Huesca.- Las XII Jornadas de Gestión y Evaluación de costes sanitarios que se desarrollan en Huesca han abordado el polémico tema del virus del ébola, su gestión y aspectos biológicos. A través de una mesa redonda con una nutrida muestra de profesionales se ha ahondado en las claves de una enfermedad emergente que según los mismos es un estigma para África y sólo se circunscribe a zonas pobres con sistemas sanitarios muy deficientes.
El director de la Unidad de Enfermedades Tropicales de Murcia, Manuel Segovia, ha remarcado que se trata de una epidemia africana que tiene un riesgo bajo en cuanto a su transmisión al resto del mundo. “Desde mi punto de vista no ha habido nunca un riesgo de epidemia para la población y creo que ha existido un riesgo para el personal sanitario. El virus del ébola puede ser contagioso pero no para la población en general sino para las personas que manipulan un enfermo grave como ha sido este caso”, ha zanjado el profesional.
Segovia entiende que no ha habido ninguna crisis desde el punto de vista sanitario y no se ve capacitado para opinar sobre la alarma social generada tras el contagio de la auxiliar de enfermería en Madrid.
El microbiólogo también ha recordado que en España y en particular en el centro que dirige en Murcia se estudian este tipo de enfermedades desde su creación en 2007. “Nosotros tenemos un laboratorio con la seguridad que pueda tiene cualquier laboratorio en el mundo y tenemos unos profesionales que se entrenan todos los meses en cuanto a simulacros de este tipo. Desconozco cual es la formación de los profesionales del Carlos III que son los que han atendido a este paciente y en ese sentido no puedo opinar”, ha argumentado Segovia que negaba la existencia de un plan formativo a nivel nacional para afrontar una situación de crisis desde los centros de salud de cualquier rincón de España. “Ante un caso verdadero de ébola le diría que no lo hay en España ni en ningún lugar del mundo. En mi opinión no existe ninguna razón para que todos los profesionales sanitarios, policías o maestros de escuela estén en condiciones de afrontar una protección de un nivel tan complejo porque no hay ninguna razón”, apostillaba el facultativo.
“Si se extiende en África la epidemia y no se controla quizás dentro de un año tendríamos que estar todos preparados pero a día de hoy me parece que es un riesgo mínimo”, confirma Segovia que defendía la existencia de profesionales que estudian a diario este tipo de enfermedades exóticas.
Por su parte el gerente del Hospital Clínico de Valladolid, José María Eiros, entiende que es preciso replantearse la formación de la sociedad al margen de la información que recibe diariamente sobre este tema. “El ébola no es un virus emergente aislado, pertenece a un grupo de virus causantes de fiebres hemorrágicas, que conviene conocer. Nuestras facultades de medicina llevan enseñando sobre ellas y en el sistema sanitario existen iniciativas que no ignoran el protagonismo de estos virus”.
Eiros además mantenía que “el virus del ébola está vinculado a la pobreza. África es un continente pobre y cuyo sistema de salud es muy mejorable. España como país occidental debe procurar en implicarse con los brotes de enfermedades emergentes allí donde se requieran, de eso, a sacar de contexto un ecosistema que está suscrito a un paralelo de la tierra es un despropósito”, concluía el profesional sanitario que compartía mesa con otros ponentes como el director del Hospital Royo Villanova de Zaragoza, José María Manrique Permanyer y la directora general de Personal y Desarrollo Profesional del Servicio Andaluz de Salud, Nuria Queraltó Hernández.
