Piden siete años y medio de prisión para un hombre por intentar asfixiar a su mujer e hija en Montañana

Un hombre ha sido juzgado este lunes en la Audiencia Provincial de Zaragoza por, supuestamente, intentar asesinar a su mujer y a su hija en el barrio de Montañana, en Zaragoza. La acusación pide para él siete años y medio, menos un día, de prisión por una tentativa de asesinato. Fiscalía solicita cuatro años de cárcel.

Zaragoza.- La Audiencia Provincial de Zaragoza ha vuelto a juzgar este lunes a Enrique G. S. por intentar asesinar en 2012 a su mujer e hija en su domicilio familiar de Montañana, en Zaragoza. La vista oral se ha repetido después de que el Tribunal Supremo declarase nulo el anterior juicio a este hombre, celebrado en octubre del año pasado y por el que fue condenado a diez años de prisión. Su letrado, Mariano Montesinos, recurrió ante el Alto Tribunal ya que se había denegado una prueba pericial psiquiátrica que, según ha determinado el Supremo, causó "indefensión material".

Fiscalía pide cuatro años de prisión para Enrique G. S. por una tentativa de asesinato y otra de homicidio, así como una orden de alejamiento de más de 200 metros de su mujer e hija y la privación de la patria potestad. La acusación, ejercida por la letrada Mª de los Ángeles Pozo, ha solicitado siete años y medio de prisión, menos un día, y una orden de alejamiento de más de 500 metros de su mujer durante 20 años por un delito de tentativa de asesinato.

Pozo ha pedido que se considere la agravante de parentesco y que se tengan en cuenta las atenuantes de reparación del daño (ya que el acusado ha abonado 20.550 euros en concepto de indemnización) y trastorno mental de éste, según han determinado las pruebas periciales.

Por su parte, la defensa del acusado ha solicitado la libre absolución para su cliente o, en caso contrario, la posibilidad de que se considere un delito de violencia de género y doméstica.

Los hechos juzgados se remontan a la madrugada de 5 de octubre de 2012. Según ha relatado la pareja de este hombre, Pilar C., esa noche su marido se abalanzó sobre ella estando ésta en la y la agarró del cuello. Consiguió escapar pero éste la alcanzó en el pasillo. “Me cogió del cuello y se puso sobre mí, yo no podía moverme”, ha relatado Camarillo, quien ha asegurado que su marido le metió el puño en la boca e incluso su propio pelo. 

Pilar C. ha declarado que pidió auxilio “mientras tenía fuerza” ya ha asegurado que “perdió el conocimiento” y sentía que se ahogaba “poco a poco”. Esta mujer ha relatado que no se esperaba esta reacción de su esposo.

La hija de ambos, que entonces tenía seis años, se despertó alarmada por los gritos e incluso llegó a lanzar una zapatilla a su padre para que se apartara de su madre. Según la declaración de la menor, su padre llegó a meterle los dedos en la boca. “Si yo me entero de lo que estaba haciéndole a mi hija a la que me están juzgando hoy es a mi”, ha apuntado Pilar C. 

Por su parte, el acusado ha declarado ante el juez no acordarse de los hechos desde que se metió a dormir hasta que la policía le engrilletó. Enrique G. S. ha asegurado que llegaba a casa de trabajar y se sentía “decaído”, incluso “sin ganas de jugar con la niña”, ha apuntado. 

El acusado ha asegurado que no se sentía contento con la atención que le prestaba su esposa y llegó a pensar que podría tener un amante. El matrimonio disfrutó de unas vacaciones en Tenerife a finales de septiembre, tiempo en el que su esposa “siempre estaba con el móvil”, según ha declarado Enrique G. S., quien ha asegurado que ésta solía navegar en páginas de contacto. La tarde anterior a los hechos, este hombre pidió a su suegra y al jefe de su mujer que le cogiesen el teléfono móvil. 

Un vecino avisó a la Policía Local tras escuchar los gritos de auxilio de la vivienda que este matrimonio compartía en la avenida Montañana de la capital aragonesa. Él y otros vecinos “aporrearon” la puerta pero Enrique G. S. no abrió hasta pasados varios minutos de que llegase la Policía. 

La madre de Pilar C. también ha declarado en el juicio celebrado este lunes. Ella conoció la noticia a las 8.00 horas del día siguiente. Según ha relatado, su nieta le contó que su padre “había querido ahogarla y le había metido la mano en la boca”. Ha asegurado que era “un buen padre” y “querido” entre el vecindario, por lo que le sorprendió esta reacción. 

Un informe psiquiátrico de los forenses del 19 de noviembre de 2012 revela que Enrique G. S. sufría un trastorno de la personalidad y del ánimo. Según este documento, el acusado sufrió una “pérdida completa del control de los impulsos” pero se mantenía la “consciencia” por lo que “el sujeto sabía lo que estaba haciendo”. Por ello, según han determinado los forenses, cabe considerar una “merma de imputabilidad de grado medio”.

Asimismo, este mismo informe revela que este hombre padeció una situación “celotípica” que desembocó en este suceso. “Llega un momento en el que ya no puede más, se siente frustrado y explota”, ha explicado uno de los forenses.