Adiós al alcalde de la Expo, el tranvía y el tripartito

Tras varios meses sin revelar su futuro, el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, ha anunciado que no repetirá como candidato en las próximas elecciones municipales de 2015. El que fuera ministro de Justicia entre 1993 y 1996 y primer edil de la capital aragonesa durante 11 años despeja, de esta manera, la principal duda que pesaba en el Ayuntamiento. Su renuncia a ocupar de nuevo el sillón municipal obedece a facilitar el proceso de primarias del PSOE.

Tras varios meses sin revelar su futuro, el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, ha anunciado que no repetirá como candidato en las próximas elecciones municipales de 2015. El que fuera ministro de Justicia entre 1993 y 1996 y primer edil de la capital aragonesa durante 11 años despeja, de esta manera, la principal duda que pesaba en el Ayuntamiento. Su renuncia a ocupar de nuevo el sillón municipal obedece a facilitar el proceso de primarias del PSOE.

Con esta decisión, Belloch ha querido ser un ejemplo de la regeneración política que tanto predica. Nacido en Mora de Rubielos (Teruel), siempre se le ha considerado un verso suelto dentro de su partido. Sus años de mandato han sido complicados. Nunca ha conseguido mayoría absoluta en ninguna de las legislaturas y siempre ha tenido que lidiar con otros grupos municipales para sacar adelante proyectos.

Pero si de algo se le caracteriza a este exjuez es su capacidad de negociar, su carácter dialogante y su tenacidad para llevar a cabo sus propósitos. Contra viento y marea, consiguió seguir manteniendo el crucifijo de madera en los plenos a pesar de tener a sus aliados políticos en contra.

Durante sus años en el poder pueden distinguirse dos etapas claramente diferenciadas. Con recursos económicos, Belloch fue un buen gobernante que impulsó una de las mayores transformaciones de la historia de la ciudad con la celebración de la Expo 2008, consiguiendo unas inversiones millonarias. Pero no pudo implantar el metro y acabó devolviendo el tranvía a la calles, un transporte muy cuestionado y con problemas para sacar adelante una segunda línea.

La segunda etapa viene marcada por la fuerte crisis económica. Si bien hay que reconocerle que no diminuyó las partidas de Acción Social y resolvió con bastante maestría el problema una huelga de autobuses que se prolongaba demasiado. Sin embargo, estos cuatro últimos años se han caracterizado por fracasos como la prolongación de la avenida de Tenor Fleta, la Orla Este y Expo Paisajes 2014. Su retirada será recordada por ser el alcalde del tripartito y por dejar un agujero económico del que la ciudad tardará en reponerse.

Todavía quedan meses hasta las elecciones y los zaragozanos merecen que los servicios públicos se sigan prestando con calidad. Ése es el principal reto que tiene que seguir el alcalde hasta el final de su gobierno. El Consistorio no puede permitirse un vacío de poder ahora, tal y como está la situación. En el ámbito personal, hay que desearle lo mejor y suerte en el futuro.