Zaragoza.- Muebles cerámicas, joyas, juguetes o piezas textiles son algunos de los más de 25.000 objetos que se han puesto a la venta en la sexta edición de la Feria de Antigüedades de Zaragoza celebrada un año más en el Auditorio de Zaragoza. Una cita a la que no han querido faltar mas de 45 anticuarios y almonedas que confían en la buena afluencia del público durante el fin de semana y que destacan, además, lo positivo que son estos encuentros para los coleccionistas.
El gerente de la feria, Joaquín Muniagurría, ha definido la cita como "un viaje en el túnel del tiempo" donde los ciudadanos que se acerquen hasta mañana podrán encontrar piezas de origen "vintage" de los años 60 y 70, pero también del siglo XVI y XVII. "El conjunto de la exposición es lo que hace de esta feria algo especial", ha añadido.
Desde las 11.00 horas de éste sábado, se ha formado una larga fila de zaragozanos en la puerta del Auditorio a la espera de que abriesen sus puertas la feria. La respuesta del público, ha explicado Muniagurría, se espera que sea un éxito hasta la clausura de la feria este domingo. "En la pasada edición llegamos a los 5.500 visitantes, esta esperamos aumentar un poco más", ha afirmado el gerente.
"Desde la primera edición no falto a esta cita", ha comentado un visitante. "Vengo en busca de tejidos para mi traje de baturra, y una navaja para mi marido", ha afirmado otra. Y es que ya sea a por un capricho especial, o simplemente a curiosear, lo cierto es que los propios expositores se han mostrado muy confiados en el éxito de ventas durante el fin de semana. "Esta es una feria diferente, vendas o no, siempre hay gente paseando y mirando, y así se trabaja de otra manera", ha comentado una vendedora catalana que no ha dudado en aprovechar el evento en la capital aragonesa para vender parte de su colección privada de arte.
Se ha realizado además por la tarde, una subasta con precios de salida a un euro y mañana, antes de la clausura, se realizará un sorteo de 200 euros entre el público asistente.
