Un desinterés perjudicial para la economía

Ya se conocen las estimaciones de cuánto cuesta a la economía de la Comunidad el cierre del túnel del Somport. Cada semana con este paso transfronterizo cerrado, se producen unas pérdidas de 730.000 euros, por lo que la cantidad total ya supera los 2,2 millones de euros y cada día sigue creciendo.

Ya se conocen las estimaciones de cuánto cuesta a la economía de la Comunidad el cierre del túnel del Somport. Cada semana con este paso transfronterizo cerrado, se producen unas pérdidas de 730.000 euros, por lo que la cantidad total ya supera los 2,2 millones de euros y cada día sigue creciendo.

Unos números rojos que amenazan con continuar y quebrar la poca capacidad de aguante de los pequeños negocios que viven de este paso transfronterizo en una zona donde no sobran las oportunidades de negocio, y menos las laborables.

Pero no solo se ven afectados los pequeños negocios alrededor del túnel sino también la competitividad de las empresas, que tienen que desviarse por otros pasos transfronterizos para llevar sus mercancías a Europa. Unos gastos sobrevenidos en una época donde el coste es uno de los factores fundamentales de negocio, por encima, a veces, de la calidad. No se puede permitir que una actuación que se demora en el tiempo pueda suponer un aumento del gasto a unos sectores que ven cómo año tras año el precio de la gasolina supera su récord.

Europa debe tomar cartas en el asunto, aunque su lenta burocracia no ayudará a desbloquear la situación de las obras. Para cuando se pronuncie las obras ya estarán finalizadas. No obstante, habrá que insistir y conseguir que las instituciones comunitarias tomen las medidas necesarias para que hechos de este calado no vuelvan a suceder. El Gobierno de Aragón debe centrar también su campo de actuación en los tribunales europeos. Hay pérdidas económicas, que crecen cada día, que deben ser enjugadas y es necesario estudiar si se pueden resarcir en los juzgados.

No puede ser que arreglar un desprendimiento en la carretera lleve ya tres semanas de trabajo cuando, tras las riadas del año pasado en la zona de Benasque, las carreteras se arreglaron en prácticamente siete días. Todo ello a pesar de que el agua se llevó por delante tramos enteros de las vías. Eso demuestra el tiempo que se puede tardar en solucionar este tipo de situaciones si hay un verdadero interés y no meras declaraciones de intenciones.