Opinión

El futuro que viene

A medio año de las elecciones municipales y autonómicas y a un año de las generales, la verdad es que el futuro se presenta tan incierto como el reinado de Witiza por lo menos. Este monarca fue el penúltimo de la lista de los reyes godos de Hispania (ya era Hispaniarum Rex, por si alguien tenía alguna duda), anterior a aquel don Rodrigo (Roderico) que sucumbió en la batalla de Guadalete o de la Janda a principios del siglo VIII (año 711) ante las aguerridas huestes musulmanas de Tarik y Muza, que actuaron con la ayuda de los llamados witizanos del conde don Julián.

A medio año de las elecciones municipales y autonómicas y a un año de las generales, la verdad es que el futuro se presenta tan incierto como el reinado de Witiza por lo menos. Este monarca fue el penúltimo de la lista de los reyes godos de Hispania (ya era Hispaniarum Rex, por si alguien tenía alguna duda), anterior a aquel don Rodrigo (Roderico) que sucumbió en la batalla de Guadalete o de la Janda a principios del siglo VIII (año 711) ante las  aguerridas huestes musulmanas de Tarik y Muza, que actuaron con la ayuda de los llamados witizanos del conde don Julián. Estas facciones endémicas de la monarquía visigoda facilitaron no poco la pérdida de las Hispanias. Toda la España cristiana se vino abajo en muy pocos años, cuando hacía solo unos meses, a pesar de las continuas luchas intestinas que ponían y quitaban reyes a base de asesinatos, nadie podía pensar en lo que se avecinaba.

Pues ahora el momento de incertidumbre que sufre España es extraño, pues se gesta solamente aquí, aunque evidentemente reciba influencias de fuera. Todos sabemos que el descalabro que sufre nuestra piel de toro no es solo institucional, sino también social y… político. No sabemos lo que va a ser de nosotros. Así. Lo que más o menos dicen las encuestas se percibe también en la calle. Una confusión total. Lo que contesta la gente que va a votar distará más que nunca del resultado de las urnas. Máxime cuando al deterioro del bipartidismo del “establishment”, se ha sumado la aparición de un nuevo partido con gran fuerza, y la subida de otros pequeños. Aquí en Aragón, donde existen dos partidos aragonesistas, uno más moderado que otro, la sopa de letras será aún mayor que en otras autonomías.

Y las incógnitas por aquí aún son más enormes, porque parece poco menos que imposible que ninguna formación alcance la mayoría absoluta. Y con 7 o 8 partidos (¿quizás 9?) con posibilidades de llevarse escaños la dificultad de la gobernanza estable está prácticamente asegurada. Al Partido Popular le ha salido un grano con esto de la retirada de la ley del aborto, lo que le va a acarrear -si el voto útil de los últimos días no se impone- una sangría de votos católicos siempre que haya alguien que los recoja (¿VOX?). El PSOE ha perdido ya la O de obrero, y está en el centro político (lo que es bueno para él) o en terreno de nadie (lo que es malo para su líder Pedro Sánchez). Este resulta una figura tan conseguida en su forma y en su fondo que quizá no sea lo más adecuado para estos tiempos en que se necesita algo más de intensidad. La fuerte aparición de “Podemos” se va a beneficiar, sin despeinarse la coleta, de todo lo que hagan o digan los demás, puesto que no tienen más representación que la europea. Su radicalismo marxista se atemperará si quiere ganar votos, pero nunca sabremos si cambiará por ciencia o por conciencia. Pero de momento juega con la ventaja de la esperanza que siempre despierta lo nuevo en los más azotados por las crisis. Es la historia eterna de los que tienen poco que perder. Cuando toque poder, ya se verá si sus gentes no tendrán tentaciones de corrupción. En lo que respecta a los partidos, sería la primera vez. En las personas hay de todo, como en todas partes y tiempos.

Los demás partidos, que se supone cogerán los restos, completarán un puzle bien enrevesado que no tiene trazas de llevar a la estabilidad. Como además las alianzas pueden ser en varios sentidos para un mismo partido (o partidos), las posibilidades podrían ser múltiples. Antes y después de los comicios, que es posible que no sean determinantes. Y vaya usted a saber lo que puede pasar.