Zaragoza con poca esencia

El alcalde Juan Alberto Belloch ha bautizado a su nuevo proyecto estrella como “Zaragoza Esencial”. Aunque parezca el nombre de un perfume fabricado aquí, el plan se resume en potenciar la ciudad consolidada, favorecer el comercio de proximidad y garantizar el buen funcionamiento de los servicios públicos. Un nombre demasiado rimbombante para plasmar tres ideas de perogrullo que rigen la gestión de la mayoría de ciudades.

El alcalde Juan Alberto Belloch ha bautizado a su nuevo proyecto estrella como “Zaragoza Esencial”. Aunque parezca el nombre de un perfume fabricado aquí, el plan se resume en potenciar la ciudad consolidada, favorecer el comercio de proximidad y garantizar el buen funcionamiento de los servicios públicos. Un nombre demasiado rimbombante para plasmar tres ideas de perogrullo que rigen la gestión de la mayoría de ciudades.

El problema de “Zaragoza Esencial” está en que en ningún momento del Debate sobre el estado de la Ciudad se ha hablado de cómo se plasmará económicamente para que salga adelante. Las dudas surgen con más fuerza porque fue hace escasamente una semana cuando se aprobaron los presupuestos de 2014, y en ningún momento se reflejaron partidas para la propuesta.

En un discurso vacío y sin apenas autocrítica, Belloch ha aprovechado para repasar la gestión de su equipo de gobierno, unas actuaciones que ha calificado como positivas, pese al empeoramiento de algunos servicios públicos como el de la movilidad, afectada por dos meses de huelga. El alcalde ha desgranado un discurso con ocurrencias, muchas de ellas prometidas e incumplidas reiteradamente a lo largo de los años como la prolongación de la avenida de Tenor Fleta, que siempre acaba truncándose.

También ha habido otros planteamientos como la construcción de pisos en la Expo, junto a la Ciudad de la Justicia, que previsiblemente le acarreará el rechazo tanto de CHA e IU, dos socios de gobierno imprescindibles para sacar adelante cualquier tema en el Ayuntamiento. Además, el primer edil ha vuelto a resucitar el fantasma de la peatonalización del Casco Histórico que levantó una fuerte oposición de gran parte de sus vecinos. En esta ocasión con el caso concreto de la calle de Don Jaime, que dificultaría aún más la circulación por el centro de la ciudad.

El alcalde de Zaragoza tiene que dejar de vender humo y de encender fuegos de artificio en el Debate sobre el estado de la Ciudad. Los últimos tres grandes planes anunciados a bombo y platillo como Expo Paisajes 2014, la Orla Este y el Plan contra la exclusión acabaron en fracaso o llegaron demasiado tarde. El primer edil debería haber profundizado más en propuestas económicas como la implantación de un corredor comercial de compras desde Torrero al Arrabal y más medidas concretas para beneficiar al comercio de proximidad, uno de los puntales del empleo de la ciudad.