales a los cuales nos hemos presentado siempre y más o menos hemos obtenido alguna ayuda. Pero ahora las convocatorias ya no salen, y si salen son tan escasas y nos presentamos tantos instituciones que nos llega a muy poco. Las obras sociales de las cajas de ahorros están igual.

P.- ¿Qué tiene que cambiar para que las entidades respalden servicios tan necesarios como estos?
R.- Si es verdad que la economía está tan mal, lo que tendría que pasar es que lleguemos a ajustarla. Pero lo que yo pienso es que tiene que haber una jerarquía de valores. Esto se traduce en tener en cuenta al sector social. Yo el que más conozco es el de las personas mayores, y me parece que es un clamor que personas aragonesas, mayores de Aragón que han trabajado dentro de la Autonomía, que han cotizado toda su vida y que ahora están con unas pensiones muy escasas, no reciban ninguna ayuda.

No se les está ayudando en estos momentos o se está haciendo de manera escasa. Toda la ley de la dependencia va con muchísima lentitud y, por ejemplo y lo digo como denuncia, todos estos enfermos de alzheimer no se les está considerando con la especialidad de su problema, de su enfermedad, se les ha metido en el cajón común y todos los ancianos no son iguales.

Esto es un error, un error que lo vamos a pagar caro. Todos o casi todos necesitan una ayuda o un apoyo, pero es que estos necesitan mucho más, porque necesitan mucha más atención. Necesitan prácticamente una auxiliar con ellos constantemente para evitar los mil riesgos que corren. Entonces todo eso supone un dinero porque a las trabajadoras hay que pagarlas y los medios hay que mantenerlos.

P.- ¿Qué papel tiene el centro y la fundación en el barrio? ¿Hasta qué punto repercute en la vida del mismo?
R.- Está muy integrado, pero es que históricamente empezó siendo el cine del barrio y los vecinos colaboraron con las sábanas, los cubiertos… O sea, ha estado siempre muy vinculado al barrio. Nos han apoyado muchísimo siempre que ha habido problemas, por lo que nos sentimos muy arraigados aquí.

El barrio ayuda a la residencia y la residencia, desde luego, está totalmente abierta al barrio. Además, tenemos muy en cuenta que los ancianos del barrio tengan preferencia a la hora de entrar porque nos parece que es estupendo que no se tengan que desarraigar de su entorno, que conserven el mismo médico de familia, que si pueden ir a la misma peluquería que sigan yendo, que si mantienen sus casitas que puedan ir de vez en cuando, que esté la vecina… que vivan en la comunidad del barrio sin desplazarse es importantísimo.

En el centro hay espacios de ocio como jardines
En el centro hay espacios de ocio como jardines

P.- Este lazo con el barrio lo tienen en cuenta también a la hora del empleo.
R.- Esa es otra dimensión que nos planteamos también como fines de la propia fundación: crear puestos de trabajo. La mayoría son mujeres, entonces ya desde el principio se empezó cogiendo a trabajar a las del barrio. Muchas de ellas no tenían formación, así que se les ha ido formando y ya cuentan con su titulación en el trabajo que desempeñan como auxiliares, o con el trabajo que puedan desempeñar.

Fue un planteamiento importante y la mayoría de las trabajadoras son personas del barrio, que también es muy bueno porque son del mismo entorno, conocidas de muchos ancianos… Eso crea un ambiente muy peculiar, muy de barrio.

P.- ¿Cómo se plantea el futuro de la entidad?
R.- Seguir adelante y continuar con diversos proyectos. La sociedad habla, transmite necesidades, entonces la actitud y el objetivos de la Fundación es estar abierta al momento. En cada instante surge una necesidad y es eso, estar atentos para salir al paso de esas necesidades.

Ojalá algunas necesidades se hubiesen cubierto y ya no tendríamos que acudir a ellas, pero no. Seguimos, aunque otras se han modificado y otras han surgido, entonces estamos expectantes para ver dónde van quedando lagunas asistenciales para poder salir al paso de ellas. Ahí estamos y esta es nuestra actitud, no hay puerta cerrada a nada, ni al anciano, ni al barrio ni a los nuevos proyectos