CAI ZARAGOZA

La bocina termina quemando (90-88)

El CAI Zaragoza volvió a tener que recurrir a los últimos instantes para decidir el resultado de su encuentro. En esta ocasión, Bonn se llevaba el gato al agua con un 2+1 prácticamente sobre la bocina que ponía el 90-88 final. Los maños nunca controlaron el ritmo del encuentro, aunque desperdiciaron grandes opciones de triunfo.

Zaragoza.- Quien juega con la bocina se termina quemando. Porque el equipo que acostumbra a llegar al último segundo con el partido en el aire se encuentra con una moneda en el aire que, a veces sale cara como en Tenerife o Fuenlabrada, y otras cruz como en Estrasburgo o ante Bonn. El CAI volvía a no jugar bien en Alemania en la Eurocup, tirando no obstante por la borda un resultado favorable con una jugada en el último segundo que daba la victoria a los locales por 90-88.

Advertía Joaquín Ruiz Lorente en la previa que Bonn reinaba en un juego algo anárquico y no le faltó razón. El primer cuarto así ocurría, liderados por un gran Dirk Madrich que hacía daño por dentro y, sobre todo, por fuera. Al CAI le sostenía un alto porcentaje de acierto y la actividad defensiva de Joan Sastre, el mejor en esta faceta. Aunque a buen seguro que al técnico no le gustaron absolutamente nada las facilidades dadas atrás por su equipo.

De hecho, tuvo que frenar a falta de dos minutos para la conclusión con tiempo muerto, con 23-15 en el electrónico y pidiendo a sus hombres que jugaran mucho más duro. No tuvo demasiado efecto la charla, teniendo en cuenta además que los maños se secaban en ataque y no seguían el ritmo local. El primer cuarto finalizaba 26-18 y la sensación de que el CAI tenía que mejorar un mundo para tener opciones.

Poco cambiaba en el segundo, con los aragoneses llegando tarde prácticamente a todas las ayudas y agarrándose al parqué con la fina muñeca de Chris Goulding. De hecho, los primeros ocho puntos caístas del cuarto llevaron su firma. Por lo demás, los habituales problemas en la dirección de Lisch en este arranque liguero y Robinson cocinándose reversos a seis metros.

Un triple de Chris Goulding, quién si no, acercaba al CAI a tan sólo tres, con 38-35 a falta de 3:27 para el descanso. Un espejismo teniendo en cuenta que los hombres de Ruiz Lorente llevaban prácticamente dos cuartos sin defender, marchándose al descanso con 49-43, tras otro nuevo repunte ofensivo de Bonn. Aunque, eso sí, estar todavía en el partido se podía considerar la mejor noticia de la primera mitad.

Segunda parte

La mejor noticia del arranque de la segunda mitad, sin duda, los primeros destellos del buen Henk Norel de otros años. El buen hacer del holandés y la garra de Katic permitían al CAI ponerse a tiro de piedra. Aunque cada vez que los maños se acercaban en el marcador, un desajuste defensivo o las pérdidas en ataque volvían a obligar a remar. El empate se producía en los últimos compases del tercer cuarto, tras robo y mate de Pere Tomàs, con 60-60.

En el último minuto, Veikalas volvía a anotar desde fuera y Jelovac contestaba a dos metros del aro. Bonn encontraba canasta de nuevo con una bandeja y, sobre la bocina prácticamente, Marcus Landry igualaba a 65 para entrar en el último cuarto. El choque entró en una dinámica donde el CAI se veía forzado a canastas difíciles, extrañas, pero que le mantenían con las opciones intactas.

En medio de la gran igualdad, el propio Landry cometía la torpeza de caer en una técnica, sin demasiadas consecuencias negativas. Eso sí, los minutos pasaban y los maños no eran capaces de asentarse con las riendas tomadas. Y eso que contaban con el mejor Goulding del año, quien se echaba al equipo a las espaldas sin temblarle la mano. De manera ciertamente incomprensible, Ruiz Lorente insistía en dejar a Jelovac minutos y minutos en el banquillo, mermando la capacidad ofensiva de un CAI que sólo se basaba en la capacidad del mismo Goulding.

De hecho, nada más salir, Jelovac anotaba un triple que adelantaba a su equipo con 78-80 a cerca de minuto y medio para el cierre. Y aunque los alemanes volvían a hacer daño desde fuera, Goulding mantenía la distancia con un nuevo triple. Era el momento de los triplistas e incluso Landry en un partido loco también se sumaba a la fiesta. Eso sí, nada sentenciado porque Bonn encontraba facilidades con una bandeja que les acercaba, 85-86.

Después del tiempo muerto, 32 segundos por delante para sufrir. Atacaba el CAI Zaragoza y un mal pase de Landry a Jelovac finalizaba con pérdida. No marraba Bonn, que tras aprovechar de nuevo la endeble defensa caísta acababa marchándose a los libres, para dejar el 87-86 a falta tan sólo de cuatro segundos. Un ataque para los de Ruiz Lorente y los alemanes gastaban su última personal. Pero en el saque cometían una falta absurda que mandaba a Jelovac a los libres. El serbio no perdonaba y daba la vuelta a la tortilla, con 87-88 y un nuevo tiempo muerto pedido por el técnico local.

Lo que viene siendo un final ya habitual en los partidos del CAI Zaragoza, donde existe una fina línea entre la emoción y la histeria colectiva. Con tres segundos en su haber, Bonn hacía lo imposible con Angelo como ejecutor, sacándose un 2+1 de la manga que dejaba a los maños con la miel en los labios. En Fuenlabrada salía bien, en Alemania mal. Derrota por 90-88 y un duro varapalo en el camino de la Eurocup.