Aragón ha sido una de las primeras comunidades autónomas en imponer tasas a la Formación Profesional de grado superior; una medida que ya se viene aplicando en Madrid y Cataluña desde este año y que la Consejería que dirige Dolores Serrat ha decidido implantar justificando que se quiere evitar el abandono de estos estudios.
Se hará efectiva el próximo curso escolar y aquéllos que estudien alguno de los 61 grados de ciclo superior que se ofertan deberán pagar 35 euros por módulo formativo, con lo que el curso completo costará un máximo de 245 euros. Una cuantía que deberá multiplicarse por las 6.000 plazas que hay ofertadas en este nivel.
La medida no estará exenta de polémica y dará que hablar entre la comunidad educativa y, sobre todo, entre los alumnos y en sus familias, que serán los que deberán afrontar el coste de una enseñanza por la que hasta ahora se pagaba casi de forma simbólica, sufragando sólo el importe del seguro escolar y la matriculación.
No le falta razón al Departamento cuando equipara estas enseñanzas a las titulaciones universitarias, pero tampoco tiene que olvidar las consecuencias negativas en las que puede derivar. La FP es hoy una de las vías con más futuro para conseguir un empleo aunque la aplicación de tasas podría llevar a algunos alumnos a replantarse su formación, algo que con una adecuada política de becas en función de los ingresos familiares puede fácilmente solventarse.