Los interrogantes del "Círculo de tiza" evidencian las dificultades, limitaciones y logros de las mujeres

Lanzando interrogantes, el proyecto "Círculo de tiza" evidencia las dificultades, limitaciones y logros de las mujeres en la actualidad. Dos salas expositivas y un libro reúnen el trabajo de quince mujeres artistas relacionadas con Aragón para reivindicar el lugar que le corresponde a este colectivo. Hasta el 18 de abril, en el Paraninfo.

Zaragoza.- Un círculo es una relación en la que no hay estratos, donde todos están al mismo nivel. Ese es el objetivo. Que el papel de los hombres y de las mujeres se equiparen. Pero "el trabajo de estas, a día de hoy, no se marca con tinta, se marca con tiza, y esta es fácil de borrar". Pero la tiza deja huella, y ese trabajo que se ha hecho, lo están recuperando otras féminas que hacen preguntas para reivindicar las dificultades, limitaciones y logros de las mujeres en la actualidad.

El proyecto expositivo y editorial de "Círculos de tiza" pretende, mediante preguntas, denunciar y desestabilizar el sistema que las excluye. Porque lanzar interrogantes continúa siendo necesario para acabar con estereotipos reduccionistas, cuestionar estructuras de poder heredadas y ampliar horizontes. ¿Quiénes hacen estas preguntas? Quince mujeres nacidas o residentes en Aragón que, en dos folios, lanzan cuestiones que les preocupan. "Las preguntas son más fundamentales que las respuestas, porque a raíz de ellas cada uno responde como quiere", ha explicado la comisaria de la exposición, Chus Tudelilla.

Estas preguntas escritas se exponen en la parte expositiva de este proyecto: un libro. Pero no solo las palabras formulan preguntas, también las imágenes. Por eso, numerosas artistas han dado forma a sus interrogantes. Unas obras que acogerán las salas Goya y Saura del Paraninfo de Zaragoza hasta el próximo 18 de abril. Entre las artistas se encuentran pintoras, fotógrafas, artistas plásticas y diseñadoras gráficas que son interrogadas por comisarias de arte, periodistas, profesoras de universidad o críticas de arte.

Una de las salas es totalmente abierta, de manera que, cuando el espectador entra, queda envuelto por las imágenes. Sylvia Pennings, con sus dos lienzos en blanco y negro, ha querido mostrar "nuestro entorno y la debilidad que sufrimos en nuestro proceso de formación". Estos lienzos dibujan dos bosques que representan que, como en la vida, en este entorno "puede pasar de todo" y que "siempre hay peligros en el camino que se elige".

En esta primera sala no solo hay lienzos y fotografías, también hay otros proyectos como el de Gema Rupérez. Su obra está compuesta de un teléfono móvil encendido acompañado por anuncios del periódico en el que, a través de palabras de poemas, sugieren a una mujer que está vendiendo su cuerpo. Los anuncios han sido publicados en un periódico real por lo que el teléfono puede sonar en cualquier momento.

Lo primero que encontrará el público al entrar en la siguiente sala es un muro. Con esto, idea de Sandra Montero, quieren dar la idea de una sala más íntima en la que las obras no están relacionadas entre sí. En este espacio se pueden ver trabajos más personales, como el de Louisa Holecz. Una húngara que encontró unos paños bordados por su abuela que, en su país, se utilizaban para decorar la cocina. Estos estaban un poco deteriorados, por lo que Holecz decidió darles una nueva vida entrelazando la historia de su abuela y la suya propia. Otra de las obras es la de Lina Vila. Esta echaba de menos no tener una herencia de cosas de su abuela, por lo que decidió crearse "una herencia de porcelana".

Imágenes y voces que interrogan son las de María Angulo, Margarita Aizpuru, Susana Blas, María Bruil, Julia Dorado, María Enfedaque, Louisa Holecz, Cristina Monge, Concha Lomba, Vicky Méndiz, Sandra Montero, María Ángeles Naval, Belén Palanco, Sylvia Pennings, Charo Pradas, Teresa Salcedo, Señor Cifrián, Cristina Silván, Gema Rupérez, Chus Tudelilla, Alicia Vela, Lina Vila y Rocío de la Villa.