Zaragoza.- Aragón guarda un tesoro oculto desde hace casi dos siglos de un valor incalculable: el yacimiento celtíbero de Aranda de Moncayo. A pesar de que aún no se han realizado ningún estudio arqueológico allí los primeros indicios de objetos encontrados allí han llevado a la conclusión de que probablemente fue una ciudad-estado de gran importancia.
Se estima que este núcleo, llamado Aratikos, albergó aproximadamente entre 2.000 y 4.000 habitantes en torno al año 145 antes de Cristo, una cifra muy importante para la época. Otra evidencia de su importancia, radica en las monedas encontradas en este lugar que demuestran que en él se acuñaba su propia moneda.
Aratikos ocupaba entre trece y quince hectáreas, muy por encima de las siete que ocupa la famosa ciudad histórica de Numancia, en Soria. Aunque no llegó a alcanzar la importancia de Segeda, en la Comarca de Calatayud, que se extendía a lo largo de 40 hectárea.
Pero la mayor de las diferencias entre Segeda y Aratikos es que, mientras la primera lleva muchos años recibiendo fondos para su conocimiento, en la segunda ni siquiera han empezado estas labores que podrían desvelar algunos secretos aún desconocidos.
Y es que Aratikos, fue una población celtibérica importante, no solo por lo que fue, sino por lo que se vivió en ella. La gran cantidad de objetos militares y de guerra encontrados hasta el momento en la zona han demostrado que en ella se libró la batalla de la Vulcanalia.
Este enfrentamiento bélico enfrentó a un ejército romano compuesto por 30.000 hombres con 25.000 celtíberos, en la que los peninsulares consiguieron imponerse a los vecinos itálicos, siendo la primera que el poderoso ejército romano fuera de la península Itálica
La importancia de Aratikos también ha quedado probada por los pequeños castros que se instalaron cerca de ella y vivían bajo su protección como los de Oseja, Calcena y El Calvario en Gotor.
Declaración BIC: investigación y protección
Y todo esto se ha averiguado apenas en los últimos diez años sin haberse realizado ningún estudio científico en este lugar. Esto ha sido posible gracias al empeño de personas como Gloria Pérez, una arqueóloga procedente de Oseja, municipio de la zona, ya que “ella siempre ha sabido la importancia que tenía Aratikos”, según cuenta la alcaldesa de Aranda de Moncayo, Rosario Cabrera.
Ella ayudó a inculcar la importancia de este gran tesoro a los vecinos y ayuntamientos de la zona haciéndoles conscientes de lo que se podría descubrir en él si se conseguía financiación para ello.
Así se puso en marcha el proceso en le que se involucró el Ayuntamiento y la Comarca para pedir la declaración de Bien de Interés Cultural de Aragón que el pasado mes de septiembre le otorgó el Gobierno de Aragón a este yacimiento.
Una noticia que llega “por fin” para el presidente de la Comarca del Aranda, Miguel Ángel Garcés. Es “estupenda” porque “llevábamos tanto tiempo pelando por ello que pensábamos que al final los papeles siempre se quedaban encima de la mesa”.
Para Cabrera esta declaración es muy importante “porque va a permitir hacer trabajos de investigación” gracias a la obtención de subvenciones, los cuales hacen mucha falta porque hasta el momento no ha habido ninguno. Aunque cueste comprenderlo, “allí no ha habido ninguna inversión y actuación más que los expolios”, cuenta Garcés, y añade que “si de ellos se han recuperado tantas cosas, tiene que haber muchas más”.
Y es que, si a simple vista ya se ha podido averiguar datos muy interesantes, futuras labores de limpieza y excavación pueden ser muy determinantes para conocer en profundidad a los antiguos moradores de Aratikos. “Aún queda mucho por investigar”, asegura Cabrera.
Pero sobre todo, y más urgente, esta declaración BIC va a permitir la protección de este lugar que ha sufrido varios expolios de ladrones arqueológicos durante los últimos años.
Así ocurrió a principios de 2013 cuando la Operación Helmet puesta en marcha por la Guardia Civil descubrió 4.000 piezas arqueológicas que un hombre de este y otros yacimientos de la zona, el 90% de Aratikos para lo que usó un detector de metales.
Todo ello se pudo descubrir gracias a dieciocho cascos de guerra hechos con bronce que acabaron en las manos de un afamado coleccionista alemán. Un museo de este país dio la alarma y denunciaron que una subasta ilegal en la que iba a subastarse este valioso lote. Y es que, el estado de conservación de estas piezas es muy superior al de piezas atesoradas en los museos españoles.
“Desde que apareció el lío de los Cascos, el que ha querido ha seguido yendo”, asegura Garcés, quien añade que “la gente tiene la sensación de que aquí se permite todo” y espera que ahora pueda haber alguna protección.
Recuperación de la identidad
Una vez ayuntamientos de la zona y vecinos comenzaron a hacerse conscientes del valor histórico que alberga este pedazo de tierra olvidado durante siglos no ha dejado de crecer este fenómeno. La alcaldesa de Aranda de Moncayo asegura que desde que tuvo conocimiento de todo esto, hace unos tres años, para ella se ha convertido en algo “fundamental” y reclama que “son nuestras raíces, parte de nuestra historia y había que recuperarlo y luchar por ello”.
Considera una obligación moral de sus habitantes aportar en la conservación de sus orígenes y sus ancestros porque “no podemos dar la espalda a la gente de la que procedemos”.
Reclamo turístico
Algo que está ocurriendo, y aunque empezó poco a poco, este año ha cogido velocidad de crucero y sus ciudadanos han vuelto durante un fin de semana completo al mundo celtíbero.
Ocurrió el 13 y 14 del pasado mes de septiembre, bajo el nombre de La Vulcanalia y a ella acudieron recreacionistas de Bilbao, Castellón, Tarraco, Ibercalafell, Atenea, Romanos de Zaragoza y “cuentan con venir el años que viene”, asegura Cabrera, por lo que todo apunta que no habrá muchas más.
Se desarrollo en Aranda de Moncayo, Oseja, Calcena y Gotor donde se desarrollaron conferencias sobre ámbitos como el calendario lunar en la sociedad campesina celtibérica, la cremación y la ritualidad en el mundo funerario celtibérico o las tesseras y los pactos de hospitalidad, entre otos. Y tampoco pusieron faltar las comidas y cenas populares, concursos de vestimenta recreacionistas, representaciones, recreaciones y conciertos de música, celta por supuesto.
La jornada fue simplemente “fantástica” para Cabrera y ha servido para comprobar el atractivo que tiene a la hora de generar turismo histórico. Permitió llenar los establecimientos hoteleros de la zona y generar un gran fin de semana para resto de establecimientos. “Esta es una infraestructura turística, algo que en esta comarca hay mucha necesidad”, apunta Cabrera. Y es que, “cualquier iniciativa turística es positiva, pero más aún si es de carácter cultural”.
Para Garcés, ha permitido “que la gente se lo crea un poco más, la cultura que hay aquí tapada y se den cuenta de que hay mucho que descubrir y muy grande”.
