Mucho más que el mejor amigo del hombre

Es el mejor amigo del hombre. Caza, vigila las casas, guía a los rebaños… Se trata, cómo no del perro. Un animal cuya nobleza y lealtad están fuera de toda duda. Incluso, se pueden convertir en una medicina para enfermos o en una píldora de alegría para los ancianos. De adiestrarlos se encarga, desde hace siete años en Aragón, Canemterapia.

Zaragoza.- Vigilante, cazador, guía, acompañante… El perro es el mejor amigo del hombre, pero además puede ser una herramienta terapéutica si reciben el adiestramiento adecuado. El uso de estos animales para mejorar la calidad de vida de enfermos o ancianos es una tendencia en auge en los últimos años.

Desde hace siete años la empresa zaragozana Canem se dedica al desarrollo de programas con animales. Actualmente desarrollan alrededor de 54 proyectos de terapia y asistencia. Dos conceptos que hay que distinguir, según explica el director de Canem, Paco Martín. “Una terapia es un programa periódico que se desarrolla por sesiones, mientras que un perro de asistencia convive 24 horas al día con la persona a la que ayuda”.

Los perros destinados a convertirse en perros de terapia pasan por un exhaustivo proceso de selección. Todos ellos proceden del criadero oscense de Torre del Justo. Cuando los perros cumplen dos o tres meses, se entregan a familias adoptivas con las que pasan alrededor de diez meses. Después, comienzan su proceso de adiestramiento.

En cuanto a la tipología de los animales, Martín explica que suelen ser o perros de raza Labrador o Golden Retriever, ya que “son los más dóciles”. Asimismo, el responsable de Canemterapia asegura que cualquier perro que muestra el más mínimo rasgo de inseguridad, desconfianza o agresividad “es eliminado directamente del proceso de adiestramiento”.

Programas de terapia

Nana acude una vez a la semana a una sesión con ancianos

Entre los 54 proyectos de terapia con animales que canemterapia está llevando a cabo se incluye asistencia a personas discapacitadas, como el proyecto Brisa, que recibe su nombre del de una perra homónima que convive con Manolo, un tetrapléjico de Garrapinillos.

Brisa es capaz de coger el teléfono, encender y apagar la luz o sacar la ropa de la lavadora. Paco Martín afirma que “la clave de estos logros no es sólo que el perro sepa apagar una luz, sino las muchas horas de trabajo con el animal, en las que también se implica el futuro dueño”.

Los ancianos son otro de los grupos en los que se focaliza la terapia con animales. Entre otras iniciativas, Canemterapia lleva a cabo una terapia con ancianos en la residencia Caser de Zaragoza. En esta ocasión, el centro de las miradas es Nana, que obediente, responde a las órdenes gestuales de los ancianos. Ver a Nana saludar, levantarse, echarse o “hacer la croqueta” pone una sonrisa en sus caras.

Este tipo de actividades, no obstante, van mucho más allá del mero hecho de pasar un rato agradable viendo las piruetas de un perro. “Mejoran los aspectos cognitivos, la memoria, el aprendizaje, la atención… además del estado anímico de los ancianos”, destaca la terapeuta de la residencia, Leticia Serrano. Asimismo, el hecho de que siempre sea el mismo perro el que asiste a cada sesión refuerza la capacidad de memoria y de recuerdo.

La psicoterapeuta de Canem, Begoña Lanuza, explica que estas terapias “mejoran el estado de ánimo de los ancianos, pero también se mejora el lenguaje, la atención…”.

Personas con daño cerebral, autismo o esclerosis reciben también terapia con perros. En estos casos, según explica Lanuza, se estimula el lenguaje, la conducta y la interacción social en el caso de los autistas y la psicomotricidad y el lenguaje en el caso de las personas que padecen esclerosis.

Desde Canem enfatizan en todo momento que la terapia con animales “es un complemento a la labor del resto de profesionales: fisioterapeutas, psicólogos o terapeutas ocupacionales. Por sí sola, esta terapia no tendría los resultados que obtiene”, asegura Begoña Lanuza.

La terapia con animales mejora los resultados de los procesos habituales

Presencia en España y Portugal

Las terapias que llevan a cabo con estos animales están organizadas y orientadas por un equipo multidisciplinar en el que se integran tanto terapeutas o psicólogos como adiestradores de perros debidamente formados y acreditados por la DGA.

Canem cuenta con un total de 20 personas de las que siete desarrollan su labor en Zaragoza. El resto se distribuyen entre diversas delegaciones ubicadas en Almería, Valladolid, Barcelona y Navarra y en Portugal, donde esta empresa cuenta con presencia en Oporto.