Salvo el paro, parece que, desde hace varios meses, los índices económicos sonríen al Gobierno de Aragón. El último, esta mañana: la Dirección General de Trabajo ha informado de que los ERE en la Comunidad han bajado un 50,93%, un descenso que se une al experimentado en 2013 (31%). Y lo que es más esperanzador: el número de personas afectadas por expedientes de extinción se ha reducido un 46%.
Desde que la Reforma Laboral acabó con la autorización administrativa previa para llevar a cabo un ERE y amplió los supuestos económicos que los legitimaban (pérdidas durante tres trimestres consecutivos), las empresas han contado con un marco favorable para reducir jornadas y extinguir contratos. Teniendo en cuenta ese marco propicio para los ERE, el anuncio de que los expedientes han disminuido cobra mayor importancia y permite pensar que las empresas aragonesas se encuentran en una mejor situación económica.
No obstante, el propio director general de Trabajo, Jesús Divasson, ha reconocido que al descenso en el número de expedientes ha contribuido notablemente la extinción de los ERE en Opel y sus empresas auxiliares. Una información que desluce la bajada, ya que la recuperación del mercado laboral no puede depender sólo de las grandes empresas, y que obliga a esperar a próximos ejercicios para constatar que la mejora del mercado laboral se da también en las pequeñas y medianas empresas.
Otro dato que empaña esa buena cifra es que las revisiones salariales (obviamente a la baja) se mantienen en niveles prácticamente similares a los del año pasado. Se ha avanzado algo: en vez de tramitar expedientes, las empresas optan por bajar sueldos para sobrevivir. Una dinámica que, desgraciadamente, palidece el verde de los brotes tan anunciados por la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, y el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy.