Venezuela, de la oportunidad al abandono

Alrededor de un centenar de aragoneses llevan más de un año y medio sin recibir su pensión. El Gobierno venezolano de Nicolás Maduro es el causante de esta situación. Algunos de ellos ya se encuentran en situación de emergencia social y piden apoyo a las instituciones aragonesas.

Zaragoza.- Casi todos los días nos llegan noticias a través de la televisión de la tensión social que vive estos días Venezuela. Un pequeño grupo de aragoneses es como si lo estuviera viviendo en sus propias carnes, a pesar de encontrarse a 7.000 kilómetros de distancia de allí. A ellos no les hacen falta los medios de comunicación ni Internet porque el móvil les permite pasarse los videos que reciben de familiares prácticamente a diario.

Están preocupados por su otro país, Venezuela, la mitad de su corazón y donde viven la mayoría de sus seres queridos. Pero también porque de lo que allí ocurra dependerá que puedan volver a cobrar sus pensiones de jubilación. Desde enero de 2016 ninguno de ellos está recibiendo las prestaciones que les corresponden. El gobierno bolivariano de Nicolás Maduro ha congelado la salida de este capital monetario para paliar la escasez de divisas que sufre el país.

En Aragón son pocos los afectados en relación a otras comunidades autónomas y se han unido para reclamar sus derechos. La mayoría de ellos, aragoneses que retornaron tras acabar su etapa laboral o hijos de emigrantes. Casi todo el siglo XX el fenómeno migratorio de españoles a Venezuela fue un goteo constante y, en Venezuela, llegó a haber un millón de españoles. También hay una asociación asturiana, que cuenta con diez mil personas y la de Canarias supera los mil.

Todos ellos se han constituido ahora en la Federación de Asociaciones de Pensionados y Jubilados de Venezuela en España (Fapejuves) para unir fuerzas y pedir la implicación del Gobierno de España para que entable conversaciones diplomáticas sobre este asunto, y, por ejemplo, reclame que se cumpla el convenio bilateral firmado entre ambos países que garantiza el pago de la jubilación a personas que hayan trabajado en ambos países.

Los afectados han reunido con todos los grupos parlamentarios de las Cortes
Los afectados han reunido con todos los grupos parlamentarios de las Cortes

La agrupación aragonesa la dirige Pablo Montesinos. “Cuando acabé mi labor en una universidad venezolana ni siquiera quise formar parte de su asociación de jubilados y, ahora, dirijo una”, declara aún asombrado. Y es que, se convirtió en presidente de Asopejuve Aragón “sin dar un paso adelante, sino porque el resto lo dieron para atrás”. Muchos de ellos son mayores y temen que ser la cara visible de la movilización pueda perjudicar a sus familiares de Venezuela.

Desde hace ya más de año y medio el sustento económico de estas personas son sus ahorros. Algunos tienen la suerte de poder tirar de ellos, pero otros no. “Estamos viviendo situaciones dramáticas de algunos de los asociados, que tienen que acudir a Cáritas para poder comer”, asegura Montesinos. Se reúnen cada miércoles, en una sala que les ha cedido una entidad social. Aunque apenas haya la más mínima mejoría sobre la situación que viven, al menos les sirve a algunos para desahogarse y contar lo cuesta arriba que se están haciendo sus días.

Por ello, los esfuerzos del colectivo se centran ahora en pedir al Gobierno de Aragón que les conceda ayudas de urgente necesidad. De hecho, ya se han reunido con todos los partidos políticos de las Cortes de Aragón, y el Partido Aragonés (PAR), a través de su diputada Elena Allué, ha registrado una iniciativa reclamando al Instituto Aragonés de Servicios Sociales que actúe y conceda ayudas de urgente necesidad a estas personas.

 
El presidente de Asopejuve, Pablo Montesinos, junto a una de las socias
El presidente de Asopejuve, Pablo Montesinos, junto a una de las socias

Montesinos ve pocas soluciones a esta situación que les tiene en vilo. De hecho, solo baraja una: que caiga el régimen de Nicolás Maduro.

Por eso, los asociados mantuvieron un halo de esperanza cuando la oposición recuperó el control de la Asamblea Nacional en septiembre de 2016.

Sin embargo, los pasos andados parecen ahora haberles conducido a un precipicio porque desde entonces la conflictividad social entre defensores y detractores de Maduro se ha tornado más dramática en las calles de varios municipios del país.