La montaña, ¿amiga o enemiga?

Durante el verano, las salidas a la montaña se multiplican y con ellas los accidentes por despistes o por la mala preparación de los afectados. En Aragón, trabajan más de 80 personas para resolver cualquier incidencia. Los responsables de estos operativos aportan algunos consejos para que una excursión no se convierta en una pesadilla.

Zaragoza.- En los últimos meses, las cordilleras de Aragón han acumulado numerosos accidentes que han causado heridos de diversa gravedad e incluso se han cobrado la vida de varios montañeros. Si durante el año 2013 la Comunidad aragonesa se situó como líder en cuanto a incidencias, las cifras del acumulado de 2014, y en concreto las del verano, “han subido un poco”, según asegura el capitán jefe de las Unidades de Montaña de Aragón de la Guardia Civil, Antonio Usieto. Pero, a su vez, insiste en que estos incrementos durante el verano son algo “normal”.

Aunque no existen cifras oficiales de las personas que pasan por las montañas de la Comunidad, la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) asegura que por sus refugios pasan anualmente unas 80.000 personas y que solamente en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido la cifra de visitantes, al cabo del año, asciende aproximadamente hasta los 600.000. A pesar de que la afluencia sigue una constancia, el presidente de esta entidad, Luis Masgrau, manifiesta que “en verano acude mucha más gente que en otros periodos del año”.

Entre las causas más habituales, durante esta época estival, el responsable de la Coordinación de los Rescates en las Cumbres del Pirineo, señala que van desde “un esguince por una senda o un camino perfectamente limitado o los que se deslizan por un nevero por llevar material inadecuado, por no comprobar las características del terreno o por no conocerlo”.

Sin embargo, el capitán jefe Usieto defiende que “más que hablar de gente imprudente, hay que ser conscientes de que cada vez hay un mayor número de personas realizando actividades en montaña y eso eleva el número de accidentes”. Entre las causas de este auge, el responsable oscense sitúa la mayor accesibilidad a material especializado y la influencia de la publicidad. “Hace unos años, se acercaban menos y parecía que ese tipo de salidas eran más inaccesibles”, añade.

Cómo salir a la montaña

En cuanto a los consejos que aportan las autoridades, estos se centran en puntos básicos que son útiles para todo el año y que, a su vez, son aplicables para todo tipo de actividades.

Los medios aéreos dependen de la Comandancia de Huesca. Foto: Guardia Civil
Los medios aéreos dependen de la Comandancia de Huesca. Foto: Guardia Civil

“Hay que planificar nuestra actividad correctamente, saber qué vamos a hacer, qué implica, si es algo adecuado a nuestro nivel físico y técnico, y si no lo es renunciar antes de empezar a hacerla”, apunta Usieto. De esta forma, se evita un desplazamiento innecesario de los equipos de rescate y comprometer la propia salud.

Además, recomiendan conocer el material que se utilizará y preparar elementos como la comida, el agua o la ropa más adecuada e, incluso, inciden en la importancia de apoyarse en los dispositivos GPS para conocer “bien” la zona.

Aunque en la actualidad el uso del teléfono móvil está muy extendido, Usieto señala que “hay mucha gente que sale sin él o bien tiene uno de nueva generación, pero al enviar fotos y vídeos se queda sin batería”. Por lo tanto, otra de las instrucciones consiste en llevar cargado un aparato que puede dar grandes facilidades para un rescate posterior.

La Benemérita también recuerda el papel que puede jugar la meteorología del lugar y llama a informarse sobre este asunto, a lo que se puede añadir, para evitar cualquier riesgo, la contratación de un guía local.

Por su parte, la FAM también recomienda, además de no partir en solitario, confiar a alguien el destino que se va a tomar y llevar a cabo una preparación completa, tanto en el sentido físico como en la formación en cursos de primeros auxilios enfocados para la montaña.

Siempre en guardia

Para acudir en ayuda de cualquier persona en apuros, la Guardia Civil guarda un protocolo de actuación que siempre dependerá tanto del lugar en el que se haya producido, con las dificultades de acceso que pudiera conllevar, como de las lesiones o el estado en el que se encuentre la persona accidentada.

Todas las labores se coordinan desde la Comandancia del Instituto Armado en la capital oscense. Es en sus despachos donde mayor volumen de trabajo se vive, ya que, como comenta Usieto, “incluso se han atendido cuatro o cinco rescates simultáneos”.

Desde la Guardia Civil recomiendan llevar el material necesario para enfrentarse a imprevistos de todo tipo. Foto: Guardia Civil
Desde la Guardia Civil recomiendan llevar el material necesario para enfrentarse a imprevistos de todo tipo. Foto: Guardia Civil

Además de la base en Huesca, el Pirineo aragonés cuenta con la jefatura del Servicio de Rescate e Intervención en Montaña a nivel nacional en Jaca y centros de los Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM) en Benasque, Boltaña y un Equipo de Rescate e Intervención en Montaña (EREIM) en Panticosa. Este tipo de efectivos también tienen base en Tarazona y Mora de Rubielos.

En total, son unas 80 personas localizadas a lo largo de todo el territorio. Sin embargo, para las salidas, aunque siempre va a depender del caso, el mínimo dispositivo lo componen cinco personas: dos pilotos de helicóptero, dos especialistas en montaña y un sanitario.

Se descuelga el teléfono, empieza la movilización 

Desde que entra la llamada, el primer paso consiste en avisar al grupo que por demarcación le corresponde. Una vez que los especialistas más cercanos están avisados, ellos serán los encargados de intentar ponerse en contacto directo con el afectado, “siempre que sea posible”, remarca Usieto, ya que dependerá de las posibilidades de cobertura que tenga el accidentado o su grupo.

Establecido el contacto con el punto de origen, los efectivos tratarán de recabar datos que ayuden a desplegar el dispositivo, como la ubicación exacta, las causas del accidente, lesiones, con quién se encuentra o en qué condiciones meteorológicas van a trabajar.

Tras recopilar toda esta información de valor, los siguientes en movilizarse serán los encargados de las unidades aéreas, bien la de Huesca o bien la de Benasque, junto al médico del 061 que se encargue de estas labores. Es precisamente el desplazamiento del personal o del equipo médico, ambulancia o helicóptero medicalizado, lo que tiene un coste en los rescates en montaña; en concreto, un gasto que se pasa al seguro de las personas federadas o con una póliza.

Como parte final y delicada, los equipos movilizados decidirán la forma en la que se materializa el rescate: si será necesario utilizar una camilla, si se irá a pie, si intervendrán más medios aéreos y otros aspectos que se derivarán del mismo proceso de salvamento.