Gerardo Lahuerta: "Una Ciudad Inteligente no consiste en inundarla de cacharrería y sensorizarla indiscriminadamente"

Etopia cumple cinco años desde su inauguración y se consolida como un referente de la innovación en Aragón. Ahora es, más que nunca, un lugar de encuentro y de capacitación de la ciudadanía de todas las edades donde pueden curiosear, aprender, experimentar y disfrutar de una interesante amalgama entre arte y tecnología.

Zaragoza.- Habrá gente que todavía se pregunte qué es ese gigantesco cubo de pantallas LED en frente de la Estación Delicias. Afortunadamente, cada vez son menos los que tienen dudas porque han participado de los talleres, charlas y exposiciones que tienen lugar en su interior. Es Etopia, el centro neurálgico de la innovación y la creatividad en Aragón.

Acaban de cumplirse cinco años desde su inauguración. Gerardo Lahuerta es su director y también es jefe del Servicio de Ciudad Inteligente del Ayuntamiento de Zaragoza. En su figura recae la organización de programas artístico-tecnológicos que sean de calado para el ciudadano de a pie.

Como ingeniero industrial barcelonés, pasó parte de su vida dedicado al sector privado en su Barcelona natal. Después, se vino a Zaragoza. Y como él dice “pasó por mi camino el tren del Ayuntamiento”. Y se subió a ese tren. Cuando arrancó Etopia, le propusieron de director. “Así empieza la aventura…”.

Pregunta.- Etopia es un concepto muy particular, ya que la tecnología no es precisamente “artística”. ¿Se trata de transformar la idea que la gente tiene de “arte”?
Respuesta.- Eso es. No precisamente pretendemos transformar el arte pero sí tratamos de buscar líneas diferentes a la concepción de arte que tenemos todos. Nuestro objetivo siempre ha sido buscar la intersección entre arte y tecnología, entre arte y nuevos medios.

P.- ¿Y lo entiende la gente?
R.- Pues después de cinco años… puedo decir que cuesta. Antes siempre me preguntaban “¿qué es?” o “¿qué hacéis en ese edificio tan extraño?”. Pero por fin la gente ha identificado Etopia con un centro abierto a la ciudadanía donde tienen lugar múltiples actividades y eventos formativos. Es cierto que llevamos a cabo exposiciones de arte muy vanguardistas y a veces la gente no termina de entenderlas. Cuesta atraer público realmente.

P.- ¿A qué tipo de público se dirigen?
R.- Por un lado están, como decía, las personas que quieren acercarse a ver nuestras exposiciones de arte innovador. Por otro, tenemos público que viene a formarse en temas relacionados con las ciencias de la computación y las competencias digitales. También hay gente que viene a participar en nuestros laboratorios ciudadanos, fruto del convenio con la Universidad de Zaragoza, y que están destinados a fabricación y prototipado digital, audiovisual, bioquímica, sensorización y robótica. Y luego está un cuarto bloque de gente que es público familiar y que busca una oferta de ocio diferente, basada en la ciencia, la tecnología y la creatividad. 

P.- Otro de los objetivos de Etopia es servir de semillero de empresas, ¿qué balance puede hacer de estos cinco años?
R.- Bajo el paraguas del Servicio de Ciudad Inteligente se crearon dos incubadoras de start-ups: CIEM Zaragoza en 2012 y La Terminal en 2014. Los índices de ocupación en estos momentos rondan el 90%. Hablamos de 24 módulos o despachos en cada incubadora con en torno a 50-60 co-workers. En total, se estarán desarrollando unos 150 proyectos empresariales. La idea es que nosotros, como Administración, supervisamos, pero el acompañamiento lo llevan a cabo empresas privadas especializadas. Y, por supuesto, se produce una enorme reversión de beneficios al territorio: las empresas generan empleo directo e indirecto, permanecen aquí un máximo de tres años y, con carácter general, entran siendo dos trabajadores y cuando se van son cuatro o cinco. 

Lahuerta señala que en Etopia se buscan líneas diferentes a la concepción de arte
Lahuerta señala que en Etopia se buscan líneas diferentes a la concepción de arte

P.- ¿Qué otras facetas se cubren desde el Servicio de Ciudad Inteligente?
R.- Aunque está muy focalizado en Etopia, desde este Servicio se gestiona también la Tarjeta Ciudadana y la red WiFi municipal.

P.- ¿Qué sentido tiene hoy una red WiFi en la ciudad cuando la gente tiene cada vez más gigas en el móvil?
R.- La verdad es que no sabría decirte si este es un proyecto fallido o no. Es cierto que cualquier proyecto tecnológico lleva asociada una incertidumbre, no sabes muy bien hacia dónde va a discurrir… Y los números no le acabaron saliendo. El desarrollo del 3G, 4G y 5G, como decías, pues ha hecho que este servicio cada vez tuviese menos usuarios. Nos movíamos entre los 1.000 y 1.5000 usuarios, una cifra demasiado pequeña para los costos reales de mantenimiento. Así que la empresa que lo explotaba no renovó y en estos momentos el proyecto WiFi está en standby. En verdad lo estamos rediseñando, porque había 460 puntos WiFi distribuidos por toda la ciudad y pensamos que quizás es mejor aglutinarlos en zonas mucho más concretas como el centro de la ciudad o zonas turísticas. Es decir, adelgazar un poco la infraestructura.

P.- ¿Y qué lugar ocuparía Zaragoza en el ranking de Ciudades Inteligentes?
R.- Las ciudades que van por delante son evidentemente Barcelona, Madrid y Valencia. Pero Zaragoza, como quinta ciudad de España, podría estar ahí, entre quinta y sexta. Y una cosa que es única en Zaragoza es la Tarjeta Ciudadana que permite realizar más de 15 servicios distintos: transporte, acceso a bibliotecas, museos, instalaciones deportivas, etc. En otras ciudades existe esta tarjeta pero solo es útil para el transporte. De hecho, ya hay otros ayuntamientos que nos empiezan a preguntar por este modelo.

P.- Otro de los propósitos de Ciudad Inteligente es extender la cultura científica y la alfabetización digital entre los ciudadanos aragoneses.
R.- Sí, y lo hacemos tratando de eliminar tanto la brecha de género como la diferencia de edad. Organizamos más de 100 actividades. Una línea son las colonias Etopia Kids, campamentos urbanos donde acuden niños y niñas y hay becas para personas sin recursos. Empezamos con 100 niños y ahora estamos en 800. Tiene una prolongación: las Kids Family. En verano, uno o dos fines de semana al mes, vienen niños acompañados de padres y abuelos a cacharrear y a trastear. Reciben cursos de robótica, sensorización, visualización, etc. Y como nos dimos cuenta de que con las colonias no cubríamos una franja de edad porque eran para niños de 6 a 16 años, ahora hacemos “Aulas Diwoc” que son para adolescentes y allí abordan proyectos colaborativos. También hay otro programa en el que hemos intentado sacar Etopia fuera de Etopia, llevando equipamientos a distintos centros cívicos y casas de juventud, para facilitarle a la gente de los barrios el acceso a las herramientas digitales. 

P.- Cuando Etopia se fundó era un centro de innovación único en Europa, ¿continúa siendo así?
R.- Hay otros similares en España: MediaLab-Prado en Madrid o LABoral en Gijón. Pero tenemos dos rasgos diferenciadores: la residencia de creadores con 36 habitaciones, donde se alojan artistas vinculados a proyectos que se llevan a cabo en el seno de Etopia, y también los laboratorios ciudadanos, posibles gracias a que la Universidad de Zaragoza nos ha dotado de un equipamiento tecnológico impensable. Existen, pues, otros centros repartidos por España pero pequeños. En Etopia hablamos de 16.000 metros cuadrados. 


En el edificio, se están desarrollando unos 150 proyectos empresariales
En el edificio, se están desarrollando unos 150 proyectos empresariales

P.- Dentro del marco Campus Milla Digital, además de Etopia, se incluían una serie de proyectos paralelos: Digital Water Pavilion, el Teatro del Agua o el Museo Mediateca de la Milla en el Portillo. ¿Se han llevado todos a término?
R.- Digamos que Milla Digital nació hace 10 años al calor de la Exposición Internacional del Agua. La pretensión era crear un distrito en la ciudad que albergase equipamientos municipales de nueva generación. Tanto el Pabellón Digital del Agua como el Teatro del Agua fueron dos equipamientos que se pusieron en marcha entonces pero no estaba previsto que tuviesen continuidad después. ¿Qué pasó? Que vino la crisis y entonces se quedó un poco a medio hacer. Pero sería muy interesante una expansión. Por ejemplo, el teleférico se ha desmontado pero ahí están los dos edificios que alojaban la tracción de la instalación. Uno se lo ha quedado la empresa que lo gestionaba y el otro nos lo han ofrecido al Ayuntamiento. Yo he hablado con ellos porque tal vez nos interese hacer una prolongación a todo ese ecosistema que tenemos de Etopia y CIEM Zaragoza. 

P.- ¿Qué programación va a encontrar el ciudadano este año en Etopia?
R.- A grandes rasgos, hablaríamos de cinco o seis ejes. Lo primero es “Enter”, una propuesta que aúna tecnología y artes escénicas a través de performances, conciertos y proyección de películas. Concretamente, se inicia el 22 de febrero con una artista y activista cyborg, Moon Ribas, que es una chica que lleva implantado un sensor sísmico en su brazo y detecta los terremotos en todo el mundo a tiempo real. Ella dice que tiene dos latidos: el corazón por un lado y la tierra por otro. Entonces inaugurará con un espectáculo de danza y percusión donde la tierra marcará los ritmos y ella interpretará esos ritmos. En cuanto a exposiciones, en estos momentos podemos disfrutar de “El Pasajero”, del artista aragonés Néstor Lizalde, muestra de un trabajo de producción que se materializa en una gran escultura de seis metros de ancho por dos de alto, donde hay una serie de juegos lumínicos a través de 400 lámparas de gas que se excitan con distintos comportamientos. Y va a tener lugar también un evento europeo muy importante denominado “Conecta”. Distintas instituciones culturales europeas muy similares a la nuestra ahondarán en la relación que mantienen con sus públicos y cómo los hacen partícipes de sus campos de trabajo. Como ves, una línea muy ligada a nuestra preocupación por atraer visitantes nuevos. Por otro lado, este año se celebra el 30 aniversario de la Game Boy. Así que vamos a acoger una exposición de proyectos internacionales que han usado esta consola para la creación de proyectos artísticos de nuevo cuño. Finalmente estarán las Etopia Kids y la Semana de la Ciencia Ciudadana. 


Otro de los objetivos es extender la cultura científica y la alfabetización digital entre los ciudadanos
Otro de los objetivos es extender la cultura científica y la alfabetización digital entre los ciudadanos

P.- ¿A qué retos se enfrenta el Servicio de Ciudad Inteligente en el futuro?
R.- En el caso de la Tarjeta Ciudadana, el reto es ampliar los servicios que prestamos actualmente. Recientemente, los niños entre 4 y 8 años pueden viajar gratuitamente con ella. Ahora, lo extenderemos a las ayudas sociales como es el caso del Taxi Accesible. Con este sistema, una persona disminuida puede coger un taxi adaptado e ir de puerta a puerta, pagar el importe con la Tarjeta Ciudadana solo hasta el precio del billete sencillo y el resto está bonificado. Pues este modelo se va a trasladar a las ayudas de primera necesidad también. En el fondo es incorporar más capas a la Tarjeta. ¿Y en cuanto a Etopia? Seguir consolidando que sea ese espacio abierto a la ciudadanía y que cada vez me dejen de preguntar más qué es lo que hacemos allí, coger un taxi y que ya no te pregunten “¿qué es eso?”, porque ya saben dónde está. 

P.- ¿Cómo se imagina la Zaragoza del futuro?
R.- Para mí Smart City no es inundar una ciudad de cacharrería y sensorizarla de manera indiscriminada. En primer lugar considero que en una Ciudad Inteligente tienes que poner al ciudadano en el centro. Y luego por otro lado sería una ciudad donde no se requiriese demasiada policía porque sería una ciudad muchísimo más sostenible. A mí me gustaría imaginármela de esa manera.