Un fortín con muros de arcilla

La plantilla y afición del Real Zaragoza están mostrando esta temporada una comunión indudable, que cuesta incluso recordar en el tiempo respecto a las pasadas. Eso sí, la alianza no se está traduciendo en puntos y el conjunto blanquillo sólo suma siete puntos de 18 en Liga. Un bagaje pobre que le está impidiendo dar el salto.

Zaragoza.- La categoría de plata del fútbol español está marcada desde hace varias temporadas por la igualdad, tan atractiva a ojos ajenos como desesperante a los propios. El Real Zaragoza, por desgracia, tiene un máster ya en este tipo de vivencias, donde ni siquiera sumar siete partidos consecutivos sin conocer la derrota te hace mirar la vida con un sincero optimismo. Más todavía cuando emergen de las sombras motivos y viejos fantasmas como para preocuparse.

Porque pese a que la ilusión está siendo la nota predominante entre los hinchas debido al fútbol exhibido por el equipo, lo cierto es que en el deporte, en el fútbol, más en Segunda, existe una finísima línea, casi imperceptible, entre el éxito y el fracaso. Y, por ello, el Real Zaragoza debe ser capaz de mantener el equilibrio cual funambulista para evitar pasar una raya que, al menos en La Romareda, está contando con serios problemas para dibujar sin torcerse.

Cierto es que los castillos cuesta tiempo construirlos, más todavía si deben soportar despiadados ataques, y que la escuadra blanquilla está en pleno proceso de regeneración. Pero también que sumar siete puntos de los 18 primeros en juego en Liga, como locales, es un bagaje como que la mosca sobrevuele tras la oreja. Y que si bien es cierto que la sensación es de ir poco a poco construyendo un fortín, de momento, el de La Romareda cuenta con muros de materiales nada consistentes.

Numancia, única alegría

Las estadísticas, tan frías como reales, señalan que sólo hay dos equipos peores que el Real Zaragoza en este arranque de competición cuando juegan acompañados de su afición. Los hay iguales como Cádiz, Córdoba y Reus, con esos siete puntos de botín, pero con peor bagaje sólo lucen el Nástic con seis y un encuentro menos y el Sevilla Atlético con tres, todos ellos llegados a través de empates.

 
Los maños sí están dando la cara en Copa del Rey
Los maños sí están dando la cara en Copa del Rey

Los aficionados de La Romareda han visitado ya el feudo municipal en seis ocasiones esta campaña, hablando exclusivamente de la Liga, y sólo en una de ellas han podido ir corriendo a casa a contar a sus familiares y amigos que el Real Zaragoza ganó. Fue ante el Numancia, por un contundente 3-0, que parecía iba a suponer el despegue de un equipo que desde entonces ha sufrido dos frenazos.

El primero de ellos ante el Club Atlético Osasuna, aunque se pudo dar por bueno teniendo en cuenta el buen planteamiento de los navarros y su compacto bloque de calidad. Pero el choque que de verdad ha hecho regenerar viejas dudas tuvo lugar ante la Cultural Leonesa, en el que el rival logró desactivar cualquier conato futbolístico de los aragoneses. Y se llevaba un 0-0 que todavía escuece.

Previamente, un empate a uno ante el Granada, donde el Real Zaragoza mereció más, y dos aciagas tardes por diferentes motivos. La primera ante el Alcorcón, donde los zaragozanos fueron presa de una dura trampa sembrada por los madrileños, llevándose el triunfo por 0-1 en un encuentro polémico en cuanto a lo arbitral. Pero más todavía lo fue ante el Nástic, con una injusta e inexplicable expulsión a Borja Iglesias que obligaba a firmar un 1-1 final que supo a mucho por el esfuerzo, pero a muy poco por las circunstancias vividas en el municipal.

La Copa levanta el ánimo

Detrás de ese telón liguero, que como bien decía Alberto Zapater es el que realmente da de comer al Real Zaragoza en Segunda División, el equipo sí ha sido capaz de ser eficaz y eficiente en la Copa del Rey. Empezando por un fulgurante triunfo ante el Granada por 3-0, donde Natxo González apostó por un once dominado por titulares para levantar el ánimo de sus tropas, alicaído por entonces por la falta de victorias en Liga.

 
La cantera está siendo la mejor noticia de la temporada
La cantera está siendo la mejor noticia de la temporada

En la siguiente ronda era el Lugo el que visitaba La Romareda, aunque por entonces el técnico vitoriano sí prefirió utilizar a los menos habituales con un doble objetivo: dar descanso a los que más minutos acumulaban y, además, mostrar a los teóricos suplentes que su protagonismo no iba a quedar en el olvido, que sólo con la fuerza latente del colectivo se alcanza el éxito. Papunashvili hacía el solitario 1-0 y daba paso a la eliminatoria de la ilusión.

Porque el bombo deparaba un duelo con sabor a Primera División, pese a las diferencias a día de hoy entre el Valencia y el Real Zaragoza. De nuevo Natxo González prefiría dar paso a los jugadores con menos minutos en Liga y, pese al resultado final de 0-2, la plantilla se marchó ovacionada de La Romareda por parte de un respetable que supo entender que, cuando se da todo, nada se puede achacar.

Una afición de bandera

Todos estos ingredientes de dudoso regusto, en todo caso amargo, vienen edulcorados con una afición de La Romareda a la que nada se le puede achacar y menos exigir. La hinchada ha mantenido vivo al equipo durante muchos minutos, partidos incluso, y cualquier conato de esfuerzo y buen fútbol ha sido recompensado desde las butacas por ovaciones, cánticos y 20.000 almas entonando a la vez el himno del Real Zaragoza.

En el recuerdo cercano, por ejemplo, la visita al Alcoraz con cientos de zaragocistas en las gradas. El equipo no dio la cara, no estuvo a la altura tal y como reconocieron los protagonistas blanquillos de la contienda y terminaban cayendo por un

Precisamente el capitán es la figura más visible del Real Zaragoza, pero también de uno de los motivos de mayor alegría y orgullo para la hinchada aragonesa. Porque el plantel zaragocista cuenta este año con más canteranos que nunca, al menos respecto a las últimas campañas. Además del ejeano, ascendían al primer equipo en el periodo estival Zalaya, Raí, Delmás y Lasure, sumándose a Pombo o Ratón. Y, tirando la puerta a cabezazos, también ha emergido Raúl Guti.

Ni el más optimista de los aficionados puede resistir otro año más de derrotas, de marcharse cada jornada de La Romareda con el hastío de no haber visto a su equipo ganar. Porque 2017 sólo ha traído tres triunfos ligueros al estadio municipal, una cifra ínfima y que no corresponde para nada con un equipo que ilusione. Quizás 2017, valga la redundancia, ya llegue tarde para ser maquillado. Pero el Real Zaragoza necesita reaccionar de inmediato si no quiere que el ambiente se enrarezca y se deshaga la comunión entre ambas partes. Porque, sin estar juntas, el fortín se vendrá todavía más abajo.