Cinco Villas se esfuerza en poner luz a la memoria de los fusilados de la Guerra Civil

Las organizaciones por la recuperación de la memoria histórica de Cinco Villas han trabajado, en estas últimas semanas, en dos excavaciones para recuperar los cuerpos de los fusilados en la Guerra Civil española. Las campañas se ha desarrollado en los cementerios de Rivas, en el término municipal Ejea de los Caballeros, y Sádaba.

Ejea de los Caballeros.- Las asociaciones memorialistas en Cinco Villas se esfuerzan por conocer la historia de los más de mil fusilados en la comarca. Mujeres y hombres asesinados durante la Guerra Civil de 1936, en la época denominada como Terror Caliente, y que todavía están en fosas comunes o cunetas. El objetivo, dicen, es el de poner luz a su memoria y pedir justicia. El trabajo de organizaciones como Charata o Batallón Cinco Villas comienza cuando los familiares piden ayuda para encontrar los restos de los suyos. En ese momento, un equipo formado por historiadores, arqueólogos y voluntarios arranca un engranaje complejo que dura más de tres años. 

Por delante, meses de entrevistas personales para recoger testimonios que aporten información, buceo de archivos municipales, militares y registros civiles. “El proceso de las entrevistas es duro. Con los familiares mayores intentamos hablar de la vida habitual antes de ahondar en, por ejemplo, cómo se llevaron a su padre. Poco a poco te van contando cómo fue, cómo supieron de su fusilamiento y todos los datos que tienen”, remarca Carlos Espés, voluntario de Batallón Cinco Villas. Durante el primer año obtienen la máxima información posible, apoyada por historiadores y arqueólogos, y tratan de localizar los cuerpos. 

En una segunda fase, y tras los sondeos, las personas que participan en la campaña extraen los restos encontrados. Durante el tercer y último año hacen los análisis de ADN y Carbono 14. A esto se suma, como dice Ana Planas de la asociación, la búsqueda de financiación. “Nosotros nos acogemos a las subvenciones de la DPZ y del Gobierno de Aragón. Una vez que nos conceden las ayudas tenemos que gestionar la burocracia, que no es poca, y exhumar los restos”. Este minucioso proceso es el que desarrollaron, hace menos de un mes, en el cementerio antiguo de Rivas, en el término municipal de Ejea de los Caballeros. 

“Mi madre venía todos los días para ver a quiénes traían en el camión. Esto no fue nada agradable”, dice Gonzalo Sauras, vecino de Rivas, de 90 años. Él es uno de los testimonios con los que trabaja la Asociación Batallón Cinco Villas por la memoria histórica, una asociación que quiere poner luz a la historia de los más de mil fusilados y represaliados durante la Guerra Civil y dictadura en la comarca de las Cinco Villas. El camión del que habla Gonzalo trasladó, hasta las inmediaciones del cementerio de Rivas, las últimas horas de vida de 26 personas.

Familiares y expertos trabajan por recuperar los restos de los familiares fusilados durante la Guerra Civil
Familiares y expertos trabajan por recuperar los restos de los familiares fusilados durante la Guerra Civil

Todos ellos eran hombres, y fueron fusilados entre septiembre y octubre de 1936. Unos eran tesoreros y vocales de los sindicatos UGT y CNT. Otros, miembros de juntas de sanidad, concejales o tenientes de alcalde de pueblos de la comarca, pero también eran hijos, hermanos, padres... En definitiva, vidas enterradas en silencio. “Algunos de los familiares son muy mayores y te abren las puertas de lo que, en buena parte de los casos, no han contado a nadie”, cuenta emocionada la historiadora Cristina Sánchez.

Ahora los familiares quieren poner voz a ese silencio de décadas. Trabajan por recuperar los restos de sus padres o abuelos para que descansen en paz, como explica Pedro Antonio Atrián, cuyo único deseo es “recuperar a mi abuelo, poderlo enterrar en Luesia con mi abuela y que tenga un descanso digno”. Batallón Cinco Villas ha contado con el apoyo de Arico y Charata, dos de las asociaciones más destacadas en recuperación de memoria histórica en Aragón. La principal motivación de estas organizaciones, como dice Miguel Ángel Capape, presidente de Arico, “son los familiares de los asesinados y represaliados. Por ley de vida, al ser gente mayor, se nos están muriendo”.

Del 24 de septiembre hasta al 23 de octubre de 1936 fueron fusilados en las puertas del cementerio de Rivas estos cerca de 30 hombres. Sus cuerpos quedaron ahí, enterrados. La inexactitud de los primeros testimonios orales los ha llevado, días después, a cerrar esta primera parte de la campaña sin encontrar los restos. Eso sí, “lo hemos intentado con 14 sondeos tal y como nos marcaba el georradar. Ahora estamos convencidos que los cuerpos están en otro punto, debajo de unos nichos que han construido posteriormente. No lo dejamos, seguimos trabajando en la obtención de permisos para poder llegar hasta ellos”, puntualiza el presidente de la asociación, Alberto Espés. 

De Rivas a Sádaba

El domingo, 18 de noviembre, concluía otra campaña de excavaciones y exhumaciones, en este caso, impulsada por Charata, aunque apoyada por el resto de las organizaciones memorialistas. En esta ocasión, la campaña tenía como objetivo localizar y exhumar los restos mortales de cuatro víctimas de la represión franquista. Todos ellos eran vecinos de Uncastillo, ninguno tenía más de 25 años, eran solteros y trabajaban como jornaleros. Los hermanos Francisco y Martín Cortés, Mariano Rebla y Luis Torres “fueron asesinados en Sádaba por sus ideas socialistas”, dice la sobrina de uno de ellos, Inma Rebla.

Unos 30 hombres fueron fusilados en Rivas entre septiembre y octubre de 1936
Unos 30 hombres fueron fusilados en Rivas entre septiembre y octubre de 1936

En la búsqueda, los voluntarios han encontrado, tras cuatro sondeos, los restos que podrían corresponder a Martín Cortés Lasilla, miembro fundador de las Juventudes Socialistas locales y contador en su junta directiva. Eso sí, la confirmación definitiva será en próximos meses, tras los análisis de ADN y carbono 14. “En el estudio obtendremos la edad, la altura, las causas de la muerte. Además, por otro lado, se han extraído cuatro molares para hacer la prueba de ADN y cotejarlo con los familiares vivos de Martín”, explica el arqueólogo Javier Ruiz. 

La búsqueda de los otros tres jóvenes uncastilleros los ha llevado a otra fosa común. En ella, y a tan solo un metro del primer hallazgo, hay cerca de 18 cuerpos. Todos ellos corresponderían a los fusilados en Sádaba, el 3 de agosto de 1936, vecinos de Sos del Rey Católico. Ahora, Charata busca financiación para seguir trabajando en el terreno. 

En los últimos 5 años este mismo equipo técnico, encabezado por los arqueólogos Javier Ruiz, José Ignacio Piedrafita y la antropóloga forense Miriam Gracia, ha trabajado en 14 exhumaciones de fosas comunes de la Guerra Civil Española y la posguerra en Aragón. Aunque algunas de estas intervenciones han resultado fallidas por la desaparición de la fosa que se pretendía localizar, se han podido recuperar los cadáveres de un total de 31 víctimas de la represión franquista.